En terrenos anexos existía el Rugby y un campo de maniobras, donde los niños buscaban restos para jugar. Con el boom migratorio de los 60 se construyeron en 1967 1500 viviendas para combatir el barraquismo en la nueva barriada de Cinco Rosas. Tras el cuartel y junto a la Central FECSA crecía el barrio de Vinyets: todo en un entorno visual degradado.
En 1975 Sant Boi tenía ya 64.000 habitantes, había perdido sus residencias de veraneantes y debilitado su carácter agrario-artesano. Cuatro grandes fábricas textiles empleaban a 1.800 trabajadores, aceros BRA unos 500, dos fábricas de vidrio y tres bòbilas, amén de talleres mecánicos y los empleados del psiquiátrico, más de mil en aquellos años. Había que alojar a miles de personas empleadas ya con mejores ingresos. El período democrático, a nivel municipal, fue con crisis económica; aún así se consiguió la cesión del antiguo campo de maniobras (el hoy Parc de la Muntanyeta) y también unas viviendas militares segregadas del recinto militar. El cuartel perdía interés y su situación entre tres barrios muy densos lo hacía vulnerable. Pocos mandos militares, mucho empleado civil y misiones del tipo logístico y apoyo con dependencia de Zaragoza. En 1981, el 23-F le dio una breve sacudida a su aletargada existencia, sin consecuencias.
Hasta que las suaves presiones municipales por recuperar las 12,60 hectáreas se fueron produciendo, siempre antes de elecciones, con la firma de hasta tres "Protocolos de Intenciones" para recuperar los terrenos, a los que se unieron pronto las 6,5 hectáreas de la Central FECSA para desarrollar un nuevo conjunto habitacional. Hubo momentos chuscos, como el de la alcaldesa Gibert, invitando a una paellada para 3.000 comensales para celebrar la entrega del cuartel y Central Fecsa. Ganó las elecciones, pero no los terrenos anunciados.
En 2007, con el alcalde Bosch, se produjo un intento de recuperación más perfilado. Los tres poderes (local, autonómico y estatal) eran socialistas y se pusieron de acuerdo para hacer 1.983 viviendas, el 42% de ellas VPO. Se hizo un concurso que ganaron los arquitectos Serra-Vives-Cartagena con un proyecto de islas cuadriculadas. La crisis inmobiliaria bloqueó el proyecto. Bien es cierto que en Gavà, L'Hospitalet, Berga y Mallorca, el Ejército se retiraba sin permuta y sin cifras excesivas. Sant Boi era especial, la nueva base debía estar en Sant Boi. Con la DUI hubo manifestantes enfrentados extramuros por los "piolines" que debían alojarse allí.
Los cientos de preguntas, interpelaciones, artículos, libros, mociones y ruegos sobre el tema esquivaban la razón del ¿por qué? debía permanecer en Sant Boi. La España vaciada debía acoger las bases militares ya fuera de ciudades, Sánchez dixit, y la ministra Robles, rezongando, obedecía. Entre silencios y precampaña surgió la noticia del Plan de Vivienda social con -1.600 viviendas en el Cuartel de Sant Boi- que Raquel Sánchez pagaría a Margarita Robles. Los militares se irían a unas viejas pistas de atletismo.
Según economistas urbanistas, quedan tres lentos requisitos legales: el más grave el visado de Urbanismo de la Generalitat (ERC), ¿con reparos, tipo B-40 o aeropuerto? Se hará el Plan urbano del 2008 con una rápida constructora fiable para desarrollarlo. ¿Gueto o barrio diversificado? ¿Preselección sesgada con sorteo? ¿% de refugiados? Muchos seguidores del asunto sabemos poco realmente. Así pues. como cantaba Doris Day en "El hombre que sabía demasiado", su pegadizo estribillo en español-"Qué será, será, lo que sea, será. El futuro no es algo que podamos ver", después de 30 años: precaución con el tema. III