El consistorio de las ciudad reclama de nuevo que se pongan en marcha de inmediato medidas estructurales para frenar una cada vez más patente regresión del litoral del Delta del Llobregat
Poco ha durado la alegría en las playas de Gavà-Mar. Después de que el barrio costero de la ciudad perdiera buena parte de sus arenales como consecuencia de la tormenta Celia, y que además no los pudiera recuperar hasta bien entrado el mes de julio, un nuevo temporal de levante ha vuelto a comerse buena parte de la costa del municipio. El golpe al litoral ha constatado lo que muchos ya denunciaron a principios del verano: que la reposición de arena ha sido un efímero parche. Y poco más.
La desaparición parcial de la playa no ha pillado por sorpresa a los vecinos de Gavà, porque de una forma u otra se lo esperaban, era previsible. No en vano, la alcaldesa de la ciudad, Gemma Badia, ya lamentó en julio (durante una visita a los trabajos de reposición de los arenales afectados por el temporal Celia) que el aporte de arena era insuficiente. “Somos del todo conscientes que estas aportaciones no son la solución. La solución definitiva tiene que ser estructural”, defendió hace dos meses Badia. Este jueves, fuentes municipales han corroborado el posicionamiento nada más conocerse el nuevo episodio de regresión del litoral del Delta del Llobregat,
Esta última la pérdida de arenales ha sido menos dramática que la del pasado mes de abril, y los técnicos han explicado que es posible que una parte de la costa pueda recuperarse lentamente de forma natural simplemente con las idas y venidas de las mareas. Pero tampoco es seguro. Lo más probable es que el litoral no se recupere si no se repiten las aportaciones de arena, algo que no se espera hasta la próxima primavera, o se aplican otro tipo de soluciones.
Una medida “insuficiente”
La realidad ha hecho buenas las quejas de la alcaldesa de Gavà que en julio ya criticó que la reposición era una medida que llegaba “tarde” y era “insuficiente”, como se acaba de demostrar. De hecho, la primera edil ya reclamó entonces (sin suerte) una segunda aportación extra de 4.000 metros cúbicos de arena para compensar que el mar había devorado más de dos metros de altura de arenal en un tramo de unos 400 metros de costa.
El futuro de la costa del Delta del Llobregat se vislumbra que es muy incierto, cuanto ni más si unas simples rachas de viento de levante (y algo de oleaje) se han llevado por delante muchos metros cuadrados de playa en Gavà-Mar. También se confirma que es muy urgente que se pongan en marcha las medidas estructurales definitivas que tanto reclaman los municipios costeros del Baix LLobregat.
Reclamación vital
Y esta no es una petición gratuita sino vital. No puede obviarse que el retraso en la reposición de las playas este pasado verano, por culpa de unos problemas burocráticos (estaba previsto para el mes de abril pero se ejecutó en julio), ya provocó el cierre parcial de muchas zonas de baño en Gavà y El Prat durante varias semanas. Y todo eso en plena temporada alta y en un territorio que tiene a las playas como uno de sus principales activos turísticos. Y sin arena no hay playas, y sin playas no hay bañistas ni comensales en los restaurantes, ni hospedados en los hoteles.
Gemma Badia anunció en julio que ya “se está en el camino de aplicar, a medio plazo, otros sistemas de contención que eviten que las tormentas se lleven la arena” pero no dio más detalles, ni plazos de ejecución, ni coste ni fechas. Ni siquiera qué tipo de solución ha sido la elegida para frenar la regresión: barreras submarinas (método empleado en Francia), dique de geotubos (como los ensayados en algunos puntos del litoral propio municipio) o con el refuerzo del sistema de dunas como se ha hecho en Holanda.
Desde el fondo de Port Ginesta
Lamentablemente, solo se tiene constancia de que en julio se distribuyeron por las playas de Gavà-Mar unos 20.000 metros cúbicos de arena extraídos por una draga del fondo marino de Port Ginesta (Garraf), en cumplimiento de las exigencias de la Declaración de Impacto Ambiental (DÍA) de las obras de ampliación del Port de Barcelona. Unos 20.000 metros cúbicos de los que buena parte ha vuelto a llevarse el mar. Y la regresión de la costa no ha hecho más que empezar.