Coca-Cola le ha dedicado su propio sabor, ha sido portada de Vogue y Elle y actuó ante nada menos que 160.000 personas en la Ciudad de México para cerrar su aclamado ‘Motomami World Tour’. La compositora, cantante y productora musical Rosalía Vila Tobella (Sant Esteve Sesrovires, 1992), nacida y criada en el Baix Llobregat y afincada desde 2020 en Estados Unidos, ha pulverizado todo tipo de récords antes de cumplir los 30 años. Es un personaje único, un icono del pop que inspira a su generación y forma parte de la cultura del entretenimiento mundial.
Nada de eso impide que la artista continúe siendo fiel a sus orígenes. Es decir, el Baix Llobregat. “Entres por donde entres, en mi pueblo hay polígonos industriales y camiones. Muchos elementos de ‘Pienso en tu mirá’ tienen mucho que ver con estas referencias con las que he crecido”. Rosalía señalaba en 2018 la influencia que el paisaje del área metropolitana de Barcelona había tenido en la estética de las canciones de ‘El mal querer’, el disco con el que alcanzó el cielo. Un paisaje industrial y callejero también detectable en ‘A palé’ (2019), una canción con la que volvía a hacer un guiño a la estética y a las tendencias de jóvenes con los que ha crecido en el Baix Llobregat.
“Todo lo que me invento me lo trillan / Chándal, oro, sello (sello, sello) y mantilla / Restos de caviar en la vajilla / Mi Kawasaki va por Seguiriya (Tiri-tiri)”, cantaba Rosalía sobre un mundo local que divisaba a través de las ventanas de los trenes de Ferrocarrils de la Generalitat en los que se desplazaba desde Sant Esteve Sesrovires a la capital catalana. En su trayecto, camino del Taller de Músics, atravesaba zonas de grandes naves industriales como las que confluyen en la factoría de Seat, en la localidad vecina de Martorell.
Rosalía es del Baix, y lo reivindica siempre que tiene oportunidad. Como otros músicos comarcales del valor de Estopa (Cornellà), La Estrella de David (Sant Feliu), Joe Crepúsculo (Sant Joan Despí), Aitana (Sant Climent), Chanel (Olesa de Montserrat) o Alizzz (Castelldefels), la de Sant Esteve Sesrovires defiende que ser de las afueras es un hecho diferencial positivo. “Anem per davant al sud de la ciutat /Vosaltres soneu avorrits i estirats / Sóc un choni, un ignorant / Un xarnego de periferia”, cantaba Alizzz en ‘Qué pasa nen’ con un tono entre la advertencia y el sarcasmo.
La última evidencia del apego incondicional de Rosalía al Baix es el lugar elegido para rodar su novísimo clip ‘Oral’ junto a otra estrella del pop como es la inquieta islandesa de 58 años Björk. El montaje, de Carlota Guerrero, se ha grabado en uno de los pabellones de la Granja la Ricarda, una joya patrimonial de El Prat.
compuso la canción ‘Oral’ hace unos 25 años, en un momento en el que trabajaba en sus discos ‘Homogenic’ (1997) y ‘Vespertine’ (2001). Pero no llegó a publicarla por parecerle “demasiado pop” para dos álbumes con un marcado poso electrónico.
Un cuarto de siglo después, la islandesa rescata su descarte y recluta a una Rosalía que ha participado en la producción y los arreglos. El resultado es tan brillante como cabría esperar. ‘Oral’ es una pieza pop con influencias del dancehall, un estilo jamaicano que la islandesa considera como “la abuela” del reggaetón. Fue precisamente ese parentesco el que la llevó a decidirse a llamar a la cantante catalana. “Así que cuando escuché ‘Oral’ otra vez, pensé en que le podía venir bien a Rosalía, ya que había metido mucho reggaetón en su último disco, ‘Motomami’”, ha explicado la artista islandesa al periódico británico The Guardian.
En el universo onírico de la ex cantante de The Sugarcubes, todo es posible y todo sirve. Como recuperar una canción parida un cuarto de siglo años atrás y dedicar sus réditos económicos a un objetivo solidario que nada tiene que ver con su temática. Y es que Björk ha anunciado que destinará todo lo recaudado con ‘Oral’ a luchar contra las piscifactorías que tratan la cría del salmón de forma industrial en los fiordos Seyðisfjörður, en una zona de la Islandia oriental.
Joyas patrimoniales
La Granja la Ricarda, construida en 1909, llegó a ser en sus tiempos la granja dedicada a la explotación lechera más importante de Cataluña. Tras ser reconstruida en otro emplazamiento del término municipal a colación de una ampliación del aeropuerto, el espacio acoge cada diciembre la Fira Avícola Raça Prat. TUna pieza arquitectónica única que ahora deja de estar semioculta gracias a Rosalía. Una artista global reincidente en reivindicar lo local. Y es que ya había escogido antes un espacio periférico y metropolitano como escenario de uno de sus videoclips.
Fue en ‘Vampiros’, junto a su por aquel entonces novio, el puertorriqueño Rauw Alejandro, cuando la catalana eligió como escenario el Espai Corberó de Esplugues. Un enigmático lugar (conocido también como la Casa dels Cecs) en el que ya se había fijado antes Woody Allen para su película ‘Vicky Cristina Barcelona’. Era 2022, y Rosalía reveló a millones de personas de todo el planeta ese tesoro secreto escondido al lado de su casa.
Año y medio después, Rosalía lo ha vuelto a hacer. De la mano de la legendaria Björk, ha deslumbrado de nuevo al mundo con el brillo añadido de otra joya patrimonial de su querida comarca. Genio y figura (con corazón del Baix). III