El tramo final de la Granvia de L’Hospitalet, entre la rambla de la Marina y el río Llobregat, dejará de ser una barrera y su entorno será un moderno bioclúster vinculado a la salud y la innovación. La Comisión de Territori de Catalunya ha aprobado este jueves de forma definitiva el Plan director urbanístico (PDU) Biopol-Granvia, un proyecto que va a cambiar de arriba a abajo la fisonomía, los usos y el concepto de casi 96 hectáreas de la segunda ciudad catalana, de las que más de la mitad se destinarán a parques y zonas verdes, que se va a convertir en un nuevo epicentro metropolitano, a medio camino entre el Port de Barcelona y el Aeropuerto Josep Tarradellas de El Prat, que facturará más de 7.000 millones de euros.
El principal argumento a favor del proyecto del PDU es de transformación urbana, porque viene de la mano del soterramiento y la semi-cobertura de la GranVia (que sigue el eje de la C-31), entre el paso sobre las vías de Renfe (en el Gornal) y el barrio de Bellvitge. Con esta intervención, el vial perderá su actual condición de autovía -aunque la velocidad máxima permitida en ella sea de 80 kilómetros por hora- y se convertirá en un vial urbano, con un tratamiento similar al del entorno de la Plaza de Europa, un tramo de la Granvia que también se soterró en paralelo al desarrollo de la Fira.
La operación urbanística va facilitar la accesibilidad y la conexión a pie plano entre ambos lados de la avenida y va permitir ganar espacios peatonales y de uso cívico, lo que a su vez fomentará “un modelo de movilidad sostenible en la zona”, han avanzado fuentes municipales. En concreto, el futuro sistema viario del PDU –que dará continuidad a la calle de las Ciencias como nuevo eje vertebrador- ocupará el 22,4% del global del ámbito y traerá consigo la reordenación de las paradas y de los recorridos de las actuales líneas de autobús del sector y la apertura de una nueva boca de metro en la parada del Hospital de Bellvitge (L1).
Pero el plan, además de por su vertiente puramente urbanística es esencialmente importante por su impacto económico y las puertas que abre al mundo de la investigación la salud, pese a que el terreno destinado a estos fines solo supone el 11,6% de toda la superficie del ámbito. Y es que su desarrollo va a dar el espaldarazo definitivo al BioClúster de Innovación y Salud, un futuro polo de actividad económica vinculado a la investigación, la investigación biomédica y las ciencias de la salud que va a favorecer “la localización de nuevas empresas relacionadas con las tecnologías médicas, la biomedicina, la industria farmacéutica y de servicios, aprovechando las sinergias con los centros sanitarios, ocentes y de investigación de referencia internacional ya existentes en el sector”, han precisado las mismas fuentes.
Porque el futuro BioClúster –la mayor parte enclavada al sur del futuro vial soterrado- está llamado a ser el más importante del sur de Europa y a funcionar como un revulsivo económico y de creación de empleo (unos 50.000 puestos de trabajo y una renta salarial de 1.700 millones de euros) que tendrá una incidencia directa en el Producto Interior Bruto (PIB) catalán, al que se prevé que aporte más de 4.500 millones de euros, lo que equivale al 1.86% del total autonómico. Esta potente iniciativa está liderada por el propio Ayuntamiento de L’Hospitalet pero en estrecha colaboración con el Hospital Universitario de Bellvitge (HUB), el Institut Català d’Oncologia (ICO), la Universitat de Barcelona (UB)-Campus Bellvitge, el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) y el Hospital Sant Joan de Déu de Esplugues.
El nuevo planeamiento incorpora una vertiente medioambiental en plena lucha contra el cambio climático. El 56% del terreno afectado por el PDU lo conforman espacios verdes y las actuaciones mimarán la preservación de la biodiversidad de la zona, por ejemplo, con la habilitación del parque estratégico de Cal Trabal –de 25,41 hectáreas, cerca del 29% del PDU- y que funcionará como un conector verde con el río Llobregat y con el resto de zonas verdes de la ciudad. Además, se garantiza la preservación de tres masías existentes (Cal Trabal, Cal Masover Nou y la Torre Gran) que se incorporarán al catálogo de equipamientos municipales protegidos.
Además, un 24,4% de la superficie afectada por el plan urbanístico se destinará a espacios libres, que se distribuirán como parques urbanos por todo el ámbito. También se actuará sobre la permeabilidad del terreno para facilitar la recarga de los acuíferos y se preservará el uso agrícola de Cal Trabal y se resuelve el acceso al río desde los dos lados de la Granvia, aprovechando las estructuras existentes y los ejes pasos viarios que quedarán sin uso después de las obras. Esta trama se reconvertirá en rutas cívicas que unidas a un sistema de pasarelas conectarán los espacios libres situados a los lados de las infraestructuras viarias. El 5,45% de la superficie total del PDU se destinará a equipamientos.
Durante la fase de información pública, el PDU recibió un total de 90 alegaciones, que han sido estimadas parcialmente de forma que han acarreado pequeños ajustes de carácter técnico en el redactado del plan. El PDU Biopol-Gravia entrará en vigor una vez se publique la resolución de la Comisión de Territori de Catalunya en el Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya (DOGC). En principio, la publicación en el DOGC debería ser inmediata a la decisión de la comisión de Territorio, pero el Govern la ha condicionado a que L’Hospitalet supere la actual situación de emergencia por sequía.
El futuro plan urbanístico será gestionado por el Consorcio para la Reforma de la Granvia, integrado por el consistorio de L’Hospitalet y la Generalitat. El proyecto es una consecuencia de que el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC) anulara en 2020 por defectos de forma el anterior Plan Director Urbanístico (PDU) denominado Granvia-Llobregat, que había sido aprobado por el Govern de la Generalitat en 2017 y dotado de un presupuesto de 114,83 millones de euros.