Y es que, por un lado, tenemos la pérdida de frecuencias, el incumplimiento de horarios y el cambio de paradas que afectan especialmente a este municipio. Autobuses en malas condiciones, barandillas rotas, rampas para acceso a minusválidos que no funcionan, incluso a algunos vehículos les entra agua cuando llueve, por no hablar del humo que desprenden.
Por otro lado, tenemos la desgracia de tener gobernantes que sólo viven para hacerse una foto y subirla a Instagram. Esto es lo que sucedió con la nueva línea CF2, foto rápida para la campaña electoral, sin tener en cuenta que ha supuesto cargarse las líneas L95, y de paso retocar el CF1, dejando a buena parte de los barrios de playa y montaña con menos líneas. Y es que donde los vecinos cogían un autobús que te llevaba directo a Barcelona, ahora tienen que coger dos y, por tanto, hacer transbordo. En lugar de avanzar, retrocedemos.
Podríamos hablar también de las restricciones a la bicicleta y el patinete eléctricos en el transporte público. Dicha limitación tomada de forma unilateral está provocando muchas molestias, especialmente a los jóvenes que combinaban el transporte público con el patinete para poder llegar a sus centros de enseñanza.
Nuestros gobernantes, en los ayuntamientos y en AMB no pueden estar de espaldas a la ciudadanía, sin escuchar ni atender a los problemas reales que tiene la gente. No se pueden poner carriles bici en Castelldefels que nos cuestan más de 10 millones de euros, y que luego nadie los utilice porque no se han pensado bien. Los vecinos cada vez pagan más impuestos y merecen recibir unos servicios de calidad y que las inversiones se ajusten a lo realmente útil. Pronto la ciudadanía volverá a tener la palabra, y son cada vez más las personas que quieren un cambio. ¡Vamos a por él! III