Editorial

El mejor escaparate para la 'Generación Z'

Editorial | Viernes 02 de junio de 2023
Quince años después de la primera promesa incumplida, el acuartelamiento de Santa Eulalia -en pleno corazón urbano de Sant Boi- por fin va a ser historia y sus diez hectáreas van a dar paso a un nuevo barrio.

Pero no a uno cualquiera, sino en el futuro centro neurálgico de la ciudad pensado para que le dé vida la 'Generación Z', esos jóvenes que ahora tienen entre 8 y 23 años. Por eso el Ayuntamiento de Sant Boi le ha puesto un nombre acorde con sus pretensiones: Distrito Z. Lo que atisba una clara declaración de intenciones: la juventud local no tendrá que buscarse la vida -y la vivienda- fuera de la ciudad porque todo lo que necesiten (y sus necesidades no son ni serán las mismas que las de 'boomers', 'milenials' o activos de la 'Generación X') lo van a tener a su disposición entre los barrios de Casa Blanca, Camps Blancs y Vinyets-Moli Vell. No tendrán que buscarse la vida (por falta de oferta inmobiliaria en el municipio) en poblaciones de la segunda corona metropolitana. Es más, el distrito puede ejercer también un enorme atractivo para los coetáneos de las urbes vecinas.

Por eso es tan importante que el proyecto urbanístico que se desarrolle en el Distrito Z está acorde con las expectativas y a la altura de las circunstancias. No es algo baladí construir un nuevo centro. Esa es una aventura que muy pocas ciudades pueden acometer y que puede facilitar a Sant Boi un enorme salto cualitativo.

Los 162.738 m2 sobre los que va a poder actuarse -si se suma el espacio que ocupa la subcentral eléctrica de Endesa y que también hará (parcialmente) las maletas- son un diamante en bruto. El Gobierno de España ha apostado por fin por firmar el finiquito del cuartel y ponerlo en manos de la Entidad Pública Empresarial del Suelo (sepes) para que impulse la construcción de 1.600 viviendas, al menos un 40% de protección oficial dirigidas al alquiler para jóvenes. Ya no hay marcha atrás y eso es algo que no pudo decirse en las dos veces anteriores en que se pregonó el adiós del cuartel, pero quedó en agua de borrajas.

La operación que va a poner en marcha el Sepes (que ya es el titular del suelo) es un muy buen punto de partida, con la vista puesta en la próxima década. Pero quedarse solo con la propuesta que ahora tiene entre manos puede ser insuficiente para que el Distrito Z pueda desplegar todo su potencial y alcanzar el rango de 'nuevo centro' de Sant Boi. Porque la centralidad no la da solo la ubicación geográfica (que ya la tiene) sino las dinámicas que se desarrollen en el interior de su perímetro y que solo podrán ser de primer nivel si lo que se pretende es exprimir hasta la última gota el potencial del futuro barrio.

Ha llegado el momento de ser todavía más ambiciosos, como deja entrever en esta edición de El Llobregat el primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Sant Boi, José A. Carcelén. ¿Por qué conformarse con 1.600 pisos cuando un auténtico centro urbano necesita una densidad poblacional mayor y mucho más heterogénea que la que proporciona la vivienda protegida? ¿Por qué no modificar los parámetros urbanísticos fijados por las modificaciones del Plan General Metropolitano (PGM) de 2004 y de 2007 y aumentar la ratio de edificabilidad para que puedan desarrollarse unas 2.000 viviendas y se garantice una mixtura de usos y actividades económicas sin renunciar a equipamientos y zonas verdes?

Resolver este dilema plantea una difícil ecuación con demasiadas incógnitas y con demasiadas variables como para tomar una decisión a la ligera. Por eso, sería óptimo convocar un nuevo concurso de ideas -esta vez internacional- para que arquitectos de reconocido prestigio multipliquen la calidad y la dimensión del proyecto -como sucedió en el Parc de la Muntanyeta samboyano ,con el nipón Arata Isozaki, o en la plaza Europa de L'Hospitalet, con el también japonés Toyo Ito.

Los terrenos del cuartel de Sant Boi pueden convertirse en el mejor campo de pruebas posible para llevar a la práctica ideas innovadoras en urbanismo (que tengan en cuenta las exigencias medioambientales y de sostenibilidad de las agendas 2030 y 2050), para que los genios creativos del sector expriman su materia gris y con ello disparen las posibilidades del Distrito Z y creen nuevas oportunidades. El nuevo corazón de Sant Boi está deseoso de empezar a bombear futuro, pero hay que tenderle la mejor alfombra posible que lo haga al ritmo más elevado posible. El Distrito Z está llamado a convertirse en un privilegiado escaparate de lo que puede ser la próxima década y el porvenir de toda una generación y de las que vendrán después. Así que hay que ponerse manos a la obra de forma responsable, con una estrategia clara y de visión amplia. Está en juego el futuro. III