Un estudio internacional multicéntrico llamado RATIO37, publicado en la revista The Lancet, demuestra que si se usa la ecografía Doppler para determinar el flujo de los vasos del cerebro del feto y de la placenta durante la ecografía rutinaria del tercer trimestre del embarazo, se pueden detectar bebés en riesgo de presentar complicaciones posparto que requieran ingreso en la UCI. En esos casos de riesgo, inducir el parto al término de la gestación podría reducir a la mitad la tasa de ingreso en la UCI neonatal. El estudio ha contado con el apoyo de la Fundación "La Caixa", la Fundación CEREBRA y los hospitales Clínic y Sant Joan de Déu de Barcelona.
Marta Rial Crestelo, del grupo de Medicina Fetal y Perinatal (IDIBAPS y CIBERER), es la primera firmante de este estudio, concebido y dirigido por Francesc Figueras, jefe del servicio de Medicina Fetal del Hospital Clínic de Barcelona (IDIBAPS), y Eduard Gratacós, director de BCNatal del Hospital Clínic y el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona (IDIBAPS e IRSJD).
En las últimas tres semanas de embarazo o al nacer, menos del 1% de los bebés en gestaciones de bajo riesgo experimentan alguna complicación que los lleva a ingresar en la UCI. Aunque son muy raras, las complicaciones graves en bebés durante embarazos normales pueden resultar muy traumáticas para las familias. La insuficiencia placentaria, que ocurre cuando la placenta deja de funcionar correctamente al final del embarazo, es una causa común dentro de este 1%. Durante las contracciones uterinas al final del embarazo y durante el parto, esta situación puede resultar en falta de oxígeno para el bebé. Es crucial identificar los casos de riesgo de insuficiencia placentaria, ya que esto permitiría considerar la finalización del embarazo al llegar a las 37 semanas de gestación y reducir significativamente las complicaciones graves o incluso prevenirlas.
Hasta ahora, la detección de este riesgo se ha basado en realizar una ecografía al final del tercer trimestre para identificar a los bebés con bajo peso. Sin embargo, este método no es capaz de detectar todos los casos de riesgo. Algunos bebés con peso normal también pueden sufrir insuficiencia placentaria, pero debido a que esta aparece tarde, no afecta al crecimiento fetal. Para obtener resultados más fiables, el estudio ha demostrado que la insuficiencia placentaria puede detectarse mediante una prueba de ecografía Doppler que evalúa la circulación sanguínea en el cordón umbilical y el cerebro, conocida como ratio cerebro-placentario (RCP).
Hasta ahora, esta prueba se realizaba únicamente en embarazos problemáticos y en casos específicos. Durante más de una década, ha habido un debate en la comunidad científica sobre si es necesario medir el RCP en todas las mujeres embarazadas o si esto supone un gasto innecesario de recursos. Si se llevara a cabo la prueba Doppler en todos los embarazos, podría mejorar la detección de bebés con riesgo de complicaciones debido a la insuficiencia placentaria. Sin embargo, también existe el riesgo de que la prueba no aporte mejoras y, en cambio, genere más gastos y ansiedad para las madres.
"El estudio parte de la siguiente premisa: "¿Podríamos identificar mejor los casos de bebés en riesgo y reducir las complicaciones neonatales graves midiendo el RCP en todos los embarazos?". Ante esta pregunta, el doctor Francesc Figueras ha argumentado que "limitar el estudio de la función placentaria solo a fetos de bajo peso restringe la detección de la insuficiencia placentaria, por lo que si se extiende el estudio a toda la población, podría mejorar la detección de aquellos bebés en riesgo de requerir ingreso en UCI y prevenirlo mediante la inducción del parto al término de la gestación".
Durante 6 años, más de 11.500 mujeres con embarazos de bajo riesgo han participado en el estudio RATIO37. En todas las mujeres se ha medido el RCP en la ecografía de las 36 semanas. Sin embargo, las participantes han sido divididas al azar en dos grupos; en uno, los investigadores han usado esta prueba y, si se presentaran alteraciones, han propuesto la inducción precoz del parto para llevarlo a término; en el otro, no se ha comunicado el resultado de la prueba y se ha manejado el embarazo según los protocolos vigentes. El estudio ha comparado los casos de muerte del bebé y complicaciones neonatales graves (como problemas neurológicos, intestinales, cardíacos, renales o respiratorios) con una estancia en la UCI de 10 días o más que se han producido en cada grupo.
Solo se han observado complicaciones neonatales graves en un 0,38% de los embarazos en los que se ha utilizado el RCP, mientras que en los casos en los que no se ha utilizado, los casos con complicaciones han ascendido al 0,73%. Este estudio ha sido necesario para demostrar una diferencia aparentemente pequeña pero significativa: se reducirían 3,5 casos de complicaciones graves por cada 1.000 embarazos clasificados como de "bajo riesgo". Si extrapolamos estas cifras al total de partos en España en 2022 (330.000), podríamos evitar 1.150 complicaciones neonatales graves.
La doctora Rial ha explicado que, al añadir el estudio del RCP a todos los fetos en la ecografía de tercer trimestre, se ha logrado detectar a aquellos bebés en riesgo de presentar complicaciones y de requerir ingreso en UCI, sin importar su peso al nacer. Además, la inducción al parto de los fetos con signos de insuficiencia placentaria ha permirido reducir a la mitad las complicaciones que requirieron ingreso del bebé en UCI.
Según el doctor Gratacós, "los resultados son muy relevantes y aportan datos fundamentales para un debate científico de más de 10 años". Además, ha asegurado que este estudio representa un avance en el desarrollo de mejores formas de refinar la detección de embarazos de riesgo y prevenir complicaciones neonatales graves. "Será necesario valorar cómo se aplican los resultados del estudio en cada entorno, pero sin duda motivarán cambios en las recomendaciones de muchas guías profesionales de control del embarazo en todo el mundo", ha explicado el doctor.
Avanzar en el objetivo de ser muy estrictos en la selección de casos que se benefician de una inducción al parto es un beneficio adicional del estudio. Al término de la gestación, algunas sociedades científicas y profesionales internacionales respaldan la opción de inducir el parto en embarazadas nulíparas (que no han tenido partos previos). Se ha demostrado que esta opción reduce las complicaciones neonatales severas y no empeora la tasa de cesáreas. El estudio ha demostrado que se puede identificar de manera mucho más selectiva, específicamente un 5%, las gestaciones que realmente se benefician de una medida como la inducción del parto. Esto representa un avance hacia una medicina maternofetal personalizada y de mínima intervención.