De la suspensión de las obras de construcción de la B-25 en 2016 había quedado como obsoleta rémora –que recordaba con acidez que el proyecto seguía parado para desesperación de los atrapados en los atascos- una columnata formada por la decena de pilares de hormigón que debían soportar el paso y el peso de la autovía.
Y ahí estaban hasta hace poco más de un mes las columnas, durmiendo el sueño de los justos integradas en un original skyline de Sant Boi que recibía a los conductores como felpudo de bienvenida a espera de que se reanudaran las obras...
Los trabajos ya se han reanudado, (ejecutados por la UTE COMSA-FCC) pero con una modificación del trazado original que las hace inútiles, lo que ha obligado a demolerlas una por una y hacerlas picadillo. En su lugar se van a construir doce nuevas estructuras (cinco pasos inferiores y siete superiores) y se van a ampliar otras nueve existentes que van a “transformar la C-245, desde el nudo de Cornellà hasta la BV-2002, en una autovía”, que tendrá una velocidad máxima de circulación de 80 km/h en la calzada principal, 60 km/h en las carreteras de doble sentido y 40 km/h en los ramales y las glorietas, explican fuentes del Ayuntamiento de Sant Boi.
La magnitud de la infraestructura va a obligar además a actuar en las líneas de servicios. Así, en la red eléctrica de Endesa quedarán afectadas varias líneas subterráneas de baja tensuón y también líneas aéreas de medio y baja tensión que deberán ser desviadas. También deberá ajustarse el paso de las conducciones de agua de Agbar, la red de saneamiento municipal y el pozo de la rotonda de La Parellada, Además, será necesario canalizar la red subterránea de alumbrado público en la futura rotonda Sant Boi Norte, el desvío de líneas subterráneas de telefónica y el desplazamiento de la línea de alta tensión de Red Eléctrica de España (REE) que une L’Hospitalet y Viladecans, que está parcialmente ejecutado. También se van a ver afectadas las instalaciones de riego de la comunidad de regantes del Canal de la Dreta.
La actuación se completa con la inminente puesta en marcha desde el consistorio local de un plan de comunicación para dar a conocer el proyecto y sus consiguientes afectaciones a la Policía Local, Mossos d’Esquadra, Bomberos, autobuses y taxis, Servei Català del Trànsit, concejales, medios de comunicación municipales y perdonas interesadas, entre otros.