El esperado avance de las obras de construcción de la autovía B-25 (que enlazará las autopistas A-2 y C-32 en el término municipal de Sant Boi viene acompañado de las también esperadas restricciones de tráfico. Si hace una semana (concretamente el pasado sábado 11 de noviembre), el cierre total durante unas horas de la noche de la comarcal C-245 ocasionó problemas a los conductores, lo peor está por llegar. Y es que la ciudad se va a quedar si una de sus entradas más estratégicas durante al menos tres semanas, en el sector conocido popularmente como el Oasis, muy cerca de las recién derruidas columnas de hormigón que simbolizaban la parálisis del proyecto.
A partir de las 8.00 horas de este lunes 20 de noviembre está previsto que se cierre completamente a la circulación el ramal que conecta la calzada en dirección a Cornellà de la comarcal C-245 con la BV-2002. Desde este vial de conexión es desde el que se podía acceder tanto al barrio Centre de la ciudad como al barrio de Vinyets-Molí Vell, por un lado, como al barrio de la Ciutat Cooperativa, Santa Coloma de Cervelló y Sant Vicenç dels Horts (entre otros destinos), por el otro.
El cierre de este ramal de enlace –que pasa por debajo de la calzada principal de la C-245- también impedirá el acceso al camí del Sorral, en la margen derecha del río Llobregat. Sin embargo, no afectará a la conexión de la calzada en dirección Viladecans de la C-245 con la BV-2002 ni tampoco a la salida del casco urbano de Sant Boi por la BV-2002 (avenida de Maria Girona) en ninguno de sus variantes.
El cierre de este ramal se lo va a poner verdaderamente difícil a sus usuarios habituales –tanto los que procedan de la salida 53 de la C-32 (denominada Sant Boi Nord - Salines) como los que circulen por el tramo central de la C-245 (carretera de Santa Creu de Calafell) bien para dirigirse hacia Sant Vicenç, como para entrar al casco urbano de Sant Boi desde la C-32, evitando la siempre colapsada rotonda de la Parellada (también conocida como la glorieta de la Cruz Roja).
Quienes circulen por el vial de la salida 53 (que sigue con su sinuoso trazado provisional debido a las obras de la B-25) y tengan como destino final el barrio de Vinyets-Moli Vell o el Centre de Sant Boi no tendrán más remedio que atravesar la rotonda de la Parellada en uno de sus movimientos más peligrosos (que incluye un ceda el paso en el carril interior) para tomar la calzada contraria (en dirección Viladecans) y entrar al casco urbano por la calle Sant Joan Bosco o la calle Mossèn Pere Tarrés.
Los que circulen por la carretera de Santa Creu de Calafell deberán tomar el carril lateral en dirección a Cornellà nada más salir de la plaza de Europa (la popularmente denominada rotonda del Gato Negro) y después entrar a la trama de Vinyets por el nudo de la calle Osca y Sant Joan Bosco y buscar la calle de Bonaventura Calopa.
Si consideran cualquiera de estas maniobras demasiado complejas, en último extremo, los conductores podrán optar por acceder a la BV-2002 haciendo un cambio de sentido en el primer sitio donde es posible: la rotonda con la BV-2001 (Via Llobregat) y l avenida del Baix Llobregat, ya dentro del núcleo urbano de Cornellà. Lo malo de esta alternativa es que supone dar un rodeo de cuatro kilómetros por la comarcal (dos en cada sentido) y emplear un tiempo mínimo de seis minutos en completar toda la maniobra.