Muchos usuarios de patinetes eléctricos se piensan que las señales de tráfico y las normativas municipales no van con ellos y conducen de forma temeraria como si las aceras y las calles fueran un territorio sin ley, como si estuvieran por encima del bien y del mal.
Pero en L’Hospitalet no todo vale, más bien al revés. En solo dos años, la Guardia Urbana ha más que duplicado el número de multas impuestas a los infractores, tanto durante el patrulleo ordinario como en campañas específicas de control de la circulación de estos vehículos de movilidad personal (VMP) realizadas por toda la ciudad.
Y lo más preocupante es que todo apunta a que las cosas van a ir a peor, porque el parque de patinetes eléctricos no para de crecer en toda el Área Metropolitana de Barcelona (AMB)
Saltarse el reglamento para VMP de la segunda ciudad de Cataluña no sale gratis. Al contrario. Las infracciones se pagan con multas que oscilan entre los 80 y los 1.000 euros. Y cada vez son más los pilotos de patinetes eléctricos irrespetuosos que son cazados por los agentes locales.
Los números cantan. En 2022, la Guardia Urbana ha expedido 1.937 multas, la friolera de 1.187 más que en 2020, cuando se tramitaron ‘solo’ 750 multas. Este paralelismo arroja un abrumador incremento de las sanciones del 158,2%.
Si se comparan los datos del año pasado con los del 2021 la subida no es tan escalofriante, pero sigue siendo muy llamativa. En el año que acaba de finalizar los agentes han ‘recetado’ –como se dice popularmente- 432 multas más que en el ejercicio anterior (1.505), lo que representa un nada despreciable repunte del 22,3%.
La mayoría de infractores a los mandos de un VMP han sido sorprendidos mientras circulaban de forma negligente por las aceras o por las zonas peatonales (en concreto 689), por no respetar las señales de prohibición u obligación (212), por saltarse los semáforos en rojo (378) o por temeridades como transportar pasajeros (205) –algo terminantemente vetado por motivos de seguridad-, usar auriculares y teléfonos móviles (81) y conducir de forma negligente (123).
El incremento de denuncias coincide con el reciente veto a los patinetes eléctricos en el transporte público por motivos de seguridad y es atribuible, según fuentes municipales “a la puesta en marcha de l’Aliança per la convivencia”, un paquete una serie de acciones de sensibilización y control para mejorar la calidad de vida de L’Hospitalet.
El aumento del control policial sobre los patinetes eléctricos no es para nada casual. Más bien responde al elevado volumen de quejas ciudadanas recibidas por la conducción irrespetuosa de estos VMP, y los consiguientes incidentes que esto provoca, pero también por el notorio incremento de su accidentalidad.
Según fija el real decreto (RD) ratificado por el Consejo de Ministros en noviembre de 2020, los VMP no pueden circular a más de 25 km/h y tienen prohibido usar aceras y zonas de peatones porque su lugar de paso preferente son los carriles bici y las “vías 30” de plataforma compartida. El RD también impide a los patinetes circular por vías interurbanas, travesías, túneles y, por supuesto, autopistas y autovías. Pese a ello los agentes han sorprendido a muchos patinetes rodando fuera de su municipio y no siempre en buenas condiciones.
Además de esta regulación específica, los VMP tienen que cumplir con las normas generales de circulación que también se aplican al resto de vehículos, como la prohibición del uso teléfonos móviles y de auriculares. Los usuarios de patinetes eléctricos también están obligados a pasar controles de alcoholemia y de drogas, siempre que sean requeridos por los agentes. Y en breve, el uso del casco también será obligatorio.