Anna Grau fue usuaria del Centro de Nacimientos del Hospital Sant Joan de Déu de Martorell -capital del Baix Llobregat Nord- en 2021. Concretamente el 17 de mayo, que además era el día de su cumpleaños, parió allí a su primer bebé. Ahora vuelve a estar embarazada y confiesa estar “triste y dolida” porque su segundo vástago no podrá nacer en las mismas condiciones, Y es que el innovador servicio cerró el pasado día 1 de enero, por falta de personal. Desde entonces el hospital trabaja para buscar nuevas comadronas cualificadas para poder reabrir. Desde la Asociación Catalana de Comadronas también esperan que se llegue a un entendimiento temprano entre todas las partes para que así la reapertura se produzca cuanto antes.
El Centro de Nacimientos de Martorell, que se puso en marcha en 2017, era un espacio único donde se atendían partos naturales, más de la mitad en bañera. De hecho, era pionero en su especialidad pues fue el primer centro público de España en ofrecer alumbramientos dentro de una bañera. Pero debido a que un tercio de las profesionales dimitió, el centro se quedó sin comadronas y no le quedó otra que echar el cierre.
Pero ni el personal ni los usuarios del servicio se han quedado de brazos cruzados desde entonces, En estos dos últimos meses han recogido 244 firmas que han presentado junto con una carta a la dirección del hospital Sant Joan de Déu. En total han suscrito la misiva 173 mujeres usuarias del servicio y 17 acompañantes (incluidos hombres) que exigen la reapertura del centro “en nombre de las familias”. Los firmantes exigen los recursos necesarios para el buen funcionamiento del servicio, una plantilla estable y suficiente que permita a las comadronas trabajar con autonomía y dignidad, y reivindican la importancia de mantener este espacio en un hospital público para que no se convierta en un privilegio solo asequible a aquellos que puedan permitirse la sanidad privada. El próximo paso, afirman, será presentar las firmas ante el la Conselleria de Salut y la Conselleria d’Igualtat i Femenismes de la Generalitat.
“No queremos que la experiencia que hemos vivido nosotras con la atención recibida en el Centro de Nacimientos de Martorell se convierta en un privilegio solo apto para familias con recursos que puedan costearse una sanidad privada. Este servicio no solo se tiene que consolidarse en Martorell, sino que debería extenderse dentro del sistema de salud pública”, defiende Anna Grau, la usuaria que no puede repetir parto.
Anna es una de las 244 firmantes. Ve con incredulidad e indignación el cierre del centro: “El cierre me parece fatal, muy mal, porque era un avance. Fuera, en los países nórdicos y en Inglaterra funciona así. Disponen de centros de nacimiento, algunos fuera del hospital. Lo normal, si el embarazo no es de riesgo, es parir de forma natural, algo que aquí nos parece una cosa rara que sorprende y no debería ser así. Me duele el cierre, me parece increíble y ahora que habíamos avanzado y teníamos suerte en el sistema... Me encantaría que lo reabriesen”, reitera Grau.
La mujer decidió durante el confinamiento que quería un parto natural en el agua y tuvo claro que sería en Martorell. Guarda un muy buen recuerdo de su experiencia. Explica que antes del parto la entrevistaron para conocerla y saber qué es lo que quería y en todo momento, asegura, tuvo atención personalizada, seguimiento y compañía del personal del centro. “Estuve todo el día dilatando en casa, en contacto telefónico con una comadrona del centro, cosa que agradecí mucho. Teníamos cerca de una hora de camino hasta el centro. Al llegar apareció Lluna, mi comadrona, una chica maravillosa, Salió rápido a buscarme y me habló con mucho cariño. Siempre digo que verla fue como ver la luz”. Cuenta que durante el parto le animó, la cuidó y se aseguró de que todo fuese seguro. Fue un parto de dos horas. “Doloroso pero maravilloso, fue el mejor regalo de cumpleaños que he tenido”. Describe el centro como un lugar “íntimo, acogedor y agradable”.
En mayo tiene que volver a dar a luz y desearía que fuese en el Centro de Nacimientos. “Era un buen proyecto, trajeron a comadronas que trabajaban en Inglaterra… Alumbrar una vida es lo más importante que nos va a pasar. Martorell era un avance, era respeto hacia la mujer y hacia la manera y filosofía que cada una seguimos a la hora de parir”.
Cuando el hijo de Anna nació tenía ictericia y tuvo que estar en una incubadora. La madre agradece que la colocaran en éla misma habitación. “No me separé de mi hijo como me hubiese pasado en otro lugar. Fue muy humano. Hicimos piel con piel e incluso le di el pecho dentro de la incubadora. Matronas como Sara me ayudaron con la lactancia materna. Mi hijo debía engordar y beber leche para recuperarse de la ictericia. Mientras yo le daba un pecho me sacaban leche del otro y me ayudaron para que continuamente el bebé fuera comiendo. En otro hospital me hubiesen dado un biberón sin ser de leche materna. Más no pude pedir. Estoy súper agradecida”, rememora con el dolor de saber que no habrá segunda vez.
Un protocolo para conflictos |
Desde el Hospital Sant Joan de Déu de Martorell aseguran haber cerrado el Centro de Nacimientos “por precaución”, hasta encontrar personal cualificado para desarrollar las funciones con la intención de reabrilo a corto plazo. Sin embargo, en un comunicado las comadronas reprochan al hospital la falta de contratación de personal y la inexistencia de mecanismos de resolución de conflictos. Denuncian la carga de trabajo, los turnos extra que realizaban desde hacía meses, el consenso en la falta de autonomía de las madres, y especialmente algunos casos de tensión en los que se daban “vejaciones y faltas de respeto”,en los que se cuestionaban las capacidades de las comadronas delante de los pacientes, poniendo en riesgo la vida de la madre y el bebé, en algunos casos, según el comunicado de las comadronas del centro. Reclaman así una estrategia en la que se garantice el buen funcionamiento del espacio y un protocolo de resolución de conflictos. |