La histórica estación de tren de Sant Feliu de Llobregat va a ser derribada durante esta primavera. Construida en 1854, presumía de ser una de las tres estaciones más antiguas de España (junto a la de Cornellà y la de Molins de Rei), un título que se extingue con la defunción de la propia estación. Vio crecer a la ciudad desde finales del siglo XIX, cuando no llegaba a 3.000 habitantes, pasando por el siglo XX y hasta nuestros días. Fue la tercera estación construida en Cataluña con motivo de la línea de Barcelona a Molins de Rei, y la primera de vía doble de la época. El fin de semana del 15 y 16 de abril fue el último en el que pasaron los trenes por el icónico apeadero ferroviario.
Su final es una consecuencia ineludible de las obras de soterramiento de las vías de tren y la construcción de la futura estación que se situará justo debajo de ésta. La hasta ahora conocida como Estación de Sant Feliu ha vivido el desarrollo de la ciudad, que ha ido creciendo entorno a su epicentro. Pero hace ya dos años empezaron las obras para soterrar el tren. La histórica estación de la capital del Baix Llobregat ha corrido la misma suerte que la de Sant Andreu Comtal (en Barcelona) que también fue derribada el año pasado, pero que aún se mantiene para usos administrativos. En cambio, en el caso del apeadero de Sant Feliu, ya se procede al desmontaje de los elementos patrimoniales, que por el momento serán conservados.
En relación a estos elementos, en 2021 el Ayuntamiento de Sant Feliu celebró una consulta popular para elegir entre dos opciones. La primera: hacer una réplica del edificio original en un lugar diferente (con un presupuesto de 825.000 euros). La segunda: integrar un espacio de memoria del edificio original en la nueva estación (con un presupuesto de 30.000 euros). Esta última alternativa fue la ganadora, con el 72% de los votos. Ante la imposibilidad de trasladar en su totalidad la estación debido a los materiales en la que fue construida, el Ayuntamiento promueve mantener el patrimonio y la memoria local y comarcal que representa la estación. Por lo tanto, en la consulta del pasado noviembre las opciones más votadas fueron el soterramiento de la nueva estación en Rambla Mayor e integrar en la misma un espacio de fotografía para la memoria museística que recordase hasta la que se conocía ahora como estación de Sant Feliu. Una forma de contemplar el desarrollo municipal y conectar el presente y el futuro, sin olvidar el pasado.
A pesar de la muerte de la histórica estación, la circulación de los trenes de Rodalies no se ha visto ni se verá interrumpida. A unos 200 metros de los viejos andenes se ha instalado una parada provisional para todos los pasajeros y usuarios del servicio. En cuanto a la futura estación, ésta contará con dos edificios independientes de estructura metálica (con más de 118 m2 de andén en sentido Molins de Rei y más de 124 m2 en sentido Barcelona). Estos andenes estarán protegidos con marquesinas metálicas. La estación contará con señalización, alumbrado, cámaras de seguridad, megafonía, cámara expendedora de billetes y taquilla. También estará adaptada a personas con movilidad reducida e invidentes.
La nueva estación, que corre a cargo del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), cuenta con un presupuesto de 83 millones de euros. La parte positiva de la actuación se la lleva el desarrollo urbanístico, que incorpora 30.000 m2 que darán forma a un nuevo eje de espacios verdes que acompañarán al tranvía, farolas, bancos, equipamientos, viviendas y ciudad, que se levantarán en el espacio ganado a las vías.
Desde la Plataforma "Salvem l'Estació", que nació en 2010, reivindican el patrimonio que representaba la estación y piden su conservación. Se definen como un movimiento con más de 150 seguidores que se formó en el momento en el que supo que querían derribar la estación. El mismo domingo 16 abril, con el paso del último tren, muchos de sus miembros estuvieron allí presentes, para conmemorar el momento y a la vez recordar con anécdotas, historias y fotos las memorias que acumulan como ciudadanos del municipio.
Jaume Solé, portavoz de la plataforma, explica que se ha vivido el momento con nostalgia: "Todas las calles de la ciudad van a parar a la estación, es el epicentro, el lugar de encuentro, de actividad social, donde residen nuestras raíces y nuestra identidad". El portavoz añade que tanto la estación como el puente del ferrocarril son dos infraestructuras claves que han marcado el desarrollo del municipio. No debe olvidarse que Sant Feliu era un pueblo de campesinos y que fue creciendo gracias a la industrialización y a la aparición de diferentes empresas del sector textil. De la misma manera que creció la ciudad creció también la población, dando lugar al nacimiento de círculos asociativos, culturales, sociales, teatros, ateneos y muchas casas modernistas.
La plataforma critica que el Ayuntamiento de Sant Feliu no haya homenajeado a la estación y recuerda al consistorio que la gente "quiere hablar de la estación". La entidad tacha la consulta que se hizo de "desproporcionada" porque las dos opciones no eran comparables: "La consulta fue malintencionada, se pide el valor de tasación para reconstruir la estación y se llega a la cifra de 630.000 euros. En cambio el Ayuntamiento, sin informe alguno, tasó este mismo presupuesto en 800.000 euros." Jaume Solé opina que "es como comparar Castelldefels y las Bahamas", con una pregunta "maliciosa" en la que se hinchó el valor de la reconstrucción.
A pesar de ello, la Plataforma no ha puesto aquí su punto y final. Su portavoz asegura que continuarán luchando y reclamando que se reconstruya con todos los elementos retirados de la estación original. Además, ahora ponen todos sus esfuerzos en que se mantenga el Puente del Ferrocarril, también del siglo XIX (1824), el primer puente de España de ladrillo. "No se puede permitir que el ayuntamiento derribe un puente que queremos conservar y cuidar como parte de nuestro patrimonio histórico. No podemos perder dos símbolos de la ciudad en el mismo año", subraya Solé.
Desde el Ayuntamiento de Sant Feliu, el alcalde, Oriol Bossa (ERC), reitera la decisión: "El mantenimiento del actual edificio de la estación es incompatible con el proyecto constructivo elaborado por Adif. Desde el Ayuntamiento se ha trabajado para preservar la memoria histórica del edificio, conjuntamente en colaboración con el departamento de patrimonio del Ayuntamiento de Barcelona realizando unas muestras del material constructivo y de los elementos decorativos del edificio para poder ejecutar un desmontaje controlado y así poder retirar los elementos que se considere que pueden tener valor patrimonial. Además, en la consulta de 2021, la ciudadanía decidió integrar un espacio de memoria del edificio original en la nueva estación de Sant Feliu con 4.559 votos, ante los 1.651 votos de la opción de hacer una réplica del edificio original de la estación en un emplazamiento diferente al actual."
Bassa asegura que el núcleo histórico de la ciudad cambiará mucho en los próximos años. "La parte más positiva de las obras del soterramiento es que tendremos la posibilidad de coser los barrios y las calles que hasta ahora han sido separados por las vías del tren. La ciudad ganará en cohesión, pero también en accesibilidad y en permeabilidad, se eliminan las barreras arquitectónicas. Sant Feliu, por lo tanto, todavía tiene un reto muy importante y crucial, desde el ayuntamiento tenemos la responsabilidad de hacerlo, pero siempre de la mano de la ciudadanía con el proyecto Rambla Mayor y con las incorporaciones que puedan llegar para mejorar la calidad de vida de los vecinos. Tenemos en nuestras manos una gran responsabilidad", recalca Bossa."
El alcalde de Sant Feliu avisa que aún quedan meses de molestias y afectaciones como consecuencia de las obras, pero que la ciudad ya ha atravesado l ecuador de los trabajos. "Una vez las vías estén sepultadas obtendremos mejoras en movilidad y en cohesión, la ciudad ganará espacios y podremos urbanizar una gran rambla, un bulevar con grandes oportunidades para el comercio local. Ganaremos nuevos lugares de encuentro y paseo y un gran pulmón verde urbano. Hay muy pocas ciudades que tengan la oportunidad de poder liberar tanto de espacio de golpe y crear un nuevo modelo pensante en el ciudadano", asegura el primer edil.
"Creo que la futura estación puede acabar integrando de una muy buena forma la memoria del edificio antiguo a través de fotografías, murales y con los elementos originales que se recuperen del desmontaje", sostiene Oriol Bossa. III