Y esta se ha producido tres años después de El Pintor de almas (Grijalbo, 2019), en la que hace un retrato de la agitada Barcelona de inicios del s. XX, enmarcado en una trama protagonizada por Dalmau Salas, un esforzado superviviente de las miserias soportadas por la clase trabajadora a la que él pertenecía y que, a través del alma de pintor que lleva dentro, intenta encontrar un presente y un futuro mejor, superando el caótico ambiente de la convulsa etapa que vive la ciudad y el país en general.
Pero no podríamos hablar de un autor universal (traducido en 15 idiomas), sin referirnos a su ópera prima, de éxito editorial arrollador, La catedral del mar (Grijalbo, 2006), una obra que supone el comienzo de una exitosa carrera como escritor de novela histórica. Ambientada en la Barcelona feudal del s. XIV, construye una trama alrededor de Arnau Sala, un personaje absolutamente decidido en su camino en pos de la libertad, que consigue al huir del señor feudal del que era siervo y establecerse como ciudadano libre en Barcelona.
Este solo sería el primer paso en una trayectoria vital que le convertiría en protagonista privilegiado de los acontecimientos que se suceden durante la construcción de la Catedral del Mar, monumento histórico edificado en el barrio de los pescadores barceloneses. Esta novela tendría continuidad con Los herederos de la tierra (Grijalbo, 2016), obra en la que Falcones vuelca sus vastos conocimientos de la época medieval circunscrita a una ciudad que está en plena efervescencia social a mediados del s. XIV.
La mano de Fátima (Grijalbo, 2009) y La reina descalza (Grijalbo, 2013) completan la producción literaria de un autor que muestra su querencia por desarrollar tramas en escenarios hostiles en los que sus protagonistas han de superar dificultades que ponen a prueba los límites de sus existencias.
Fiel al perfil de estos personajes, ILDEFONSO FALCONES (BARCELONA, 1959) escribe y publica su última novela, ESCLAVA DE LA LIBERTAD (Grijalbo, 2022). Tremenda historia que el autor imagina en dos escenarios que discurren paralelos: último tercio del siglo XIX y segunda década del siglo XXI. En ambos las protagonistas son dos mujeres que luchan por la libertad y la igualdad de todas las personas sin distinción de sexos, razas, religiones o procedencias, aunque en circunstancias y épocas diferentes.
En el primer escenario, Cuba 1868, Kaweka, niña esclava en las plantaciones azucareras (ingenios), nos sumerge en una vida por la que transita en medio de la total ausencia de humanidad por parte de los esclavistas y los propietarios de las haciendas en la Cuba colonial española. Ella representa el ansia de liberarse del yugo opresor y lidera una lucha que culminará al final pagando un precio terrible por la libertad de los oprimidos.
En el segundo escenario, Madrid, 2018, Lita, descendiente de los antiguos esclavos cubanos, lucha, con las armas de las leyes y con su resiliencia inquebrantable, contra el racismo latente que continúa muy presente en los diferentes estratos de nuestra sociedad.
Ambas historias representan un alegato contra la injusticia que representa la dominación de unos seres humanos sobre otros y que nos debe avergonzar, y concienciar, para no replicar los comportamientos xenófobos y racistas que permanecen en muchos de los “ejemplares” ciudadanos del siglo XXI.
Novela muy potente… y de obligada reflexión para tod@s. III