Los candidatos, como suele ser habitual, han intentado atraer el voto indeciso en sus "mítines" o en los medios de comunicación.
Cada día observo con preocupación que aparecen los nuevos "mesías", aquellos iluminados que prometen la solución definitiva, el mundo ideal o el "nuevo paraíso". La realidad que nos envuelve es suficientemente preocupante como para "reduccionismos".
Cada vez es más patente la distancia entre los políticos y la población con sus problemas diarios (hipotecas, suministros, alimentación, poder adquisitivo.). Los discursos "populistas" ganan terreno y son el estandarte de una clase social que llega al poder y se instala en él. Estamos creando unos políticos que tienen en su partido su única ambición profesional; son hijos del partido y su fidelidad está más que demostrada.
La economía productiva está siendo arrasada por un porcentaje, cada vez mayor, de personas que viven para y por el poder político (asesores, subvencionados, medios de comunicación, grupos cercanos a los intereses de quien gobierna, .) Parece que es muy rentable acercarse a la política para labrarse un porvenir de largo recorrido. Por ejemplo, los sueldos de muchos de estos políticos (ministros, alcaldes, .) están muy por encima de la media de amplísimos sectores de la población. Una sociedad con esta brecha económica es injusta; los que se presentan para servir al pueblo, se convierten en sujetos de la maquinaria del poder y alejados de los problemas reales de los ciudadanos.
Toda esta percepción está provocando una desafección hacia la política. Están fomentado un aislamiento o distanciamiento entre la realidad (cesta de la compra) y las propuestas de esta "pseudo casta" en que se están convirtiendo estos servidores públicos (¿?).
El político no es ajeno a la cultura y los valores que predominan en la sociedad, surgen de una educación familiar y de una escala de valores bien marcados en nuestros ambientes más cercanos. El egocentrismo es un enemigo del "Bien Común", busca por encima de todo su propio bienestar y asegurarse su porvenir . incluso menospreciando amplias zonas de la población con escasos recursos. La hipocresía avanza inexorablemente en esta sociedad, ¿todo se puede justificar?
"¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia!". (Mateo 23,27) III