"¿Quousque tandem abutere (Catilina) patientia nostra?" ¿Hasta cuándo vas a abusar de nuestra paciencia, Catilina? Es lo que significa exactamente el latinajo del titular, una certera puya que fue disparada por Cicerón a su adversario político (el tal Catilina) delante del Senado romano, el 8 de noviembre de 63 a. C. Esta interrogación retórica, famosa por ser la primera oración de la Primera Catilinaria y azote para los estudiantes de latín, sirvió para desenmascarar una conjura (las pretensiones absolutistas de Catilina) y derrotar un año después a los conspiradores en la batalla de Pistoya.
Algo idéntico (¿Hasta cuando vais a seguir abusando de nuestra paciencia?) habría que preguntar a las administraciones públicas responsables de prever sequías como la actual (que ya han dejado de ser excepcionales) y de evitar sus consecuencias y sus restricciones. Y es que hace prácticamente un año, El Llobregat ya alertó en su edición de mayo, que la cosa. pintaba mal. ¿Y qué se ha hecho desde entonces? Prácticamente nada. Trazando un paralelismo con la Roma de Cicerón, lo letal es que, prácticamente 365 días después de la advertencia, no se ha conseguido derrotar a nuestro ACAtilina particular. Más bien, al contrario. Seguimos bajo su “Amenaza en seco”, como rezaba en la portada de la premonitoria edición primaveral.
Los peores pronósticos del 2022 se han cumplido. Hace un año Baldiri Ros, presidente del Institut Agrícola Català de Sant Isidre, alertaba a El Llobregat de que la situación para los agricultores de la comarca ya era entonces “de extrema gravedad” debido a la falta de Lluvias. Ros se quejaba de que no se había hecho nada, aunque el nivel de los pantanos llevaba meses bajando y seguía sin llover. El también vicepresidente de la patronal Foment del Treball denunciaba asimismo que no existía “ningún plan serio contra la sequía” y dejaba entrever una posible “dejación de funciones” por parte de la Agència Catalana de l’Aigua (ACA). Se podría decir metafóricamente que ha llovido mucho desde entonces, pero no sería verdad. Ni ha habido precipitaciones en los últimos meses ni avances significativos en las políticas hidrológicas del Govern de la Generalitat.
También la patronal de la pequeña y mediana empresa (PIMEC),,que tiene una delegación en el Baix Llobregat, hablaba de la necesidad de mirar “a largo plazo” e ir más allá de “medidas cortoplacistas” como las actuales restricciones, que acaban repercutiendo negativamente “en la actividad económica, en el empleo y en el precio de los alimentos”. Pedía PIMEC “soluciones estructurales y consensos” y que “se tomaran decisiones” para garantizar la disponibilidad de agua y minimizar el impacto de la escasez. Sus rogativas parece que no fueron escuchadas (o no mucho) y sus reivindicaciones siguen -con matices- totalmente vigentes.
Baldiri Ros lamentaba en mayo de 2022 en la edición de El Llobregat la “falta de voluntad política” para desencallar proyectos pendientes y alternativas para amortiguar ésta y las futuras sequías venideras y alertaba de que los gobernantes están tomando “decisiones poco responsables”. “Se está frenando el uso de nuevas tecnologías y eso es un error de bulto, porque puede llegar el día en que se abran los grifos de Barcelona y no salga agua”, vaticinaba. Aún no se ha cortado el suministro en los hogares pero sí se ha reducido la presión.
Los lamentos del agricultor siguen teniendo vigencia. “Si los gobernantes hacen declaraciones pero no actúan, si no se ponen las pilas, lo tenemos crudo”, subrayaba Ros. Llegados a marzo de 2024, lo tenemos más crudo todavía. y es que de aquellas lluvias vinieron estos lodos. O mejor dicho, de aquella falta de previsiones vinieron estos secarrales. No pinta bien.
El cielo de Madrid |
Desde el Govern se tiende a culpar a Madrid de todos los males de Cataluña. Pero en asuntos de sequía, esta excusa de mal pagador no vale porque en las últimas décadas en ambas autonomías las lluvias brillan por su ausencia. Según el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco), entre 1991 y 2020 la media anual de precipitaciones en Cataluña fue de solo de 644,1 litros por m2. Pero en Madrid aún llovió menos: 493,9 l/m2. Solo en 2023 se giraron las tornas y llovió más en la capital. Pese a que ha llovido más, en Cataluña hay restricciones y en Madrid no. El fet diferencial estriba en la inversión. Mientras, entre 2019 y 2023, Madrid ha destinado una media de 504 millones de euros anuales a contrarrestar la sequía (y prevé destinar 1.500 millones más el próximo lustro), la Agència Catalana de l’Aigua (ACA) solo ejecutó en 2022 el 35 % de su previsión de inversión (lo que supone renunciar a 300 millones de euros) y ha reducido su presupuesto a la mitad. No obstante, el President Pere Aragonés ha asegurado estos días que las futuras cuentas de la Generalitat para 2024 incluyen una partida extraordinaria de 1.045 millones de euros para combatir la sequía, modernizar regadíos y promover el uso eficiente del agua. |