Cuando finalice la construcción de la autovía B-25 no solo la red viaria metropolitana y sus usuarios (ya sean ciclistas,peatones, automovilistas o transportistas) saldrán beneficiados. También logrará notables mejoras el medio ambiente del territorio afectado por las obras. Y es que el proyecto de ejecución de la conexión entre la A-2 y la C-32 incluye un paquete de actuaciones paisajísticas y de integración ambiental para que el impacto de los trabajos en el territorio no solo sea mínimo sino que concluyan con un balance ecológico positivo.
Uno de los espacios en las que más se notará esta mejora verde serán los terrenos de la planta de Panasfalto, en la avenida de la Torre de la Vila de Sant Boi, de los que están extrayéndose los áridos que se utilizan en la construcción de la autovía. Al acabar las obras, toda la zona “será restaurada como una zona forestal”, asegura el primer teniente de alcalde de Sant Boi, José Ángel Carcelén.
El capítulo de integración ambiental de la B-25 conlleva la protección del suelo (prevención de la erosión) y de la vegetación (replantación con especies autóctonas), así como la preservación del patrimonio histórico, artístico y arqueológico que pueda verse afectado por las obras. La actuación medioambiental se completa con la adopción de medidas de prevención de ruidos, la recuperación del suelo útil tras la demolición del firme que no se reaproveche, así como restauración del paso sobre el río Llobregat que parte desde el camino el Sorral. III