Se nos va 2023, un año extraordinario en todos los sentidos, pero muy especialmente porque ha sido el escenario de multitud de fenómenos meteorológicos excepcionales en el Baix Llobregat. L’Hospitalet y el resto del planeta, lo que lo ha convertido, por ejemplo, en el año más cálido jamás registrado a nivel global, según Copernicus, el Programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea (UE). La temperatura media anual en la Tierra ha sido 0,33 grados más alta que en 2016 (el año del anterior récord) y nada más y nada menos que 1,43º C mayor que el promedio térmico de la era preindustrial, en el siglo XIX.
El sofocante calor también ha afectado a las temperaturas de los mares y los océanos (Mediterráneo y Atlántico, incluidos) y eso ha desencadenado otros fenómenos extremos muy virulentos como la salvaje DANA del mes de septiembre o la pertinaz sequía que todavía nos azota y que no tiene pinta de evaporarse a corto plazo. Buena parte de la culpa de esta situación la tiene ‘El Niño’, un evento climatológico relacionado con el calentamiento del océano Pacífico oriental y que va asociado a un alza de las temperaturas en España.
El año 2023 echa el cierre como el segundo año más caluroso desde la serie de registros iniciada en 1961, superado solo por el año anterior: 2022.
El verano le fue a la zaga (se convirtió en el tercero más tórrido desde que existen registros) pero con la salvedad de que el mes de junio fue el segundo más lluvioso desde que se tienen datos. Lo más desesperante del estío de 2023 ha sido la continua sucesión de olas de calor, que llegaron a su cénit el 10 de agosto cuando una combinación de viento del oeste y una masa de aire subtropical llevó los termómetros hasta los 47.3 grados en la localidad valenciana de Sumacàrcer.
Como no podía ser menos, el otoño fue el segundo más cálido (tras el de 2022) y lluvioso, pero con disparidad de precipitaciones, según las zonas. De los calores otoñales hay que resaltar (tanto por tardío como por su duración) que afectó a las islas Canarias entre el 8 y el 18 de octubre.
El meteorólogo de Meteored, José Antonio Maldonado, coincide en calificar este 2023 como “caluroso” y, paradójicamente, “a la vez húmedo”. La otra cara de la moneda son Cataluña, Andalucía, sur de Extremadura y suroeste de Castilla La Mancha donde se sufre “una sequía que ha causado la ruina en numerosos cultivos y ha traído consigo cortes de agua” en la comunidad autónoma catalana y en la provincia de Málaga, relata Maldonado. Los expertos no descartan que la sequía se extienda a otras regiones y comunidades.
El mar tampoco se ha salvado del calentamiento global. La temperatura del agua en la costa del Baix Llobregat alcanzó el pasado mes de julio los 28,4 grados de media, el más alto de los registros modernos. En algunos puntos de la costa española del Mediterráneo se detectaron bolsas cálidas de más de 30 grados y la cosa fue a más en agosto. La boya de Dragonera (Baleares) marcó el 24 de agosto a las 15.00 horas la cifra de 31.21 grados, rozando el récord absoluto de la red exterior española: los 31.36 grados registrados en agosto de 2022 por esta misma boya.
Según el meteorólogo de Meteored, Francisco Martín, debido a El Niño, el océano Atlántico Norte ha alcanzado temperaturas insólitamente elevadas, de récord (en intensidad, extensión y persistencia) en este 2023 que se acaba. A principios de septiembre la temperatura del agua del mar trepó hasta una temperatura media de 25,4 grados, un valor nunca alcanzado anteriormente en los registros modernos. En las islas Canarias, y en pleno invierno, el agua marina está entre dos y cuatro grados por encima de lo habitual.
Martín explica que las consecuencias del aumento de la temperatura del mar son varias y alarmantes: afectación a la vida acuática y, en el exterior, aumento del bochorno en las zonas costeras, con olas de calor y mayor cantidad de agua en la atmósfera, “lo que puede provocar precipitaciones muy intensas”, matiza el meteorólogo.
Como concatenación de esta situación llegó la “devastadora” DANA de principios del mes de septiembre, como la define el meteorólogo José Miguel Viñas, de Meteored. Sorprendentemente, esta DANA en lugar de afectar a la costa como viene siendo habitual –con fuertes tormentas y lluvias torrenciales- asoló el interior de la Península Ibérica, con especial énfasis en el centro de la provincia de Toledo y en el Oeste de la de Madrid.
Unas 48 horas antes, Meteored pronosticó fuertes lluvias de entre 50 y 200 litros por metro cuadrado en un solo día (un auténtico diluvio) y situó la ‘zona cero’ en la ciudad de Madrid y su área metropolitana, lo que hizo que Protección Civil activara un aviso a los móviles de los ciudadanos potencialmente afectados, con la consiguiente alarma. Como el epicentro de la tormenta se situó a unos 30 kilómetros al oeste de donde se había predicho hubo críticas (Madrid se salvó por los pelos). Pero Viñas insiste en que este tipo de críticas fueron “injustificadas, porque no valoraron la dificultad de una predicción de esta naturaleza y el valor intrínseco que tuvo la anticipación de un episodio tan extremo y peligroso como este”. Lamentablemente la DANA se cobró la vida de siete personas.