Más de 50 años después del exitazo de su ‘Un rayo de sol’ siguen subiéndose a los escenarios (Quique siempre que puede) como si fuera la primera vez, aunque reconocen que la edad no perdona. Y, entre bolo y bolo, han estado presentes (parcialmente) en la inauguración de los jardines que van a llevar el nombre del grupo musical en su barrio natal de Collblanc, estrenando su tema inédito ‘Som de L’Hospitalet’. En esta segunda parte de la primera entrevista que concedieron tras hacerse pública su entrada en el nomenclátor hospitalense reviven su ascenso a los altares de la música española de los 70 y, volviendo la vista atrás, desvelan de forma coral si cualquier tiempo pasado fue mejor, como escribió Jorge Manrique, o si lo más grandioso está aún por llegar. Siempre y cuando las discográficas y las emisoras de radio lo permitan.
Aunque no desde lo alto de las listas de éxitos (pero sí en el ‘backstage’), Agustín y Amado han estado siempre vinculados al mundo de la música y los estudios de grabación, mientras que Quique tiene su propia empresa de organización de eventos internacionales. Pero cuando se suben a un escenario eso no importa. Es como si para ellos (e incluso para el público) no hubiera pasado el tiempo. Solo hay que ver la que se monta cada Nochevieja cuando actúan en el plató de TVE después de las uvas.
¿Qué habría pasado si no os hubierais dedicado profesionalmente a la música? ¿Siempre lo tuvisteis claro?
Nuestros padres nos inculcaron que debíamos tener un oficio, porque nos decían que lo de la música no dura toda la vida y hubo que ponerse. “Yo no quería ser cantante, sino futbolista (ironiza Agustín). Pero probé y era un paquete. Así que trabajaba en un taller de la calle Martí i Julià y ensayaba en el torno las letras de las canciones nuevas que Amado traducía de The Holies o de Herman’s Hermit”. “Lo divertido era verle probándose la voz” (se burla Quique).
¿Probándose la voz?
(Agustín se ríe) “Cuando subía al terrado de la casa de Quique en el que esnsayábamos iba entonando “le pedíii” (de la canción ‘El Talismán’ de Los Mustangs (1963): Le pedí que me diera el mar y jamás me lo dará…) Estos dos me escuchaban por la escalera y decían: ya está probando, y se burlaban. De hecho, lo siguen haciendo. Ahora en lugar de ¡Hola, Agustín! me dicen “¡Le pedíii!) Si llegaba a ese trozo es que estaba bien de voz”.
¿Y cuándo os piden dedicación exclusiva?
Un año antes de ‘Un rayo de sol’ hubo una reunión con nuestros padres en Horta, en casa de nuestro mánager (Antonio Centaño), en la que se decidió que nos convertíamos en profesionales. Y Firmamos un contrato por tres meses en la sala Tago Mago de Palma de Mallorca. Nos pensábamos que íbamos como figuras y llegamos allí con nuestras luces y nuestras tarimas y nos dicen “¿Pero qué hacéis? ¡Todo esto Fuera!” Teníamos que tocar y empalmar con la siguiente banda, sin cambiar de batería.
¿Y eso cómo se hace?
Cuando salíamos al escenario el batería de la sala marcaba el ritmo de ‘Blue moon’ (de The Marcels) y el nuestro tenía que seguirlo. Y al salir igual. Era como hacer un relevo.
¿Fue una buena experiencia?
Tocábamos por la noche en el cabaret y los domingos por la tarde para la gente joven, ahí es donde vimos que la juventud conectaba mucho con Los Diablos, con su repertorio. Y cada día jugábamos un partido de futbol con los camareros de la sala (se ríen). Los domingos venían las grandes figuras como María Isabel o Los Payos. Tocar con ellos fue como subir un escalón.
Del Tago Mago a ‘Un rayo de sol’...
Lo de ‘Un rayo de Sol’ tiene su propia historia. Amado es el autor de la letra, pero el compositor de la música es el francés Daniel Vangarde, que la hizo para la también francesa Sheila (1969). El tema se llamaba originariamente ‘Fernando’ y estaba en francés. El mérito del éxito es de Vangarde, de Amado y de todo el grupo porque supimos detectar por unanimidad que era un golazo
¿Y cómo cae en vuestras manos?
Le llega en una cinta a Tony Ronald y él nos la pasa. “Un día estábamos Quique y yo (revive Agustín) ensayando con la melodía y suena el teléfono (de esos negros antiguos) del despacho del padre de Quique, que en aquella época era el único que había en toda la calle. Era Amado que me dice: ¿Qué te parece ‘Un rayo de sol’? (tararea). Y le digo: ¡Pega! Y así empezó. ¡Amado nos dijo el nombre de la canción por teléfono! ¿Te acuerdas, Amado?” (el compositor asiente con una amplia sonrisa y apunta orgulloso: “Aunque inicialmente fue una adaptación, con el paso del tiempo ya soy su autor”. ‘Fernando’ en francés no triunfó en Francia, pero ‘Un rayo de sol’ en español, arrasó allí.
Eso demuestra la importancia de las letras pegadizas..
Muchísimo. Mira lo que nos pasó con ‘Rosana’ (un exitazo de 1975). (Habla Agustín) Viene Amado y me canta lo que ha compuesto para el principio:“Envidia te tienen las flores en la primavera” (canta), Y le contesto: no me gusta, Amado”. [“Era un poco horrible”, reconoce el autor]. Pero teníamos muy buena comunicación. y las cosas salían. Se pone a crear y se le ocurre eso de “La feria comienza y todo es color y alegría” (el principio definitivo). Y la canción cambia completamente.
Cosas del marketing...
“Agustín es un gran vendedor” (confirma Amado. El aludido lo acepta como un halago y replica entusiasta: “Ser muy burro musicalmente (se supone que como él) a veces es muy importante, porque si un tema no te pega es que no es comercial, que no vale. Pero si te pega…”
Y ‘Un rayo de sol’ pegó, y de qué manera. Pero aunque se compuso en 1969 fue la canción del verano de 1970. ¿Por qué?
Porque no querían que saliera en invierno y porque EMI estaba promocionando el ‘Congratulations’ de Cliff Richards y tenían órdenes de darle apoyo total. Tampoco podía salir en Semana Santa porque en esa época solo se escuchaba música sacra. Al final, se lanzó en abril.
¿Y cómo se convierte en exitazo?
Tuvimos suerte. Salimos en un programa de ‘Galas del sábado’, con Joaquín Prats y Laura Valenzuela, cuando ta televisión era en blanco y negro. Nos vieron unos 25 millones de personas. Fue el empujón final para el ‘boom’. La canción pegó fuerte, se mantuvo seis meses en lo más alto y 18 semanas como número 1 en ’Los 40 principales’. Ninguna canción más lo ha logrado. Solo el ‘Delilah’, de Tom Jones, estuvo 19. Se tuvo que parar la promoción en la radio porque la gente la escuchaba a todas horas y no compraba el disco.
Es difícil superar una cosa tan grande… ¿Qué hicisteis después?
Pues nada, buscar temas, temas, temas… y encontramos ‘Fin de semana’. “Buscaremos un lugar para amar…” (cantan). Después vinieron ‘Oh oh July’, ‘Rosana’… Son canciones que todavía las recuerda la gente.
Las bandas ya no triunfan de esta forma…
No. Todo es efímero. Ahora los éxitos duran solo una semana, las canciones se queman muy rápido, En un año se han olvidado y nadie las tararea.
¿Por qué? ¿No hay buenos músicos?
Sí los hay. Es un problema del sistema, de las compañías. Hay buenos cantantes pero parece que no existan. Ya no se apuesta por gente que cante bien, como Álex Ubago. Hay canciones que son la hostia de buenas, pero no las promocionan porque no es ‘el palo de ahora’.
¿Cuál es el ‘palo de ahora’?
El ‘reggaeton’, que está arrasando con todo. En Latinoamérica, durante muchos años se fijaban en la música que hacíamos aquí y actualmente es al revés. Ahora solo puedes llevar ‘reggeaton’ o de lo contrario, no encajas. Es un estilo más primario. Y no es una ofensa.
Hemos cambiado la influencia anglosajona por la latinoamericana...
Es algo más profundo. Date cuenta de una cosa, en la época de Los Diablos, cuando The Beatles, todas las bandas tuvimos que aprender un poco de inglés. Escribíamos las canciones al hacer las versiones tal y como sonaban, por fonética. “Ailoviu” (I love you), por ejemplo (se ríen). Aprendimos inglés gracias a The Beatles. Ahora escuchas ‘reggaeton` y te enteras a media canción de que están cantando en español...
Entonces, ¿Vamos musicalmente para atrás, como los cangrejos?
No en todo. Hay temas como ‘Despacito’ de Luis Fonzi que ‘chapeaux’. Eso sí, seguro que si en 1969 hubiéramos tenido las técnicas que hay ahora, ‘Un rayo de sol’ habría pegado más aún que el ‘Despacito’. Mucho más.
¿Qué se siente al pasar por delante de los jardines que llevarán vuestro nombre?
Que pasaremos a la posteridad. Cuando no estemos aquí, estos jardines seguirán siendo de Los Diablos. ¡Qué orgullosos se sentirían nuestros padres si lo vieran! Estamos muy agradecidos a toda la ciudad.
O sea, que os encantan...
Por supuesto. Estamos pensando en comprarnos un piso aquí, con vistas a los jardines (se carcajean).
¿Y el próximo proyecto?
Vamos detrás de un fichaje: Núria Marín (alcaldesa de L’Hospitalet) para los coros (se desternillan). Si ya ha cantado con nosotros el “Sha la la la la, oh, oh, oh”... III