Le decían: “Sheriff”. Y él se giraba sonriente hacia los niños que jugaban en la plaza Catalunya de Sant Boi. Eran los años 80 del siglo pasado. Algunos de los pequeños le hacían el saludo militar antes de dar otro golpe al balón y sortear al resto de jugadores y lanzar a meta: “Goooooool”...
El “sheriff” de la infancia de los niños samboyanos de principios de los 80 era un interno del hospital psiquiátrico de Sant Boi. A veces, simulaba apuntar las matrículas de los coches y mantener el control del tráfico. Un compañero suyo también interno en la institución paseaba por las calles de la ciudad con una pequeña radio pegada a la oreja.
Son dos seres incrustados en la memoria sentimental de las largas tardes de parque de un grupo de amigos de la época que han hecho un ejercicio de memoria para esta crónica. “Con la perspectiva que nos da el tiempo, podemos afirmar que fuimos, como son la mayoría de los niños, tolerantes con aquellas personas tan diferentes”, rememora una de las amigas. “Siempre tenían una sonrisa, sí, y nosotros nos acercábamos a ellos con una mezcla de curiosidad y cuidado, como si se tratasen de entes mágicos, porque sabíamos que algo no funcionaba bien en ellos y eran vulnerables”.
La misma cuadrilla de ex niños, ahora adultos cincuentones, comparten otra anécdota. “Cuando te ibas fuera de Sant Boi, de vacaciones, al pueblo de tus padres por ejemplo, y decías de dónde eras…la broma estaba servida. ¿De Sant Boi, el pueblo de los locos?”. Y la respuesta al medio chiste, medio ofensa era siempre la misma: estabas obligado a sacar a relucir el orgullo samboyano. Así, si el interlocutor que se había reído del ‘pueblo de los locos’ era de Huesca, tú, como buen samboyano, debías responder: “Pues hicieron recuento en el hospital y todos eran de Huesca”. Y así hasta el infinito porque la respuesta era un calco que se adaptaba a cualquier gentilicio.
Para Sant Boi el Complejo Asistencial en Salud Mental Benito Menni nunca fue algo externo a las tripas de la ciudad. Todo lo contrario. Formaba y ,lo continúa haciendo, parte del paisaje humano. La naturalidad de ciudadanos cuerdos y locos compartiendo el espacio cívico se ha mantenido en el tiempo: en la estación de Ferrocarrils cuando ves a alguno de los pacientes pasear; o compartiendo terraza con un café en la mesa.
Puede que la cotidianidad sea el mejor material para cimentar los cambios y éstos han llegado. Sant Boi ya no es ‘el pueblo de los locos’, sino la ciudad de la salud mental. La ciudad del Baix Llobregat es desde hace una década el núcleo de la célula sanitaria de la salud mental en Cataluña.
El aniversario se celebró el mes de noviembre del año pasado, pero ¿qué sucedió el año 2013? El ayuntamiento de Sant Boi decidió entonces impulsar el Clúster de Salut Mental de Cataluña con sede en el Palau de Marianao del municipio. Y como consecuencia de ello, la ciudad se ha convertido en el referente de la salud mental comunitaria. “Todo responde a una estrategia de ciudad- explica el primer teniente de alcalde, José Ángel Carcelén- que se basó en mejorar en aquello en lo que ya éramos buenos”.
Así, aprovechando la experiencia y trayectoria históricas de los hospitales psiquiátricos, Sant Boi decide estirar el concepto de salud mental hacia otro más amplio y global, “y construir la marca de ciudad sostenible y saludable”. Se trataba de englobar con el manto de la salud, más allá de la mental, las políticas públicas del municipio: salud mental, pero también ambiental, física, urbanística…Y todo ello para singularizar el papel de Sant Boi dentro del entorno metropolitano.
En este sentido, Carcelén destaca los diferentes roles que juegan las ciudades vecinas: “Cornellà basa su estrategia en la proyección comercial e industrial; Viladecans opta por el conocimiento y la educación y Sant Boi hace de la salud, en el concepto más amplio, su plataforma de desarrollo y crecimiento”.
Actualmente, el Clúster de Sant Boi cuenta con la implicación de 96 socios y 722 empresas del ámbito de la salud mental Las compañías dedicadas a este sector facturan 9.244 millones de euros. Son empresas que en su mayoría se dedican a ser proveedores de servicios, pero también las hay especializadas en la industria farmacéutica, la tecnología médica y la salud digital.
Un engranaje público-privado que tiene como objetivo final“abordar los trastornos y las necesidades de las personas que sufren desde una perspectiva holística bio-pisco-social y al largo de todo el ciclo de la vida de la persona, desde el nacimiento y hasta la vejez “, bio-pisco-social y al largo de todo el ciclo de la vida de la persona, desde el nacimiento y hasta la vejez “, detalla el psiquiatra y presidente del Clúster de Salud Mental de Cataluña, Francesc Arrufat. “Durante estos 10 años se ha conseguido crear un ecosistema que favorece la generación de proyectos innovadores y la colaboración entre los socios miembros del Clúster y también con otros clústers”.
El 2024 arranca con un nuevo reto: avanzar en la reforma del Palau de Marianao para, además del Clúster, acoger el Centro de Excelencia Internacional para la Salud Mental de Cataluña. Se trata de aglutinar en un mismo espacio todos los recursos que la ciudad despliega a favor de un entorno sostenible y saludable. Un entorno que situará a la persona en el centro porque, como apunta el doctor Arrufat, “los esfuerzos se deben focalizar en mejorar la autonomía de las personas con trastornos del sistema nervioso central a lo largo de su vida y en conseguir un envejecimiento activo”.
Retos de futuro que se desarrollan sobre un terreno social fértil para avanzar como consecuencia del mayor conocimiento y sensibilidad de la ciudadanía respecto a la salud mental. Ésta ya forma parte de la agenda política y mediática. Algunos enunciados como redes sociales y su impacto, malestar emocional, las autolesiones de los adolescentes, los colectivos vulnerables y su integración, el suicidio, las drogas y las adicciones…no son ajenas a la conversación pública. Esa tristeza, malestar e infiernos íntimos que han castigado históricamente a la humanidad son más reconocibles y mejor diagnosticados y tratados. No estamos solos ante la enfermedad mental, esa extraña telaraña que nos puede atrapar en cualquier momento de la vida. Puede que el “sheriff” lo supiese y, por ello, se dedicara a proteger la ciudad. III
| Más de 26.000 pacientes atendidos cada año |
| El programa de servicios de atención sociosanitaria atiende en régimen de ingreso o ambulatorio a personas mayores con algún tipo de patología psiquiátrica crónica; o bien, que padecen deterioro cognitivo o de conducta. También a pacientes con discapacidad intelectual. . En total, el complejo ofrece atención a más de 26.000 personas por año. Cuenta con más de 700 camas de hospitalización, diversos hospitales de día, centros ambulatorios especializados en salud mental y adicciones, servicios de rehabilitación comunitaria, pisos con apoyo, residencia de salud mental, servicios pre laborales, programas de intervención específicos, y las más recientes innovaciones asistenciales y de gestión. . Es el día de hoy después de más de un siglo de historia. El padre Benito Menni se hizo cargo del Instituto Manicómico de San Baudilio el año 1895. Menni lo había adquirido a la junta rectora que gestionaba el centro tras la muerte de su fundador, el Dr. Pujadas, quien había trasladado su manicomio de Barcelona hasta el Baix Llobregat.. Junto a Benito Menni llegaron a Sant Boi las primeras comunidades de Hermanos de San Juan de Dios y de las Hermanas Hospitalarias para gestionar un gran centro que disponía de un elevado número de pacientes para la época (más de mil), pero con importantes carencias estructurales, asistenciales y de gestión. Bajo la tutela de Benito Menni se compraron nuevos terrenos y se mejoró la asistencia a los pacientes con profesionales más competentes y un entorno también más saludable. En este sentido, mejoraron la higiene y la alimentación. |
| Pioneros del sello EFQM 600 |
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