En el barrio Centro ed Sant Boi, la librería-papelería Isart “Ca la Tita”, anuncia rebajas de su “stok” al 50%, la causa es el cierre decidido por el trío familiar que lo regenta: la viuda Esperanza Valls (81 años) y sus dos hijos: Jaume Isart (57 años) y “Mima” Isart (56 años), la decisión se ha tomado tras 4 años de pérdidas, agudizadas por los tres años de covid-19. El 2018 fue el detonante de la caída. Antes taberna, el local mutó en 1950 a papelería-librería. Los años que siguieron fueron muy buenos, en ascenso de ventas.
Muchos samboyanos compraban o encargaban sus libros en “cal Isart”, también el material escolar y de oficina experimentó un auge sostenido. El trato siempre fue afable y próximo, al revés del creciente desapego clientelar de las grandes superficies de hoy en día. También es cierto, comenta “Mima” Isart que ahora los pequeños comercios se han convertido en consultorio psicológico donde muchos compradores, revelan sus interioridades, mientras compran o no. Todos se conocen en el barrio y uno de los lamentos de los vecinos, es el desierto urbano, que calle a calle, invade la zona. Jubilaciones sin relevo generacional, a pesar de altisonantes mociones y declaraciones a favor del comercio urbano. Los Isart no han recibido ayudas ni un trato especial como ocurre en Francia con el pequeño comercio, allá artesanos, reparadores, consultorios y tiendas alimentación, fruterías, (agrobotigas), mantienen el -mínimo vital- para que una ciudad no sea una ciudad dormitorio. Aquí nuestro Ayto. en plena campaña, suele enviar comitivas a los comercios y se fotografía con los dueños. En el caso de los Isart, ellos cerrarán sin ninguna de estas visitas; si bien es cierto que el edil Thovar, cruzó la puerta y anunció una pronta visita. Le esperan aún. Y el cierre definitivo se acerca. Algunos bajos comerciales son autorizados como viviendas.
Los Isart han recibido ofertas de Amazon para ser una depositaría de objetos, no han aceptado, porque de Amazon han recibido su peor ataque. Las redes, las compra a distancia y los grandes descuentos son mortales para el comercio de proximidad.
Pueden aguantar si, -las tiendas muy especializadas- y aún así no es segura su continuidad.
En Sant Boi ya han cerrado dos librerías de solo libros, ahora cerrará la tercera; también “Veritas” de productos ecológicos , fracasó solo con un semestre de beneficios, hasta su cierre.
Esperanza Valls, a sus 81 años es una persona optimista que practica ya jubilada, los encajes de bolillos con tanta habilidad que ha sido premiada diversas veces. A sus 18 años fue “Pubilla de S. Boi” y le gusta la moda y disfrazarse, ahora se resigna al cierre como inevitable.
Su hijo Jaume trabaja en una panificadora y “Mima” la hija tras cotizar desde los 14 años como dependienta, suma 42 años cotizados y se ve ya en la cola de paro pero mientras busca otro empleo. Ha sido campeona de rugby femenino y tal vez en el área socio deportiva encuentre un nuevo empleo. Hay bares y algunas tiendas en el barrio, pero muchas de las cartelas que regala el Ayto. recordando nombres y apodos de las tiendas cerradas: son simplemente recuerdos de una época pasada.
La seguridad del barrio tiene altibajos, un enmascarado hace un mes, atracó una nueva tienda de ropa a plena luz del día, me comentan que ellos a veces, aún sintiéndose “vigilados” tienen la ventaja de vivir encima de la tienda. Con todo hace años sufrieron un importante robo de plumas “Montblanc” rompiendo el cristal del escaparate.
Pronto un nuevo cierre de una tienda que se acaba en la tercera generación, ¿Qué habrá en su lugar?