No habrá sorpresas. El PSC volverá a ganar de calle las elecciones municipales del próximo 28 de mayo en el Baix Llobregat y L'Hospitalet, según se desprende del resultado de una encuesta elaborada por Celeste-Tel para El Llobregat. La formación del puño y la rosa mantendrá firme en sus principales feudos y solo una alta abstención podría privarle de renovar sus mayorías absolutas en aquellas ciudades en las que gobierna. Solo el PP de Manu Reyes en Castelldefels podría pintar de azul popular una alcaldía -como la aldea gala de Asterix rodeada de campamentos romanos- en mitad de una comarca pintada de ojo socialista. Si se cumplen los pronósticos, los grandes derrotados en la contienda serán ERC (que no conseguirá penetrar en el área metropolitana como era su intención e incluso retrocede en intención de voto) y Ciutadans, que coquetea con la desaparición total y solo salvaría algunos ediles contados, como el icónico de Miguel García en L'Hospitalet.
La caída de CS quedará compensada en números absolutos en las urnas por el auge de VOX, que prevé triplicar los resultados de 2019 y pasar del 1,3% al 3,8%, entrando en más de un ayuntamiento. El PP, que también marca una tendencia alcista que le eleva del 5,5% de 2019 al 8,7% (casi un 60% más) también pescará en las aguas revueltas naranjas.
Tampoco se salvará demasiado de la debacle generalizada que se le vaticina en todos los colegios electorales catalanes Junts per Catalunya. Pese a los malos augurios, la formación heredera de CiU mantiene un porcentaje de votos calcado al de 2019 e incluso lo mejora algunas décimas en los ayuntamientos propicios. Y gracias al pacto con el PDeCAT mantiene el fortín de Martorell. Pero será un espejismo porque, excepto en contadas excepciones (como Esplugues), Junts entrará en muy pocos consistorios por no alcanzar el 5% del escrutinio necesario para hacerse con un edil. Tampoco pintan demasiado bien las cosas para Valents, una nueva formación que a priori solo atraerá al 0,6% del voto territorial, ni para la CUP que, aunque recupera algo de músculo (pasa del 2,4% al 3,2%,) tiene barrado el paso a los plenos municipales por falta de porcentajes.
Los resultados de los partidos de la órbita morada -a la izquierda del PSC- demostrará la máxima de que "la unión hace la fuerza" pues en los ayuntamientos donde la confluencia de En Comú y Podemos concurra en una única candidatura, las expectativas de voto mejorarán respecto a las de los municipios donde lo hagan por separado. En suma, los neocomunistas y la extrema izquierda suben un leve 0,7%.
| Sin mayoría absoluta en un parlamento propio |
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Con un censo de casi 390.000 electores y 612.000 votantes (y una abstención del 37%) el PSC ganaría las votaciones (126.400 votos, el 33,2%) y obtendría 16 escaños, los mismos que en la cita electoral de mayo del 2019. Eso significa que necesitaría del apoyo externo de otra formación para gobernar con holgura, o estaría en minoría. Quien más números tendría para convertirse en el 'socio de gobierno' socialista en el parlamento del Baix y L'H sería la segunda lista más votada: En Comú Podem (ECP) con 64.694 votos (el 16,9%) y ocho 'diputados', lo que daría como resultado un gobierno bipartito del mismo color que el que actualmente conforma el ejecutivo español (PSOE y Unidas Podemos). Según esta proyección el partido morado ganaría tres asientos respecto a las elecciones de 2019. En el tercer puesto en la cámara del ejecutivo local se situaría ERC con 62.802 sufragios, el 16,5% de los votos y 7 escaños, dos menos que en los anteriores comicios. La cuarta plaza sería para el PP con 33.145 votos (el 8,7%) y sus cuatro consejeros (tres más que en 2019), empatado con el quinto: Junts, que obtendría 32.970 papeletas (el 8,7%) y otros 4 escaños, los mismos que en la elecciones anteriores. Quedarían fuera de este hipotético parlamento local Ciudadanos, que perdería sus cuatro sillones (4,1% de los votos), Vox (3,8%), la CUP (3,2%), Valents (0,6%) y el resto de candidaturas. |