En el caso español, hace días, Urkullu primer ejecutivo vasco, perteneciente a la acreditada escuela clerical norteña, invocaba lo -Confederal- que antes Ibarreche ya planteó en 2006 con gran expectación. Ahora con confusión y ansia por conseguir (PSOE) los votos de minorías en el Congreso, reaparece de nuevo el concepto. Para algunos el planteamiento vasco, tiene raíces en las tres guerras carlistas (Dios, Patria y Rey) que mutó con el PNV a “Dios y viejas leyes” hasta los desbordes violentos de ETA.
La I República federal se opuso a la rebelión cantonal. La II Republica también. Por 46 años, las dictaduras de Primo y Franco hibernaron el tema, en 1976 resurgió.
Las relaciones vascas con el otro gran tensor del tema territorial hispano que es Cataluña han sido de recelo; recuérdense las intensas gestiones de Urkullu para desanimar a Puigdemont de su proclamación independentista.
El tema catalán y sus derivas es antiguo, tiene solera, aunque las proclamaciones instantáneas con marcha atrás son marca propia: En 1641 Pau Claris un cura, proclama la República Catalana y al día siguiente la pone bajo la protección Real francesa, una ocupación que durará 18 años. Con las luchas carlistas se afianzará un sentimiento tradicionalista que llegará hasta la guerra civil, enfrentado al liberalismo y su rama federalista. Después Maciá en 1931 retará a la II República con una “Unión confederal” no aceptada. En 1934 lo reintentará Companys con su “Estado catalán” dentro de la “República federal española” su breve desafío será sofocado por el general Batet. Tras la democracia con la fugaz proclamación de Puigdemont han seguido las tensiones por desajustes fiscales e inversiones. Los gobiernos autonómicos catalanes y el PNV venden caro sus votos en Madrid.
Con un PP de mayoría insuficiente y con un PSOE condicionado de nuevo a los nacionalistas en pos de un inestable Gobierno; de ahí que la idea confederal se valide en el Norte (2 M hab) pero no en el Nordeste (8 M hab). Lo confederal es poco aplicativo, Suiza mantiene la denominación pero su práctica es federal. Confederal en la Historia significa sumar o restar territorios porque es una fórmula difícil de conllevar. A los vascos con su sistema “extractivo” les conviene, a los catalanes no.
Ante la encrucijada, miro un mapa político de la Península Ibérica , veo un Coprincipado andorrano. Con un obispo teocrático que veta el aborto y un Presidente francés que se desentiende. Pintoresca y anacrónica situación.
Al sur la colonia inglesa de Gibraltar (1704) donde Madrid no sabe si abrir o cerrar la verja al contrabando ( según la UE) porque aumentará el paro en Algeciras y desaparecerá un “paraíso fiscal” y de trapicheo de carburantes. Al Oeste nuestro hermano Portugal siempre tranquilo. “Oigo Patria tu aflicción y escucho el triste concierto que forman tocando a muerto…” III