Viladecans ha sido comunicada por la Comisión Europea como una de las dos ciudades finalistas al premio Green Leaf. Este reconocimiento destaca a los municipios que se comprometen a abordar los desafíos ambientales urbanos y demuestran que la sostenibilidad es posible y una prioridad en el desarrollo de la ciudad. La otra ciudad finalista es Treviso, de Italia. Ambas ciudades tienen entre 20.000 y 99.999 habitantes y están trabajando para mejorar la calidad de vida de sus residentes, fomentando nuevas actividades de transformación hacia una transición ecológica.
Anualmente, la Comisión Europea otorga el premio teniendo en cuenta siete indicadores medioambientales. Estos incluyen la calidad del aire, el agua, la biodiversidad, áreas verdes y uso sostenible de la tierra, los residuos y la economía circular, el ruido, la mitigación del cambio climático y la adaptación al cambio climático. El 5 de octubre en Tallin (Estonia), se dará a conocer la ganadora luego de que un jurado valore la visión, propuesta de comunicación y gobernanza de las ciudades finalistas. El premio económico es de 200.000 euros y se espera que sea utilizado para organizar nuevas actividades transformadoras en la ciudad. Además, los finalistas y ganadores formarán parte de la red europea Green Leaf, una red de ciudades líderes que comparten conocimientos, experiencias y buenas prácticas.
Reconocer públicamente a las ciudades que tienen un historial consistente de trabajo para lograr altos estándares ambientales es uno de los objetivos de este galardón. Además, se busca alentar a las ciudades a intensificar y acelerar los objetivos actuales, comprometiéndose con metas ambiciosas para una mayor mejora ambiental y desarrollo sostenible. También se pretende involucrar a los ciudadanos en la adopción del cambio, inspirando a otros y promoviendo la experiencia y las mejores prácticas en otras ciudades europeas.
Se han presentado iniciativas en los siete ámbitos para reducir el CO₂, naturalizar la ciudad y adaptar la planificación urbana para hacerla más resiliente e involucrar a la ciudadanía en Viladecans. Por otro lado, se ha desplegado por toda la ciudad 5 sensores para medir la calidad del aire como parte de las acciones del Ayuntamiento. Además, se está implementando una Zona de Bajas Emisiones (ZBE) con el objetivo de disminuir el tráfico de los vehículos más contaminantes y se está promoviendo el uso de bicicletas y transporte público. Para ello, se está trabajando en la creación de más carriles bici y nuevas líneas de autobús. En cuanto al agua, una de las acciones más importantes ha sido la ampliación de la red municipal de agua no potable para abastecer a nuevos sectores de la ciudad. En total, el 70% del municipio se riega con agua no potable. Además, se están seleccionando especies vegetales que requieren menos agua.
La ciudad lleva a cabo programas educativos en las escuelas para que los niños conozcan la naturaleza que los rodea en el ámbito de la biodiversidad, áreas verdes y uso sostenible de la tierra. Se organizan actividades para la ciudadanía con el objetivo de sensibilizar sobre biodiversidad y se realizan acciones de restauración y conservación del espacio natural protegido Remolar-Filipinas. Además, está en marcha el Plan de Naturalización, cuyos hitos incluyen convertir plazas en espacios amables que no liberen calor, crear bosques urbanos en plazas y calles e interconectar parques urbanos entre ellos y con el entorno natural. Por otro lado, el año pasado se firmó la Declaración Viladecans 3-30-300, que busca lograr que cada hogar vea al menos 3 árboles desde su ventana, alcanzar una cobertura arbórea de la ciudad del 30% o más y garantizar que cada ciudadano pueda acceder a una zona verde en un radio mínimo de 300 metros.
Se han llevado a cabo varias campañas de sensibilización dirigidas a la ciudadanía para fomentar el reciclaje, la reducción y la separación de residuos, en relación con los residuos y la economía circular. Además, se está trabajando en un nuevo Modelo de Gestión de Residuos que incluye la implementación de una recogida selectiva puerta a puerta en ciertas áreas residenciales y una modalidad híbrida en el resto. El objetivo es lograr que el 60% de los residuos sean recogidos selectivamente para el año 2030, lo cual implica la eliminación de los contenedores de residuos. Para abordar el desafío medioambiental del ruido, Viladecans ha desarrollado un plan de acción local con el fin de mejorar la calidad acústica. Como parte de este plan, se ha instalado una red compuesta por 14 sensores acústicos que proporcionan información al ayuntamiento sobre los niveles de ruido, permitiendo así tomar medidas correctivas adecuadas.
Vilawatt, la estrategia emblemática de la ciudad en materia de energía, es el proyecto más importante en cuanto a la mitigación del cambio climático. Su objetivo es promover la autosuficiencia energética mediante el aumento de la energía renovable generada y consumida en la ciudad. Además, se destaca la iniciativa Misiones Viladecans 2030, que busca establecer un modelo de gobernanza compartida entre administración y sociedad para trabajar juntos hacia una ciudad sostenible, resiliente y próspera para el año 2030. Algunas de estas misiones incluyen lograr que la ciudad sea climáticamente neutra, fomentar la construcción sostenible y garantizar que las necesidades esenciales estén a solo 15 minutos de distancia para cualquier persona. En términos de adaptación al cambio climático, el municipio ha aprobado un Plan de Adaptación con 30 acciones específicas. Estas acciones están dirigidas a reducir los riesgos climáticos e incluyen la creación de refugios climáticos, un plan de contingencia para periodos de sequía y la existencia de una oficina local dedicada a prevenir la pobreza energética.
Viladecans se destaca por su capacidad de preservar y mejorar los 5 ecosistemas y la biodiversidad que se encuentran en sus poco más de cinco kilómetros de término municipal. Estos incluyen la zona forestal, urbana, la llanura deltaica, la marisma y la zona dunar.