El aeropuerto Josep Tarradellas de Barcelona-El Prat ha iniciado la temporada de verano con unos registros de infarto. Según los datos hechos públicos este miércoles, las terminales recibieron en junio 4,46 millones de viajeros, un 9,8% más que el mismo mes del año pasado. Los buenos resultados elevan la actividad aeroportuaria del primer semestre del 2023 hasta los 23,11 millones de usuarios, un impactante 29,9% más que en el mismo periodo del 2022.
El mayor pellizco del tráfico de pasajeros se los han llevado los vuelos internacionales –con 3,25 millones de usuarios y un incremento del 12,2% respecto a junio del año pasado. El pasaje de los vuelos nacionales también ha aumentado, aunque de forma algo más modesta: 1,2 millones de usuarios, un 3,7% más que en junio del año.
Si se analiza el primer semestre del año, las rutas internacionales acumulan 16.6 millones de pasajeros (un 34% que en el primer semestre del 2022) mientras que las rutas domésticas han escalado estos seis primeros meses del año hasta los 6,46 millones de usuarios, lo que conlleva un incremento del 19,7% respecto al mismo periodo del año pasado.
El ajetreo también se ha contagiado a las pistas de aterrizaje pratenses, en las que este pasado mes de junio se han gestionado 28.264 operaciones aéreas, concretamente un 6,1% más que en junio de 2022. Estas cifras elevan el número de movimientos durante el primer semestre de este año hasta los 149.742 vuelos, un 16,4% que en el mismo periodo del 2022.
La nota negativa de junio la ha puesto el tráfico de mercancías. Las terminales barcelonesas han gestionado este mes pasado un total de 12.604 toneladas de carga, lo que implica una caída moderada del 4,6% respecto a junio del año pasado. Los datos globales de la actividad de los cargueros durante el primer semestre del año son algo más halagüeños ya que la cantidad de mercancía trasportada -74.573 toneladas- solo significa un descenso del 0,2% en comparación con los mismos meses de 2022.