Da la sensación que los estos jóvenes carecen de criterio moral y político para desenvolverse en su crecimiento social. Desde algún estamento político e institucional se ha querido contentarlos con limosnas irrisorias o palabras vacías . Es evidente que estamos construyendo una sociedad infantil y los jóvenes son sus primeras víctimas, carente de tres fundamentos: responsabilidad, compromisos y sacrificiosDemasiado a menudo se presenta a los jóvenes como unos “niñatos” e irresponsables. Da la sensación que los estos jóvenes carecen de criterio moral y político para desenvolverse en su crecimiento social. Desde algún estamento político e institucional se ha querido contentarlos con limosnas irrisorias o palabras vacías . Es evidente que estamos construyendo una sociedad infantil y los jóvenes son sus primeras víctimas, carente de tres fundamentos: responsabilidad, compromisos y sacrificios.
Generalizar siempre es injusto, dado que muchos de estos jóvenes están en permanente búsqueda de sentidos y de contenidos, de una “Verdad” inmutable y plena. El consumo convulsivo solo hace que distraer e intoxicar el crecimiento de estas nuevas generaciones. El uso descontrolado de los móviles es un claro ejemplo de esta incapacidad.Los valores que estos jóvenes necesitan, solo pueden ser ofrecidos en un ámbito familiar y cercano. La crisis de la institución familiar dificulta este vehículo de transmisión. El Estado y los colegios nunca podrán substituir tal responsabilidad.
Los medios de comunicación fomentan un joven “fiestero”, consumista de “conciertos musicales”, sin trabajar, ni estudiar, … Hay otros tipos de jóvenes que quisiera destacar, tanto en su afán de servir (voluntariados diversos: Cruz Roja, Cáritas, visita a hospitales, etc.) como en aquellos que se plantean aspectos más espirituales.
Hace escasos días un grupo numeroso de jóvenes se reunieron en la explanada del Tibidabo para orar delante de la Eucaristía. Ningún medio público se hizo “eco” de esta movilización pacífica y serena. En cambio, las fiestas o conciertos son manifiestamente publicitadas por estos mismos medios.
El próximo mes de agosto tendré el privilegio de ser testigo de las Jornadas Mundiales de la Juventud que el Papa Francisco convoca en Lisboa (Portugal); se esperan alrededor de un millón de jóvenes que quieren escuchar y vivir con un anciano que les ofrecerá un mensaje válido para sus vidas personales, familiares y profesionales. Para la mayoría de la gente pasará desapercibida tal acontecimiento, dado que los medios de comunicación, en su mayoría, prescindirán de ello. Estos jóvenes buscan en el Evangelio una respuesta vital, buscan un camino cierto y auténtico y una verdad que les dignifique. Estos jóvenes también son futuro. III
“Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”. (Mt 7, 7-8)