Con la llegada de la pandemia y el aumento exponencial de los casos graves de covid-19 que requerían de ingreso urgente en la UCI, la sanidad pública colapsó
De ahí la puesta en marcha por parte de la Generalitat de Cataluña de un plan para construir anexos en cinco de los hospitales más importantes de Cataluña, entre ellos, el Hospital Moisés Broggi de Sant Joan Despí. El nuevo edificio satélite de este centro sanitario del Baix Llobregat entró en funcionamiento el 20 de abril de 2021.
El módulo, que supuso una inversión de 16 millones de euros, dispone de 4.643 metros cuadrados y 56 camas destinadas a pacientes con coronavirus grave. Dispone de un TAC y de laboratorio propio que, en los peores momentos de la pandemia, permitió agilizar la realización de pruebas PCR. El nuevo edificio estaba llamado a ofrecer ese espacio que el centro sanitario de Sant Joan Despí necesitaba desde hacía tiempo. En palabras de la exconsejera de Salut, Alba Vergés, significaba “un salto espectacular en camas de críticos” y debía permitir a los sanitarios del centro “aguantar bien el embate de la pandemia”.
Gracias a este anexo, el hospital ‘santjoanenc’ incrementó su capacidad de camas de pacientes críticos y semi críticos de 18 a 74. “Al inicio de la pandemia tuvimos que colocar a pacientes de UCI en zonas que no estaban pensadas para eso, como en el hospital de día, donde solo había butacas”, recuerda Cristian Munné, presidente del comité de empresa del Hospital Moisés Broggi y miembro del sindicato USOC. “En ese momento, contar con el nuevo espacio nos daba cierta calma para poder establecer circuitos diferenciados”, añade el sindicalista.
Se desplazaron al nuevo edificio tanto el área de pacientes críticos como la especializada en covid-19, y con estas, todos los sanitarios de la UCI. El presidente del comité de empresa explica que, a pesar de la ampliación del espacio, no hubo una contratación de nuevo personal de refuerzo para este anexo. “La falta grave de profesionales que tenemos en este momento apenas nos permite realizar las labores habituales, por lo que no nos da para abarcar nuevos espacios”, reivindica Munné.
Esta situación ha llevado a que, en la actualidad, con la ‘gripalización’ y normalización del covid-19, el espacio del anexo esté infrautilizado. Cristian Munné recuerda que, por la cantidad de población a la que sirve de referencia el Hospital Moisés Broggi, el centro hospitalario se ha quedado pequeño. “Ahora tenemos el espacio para crecer, pero no al personal necesario”, lamenta.
Los profesionales inciden en que, con la relativacalma pospandémica, es necesario darle una vuelta al edificio anexo para que no quede en el olvido. “Había un plan para instalar en el nuevo edificio el área de innovación, el hospital de día y un gabinete de pruebas médicas, pero aún no se ha desplegado porque tenemos la dificultad de que nos falta personal”, señala Munné.
El presidente del comité de empresa del centro señala al cambio de dirección como otro de los posibles obstáculos a la recuperación del satélite. “El anterior equipo trazó un plan de futuro para el anexo, pero con el cambio, estamos a la espera de ver en qué acaba el proyecto”, afirma. Munné se refiere al relevó al frente del hospital en enero de 2022, cuando Jordi Vilarasau y Anna Ferrent fueron cesados de sus cargos como director y responsable de enfermería respectivamente, después de las protestas del comité porque el centro suspendió las vacaciones de Navidad de varios sanitarios a penas dos semanas antes de que se hiciesen efectivas.
“El futuro que vemos es una posibilidad para ampliar el espacio y ofrecer una atención con mejores condiciones, ya que ahora no somos un hospital suficientemente grande para toda la población que atendemos”, señala Munné. “Vemos esto como una oportunidad”, concluye con optimismo el sindicalista.