Óscar Jurado creció en Les Palmeres, un barrio olvidado de El Prat de Llobregat. “Viví aquí hasta 1982”, indica. Fue testigo del asfaltado de las calles en aquel año mundialista.Como si fuera ayer, el hombre recuerda imágenes como las chabolas que hacían los chavales, las fogatas de la verbena de Sant Joan, los vecinos cenando en la calle y las puertas de las casas las 24 horas abiertas.
En aquella época “la gente tenía incluso cerdos en crianza en la zona de los huertos”, explica Jurado, quien posteriormente se fue del barrio junto a su familia. “Nuestra casa se quedó cerrada y mi padre la puso en alquiler unos cuantos años, hasta que decidí comprarla en 2002 y, años más tarde, formé una familia” en Les Palmeres, un sector de El Prat que define con resignación como “un barrio olvidado”.
Son muchos los habitantes del Baix Llobregat que nunca han oído hablar de Les Palmeres. Y son bastantes los vecinos de El Prat de Llobregat que jamás han pisado este barrio periférico de su propia ciudad. Pero Les Palmeres existe. Es el hogar de unas 50 familias que viven junto a un aeropuerto internacional. Personas que sufren desde hace décadas los efectos de estar bajo urbanísticamente bajo la tutela del gestor aeroportuario Aena: la luz artificial escasea en la vía pública, las calles están mal asfaltadas y los menores no disponen de un parque infantil en condiciones adecuadas.
Los afectados solo piden vivir con un mínimo de dignidad. “Hay que poner fin a esta larga situación de abandono en la que vivimos”, reclaman desde la asociación vecinal de Les Palmeres. “Estamos desesperados. Todo sigue enquistado”.
Cercado por el segundo mayor aeropuerto español y por campos de cultivo, Les Palmeres es una pequeña barriada poblada por 80 irreductibles vecinos que resisten y denuncian “la pasividad” de la administración. Continúan sin liberarse del yugo de Aena a pesar de dos mociones del pleno municipal de El Prat que le instaba a hacerlo tras un acuerdo unánime de los grupos políticos locales.
El gestor aeroportuario asegura que está trabajando junto al Ayuntamiento en la obtención de una solución definitiva, un extremo que implica contar con garantías jurídicas. “Mientras no se abordan las soluciones de fondo, actuamos en todos aquellos ámbitos en que podemos”, explican desde Aena. El Ayuntamiento, que admite el agravio que sufren los vecinos, asegura que espera alcanzar un acuerdo con el aeropuerto barcelonés “a corto plazo”. Por ahora, sin embargo, no hay sobre la mesa un plan para Les Palmeres.
Transcurridos más de 45 años desde que Aena incluyera el barrio en el Plan Director Aeroportuario, el barrio (y con él sus residentes) continúa definido como un área de protección aeroportuaria y los terrenos están calificados como rústicos. Así lo denuncian personas afectadas como Germán Casas, vecino de Les Palmeres desde finales de los años 80, un período en el que el barrio ya estaba afectado por el primer Plan Director del aeropuerto. Su vivienda, como todas aquí, fue construida en 1950. “Cuando la compré, solo había escrituras del solar. Si pudimos escriturarla fue gracias a la primera asociación de vecinos que existió”, recuerda Casas, a quien trae por el camino de la amargura la actual prohibición de realizar obras de carácter mayor en las casas de Les Palmeres debido a la afectación como zona aeroportuaria. “¿Qué herencia van a recibir mis descendientes? ¿Una casa en ruinas?”, cuestiona.
Casas, padre de dos hijos, es el actual presidente de la renacida asociación de vecinos del barrio. Una idea sobrevuela cada una de las reuniones de la entidad: la posibilidad de que “Aena juegue con Les Palmeres como moneda de cambio para ampliar el aeropuerto”. La asociación ha llegado a recoger más de 5.000 firmas para reclamar la descalificación de las viviendas. Firmas que entregaron a Aena, al Ayuntamiento y a la Generalitat pero que “cayeron en saco roto”, afirman.
Sergi Alegre, Alba Bou, Manel Bou... Por estas calles han desfilado varios concejales de urbanismo de El Prat. “Sus palabras siempre eran las mismas: ‘No podemos hacer nada’”, lamenta el líder vecinal. “Nos parece un agravio que el barrio de la Barceloneta de El Prat sí haya quedado desafectado”, critica. “Estoy seguro de que la situación del nuestro ni siquiera se trató”, abunda. “Cada vez tengo menos fe en los políticos: parece que solo les mueve conservar sueldo y poder”.
La historia de olvido y abandono de Les Palmeres daría para escribir un libro. Los terrenos en los que se cimienta fueron cedidos por la Falange de forma legal. Lo mismo ocurrió con los materiales. Eran los años 50, plena dictadura franquista. Dos décadas después, Aena decidió incluir la pastilla de terreno del barrio en el Plan Director Aeroportuario que determinaba la expropiación forzosa de las viviendas. Desde entonces los afectados siguen esperando a que Aena decida el momento de ejecutar esa expropiación.
En los años 80 los vecinos consiguieron las escrituras formales de las viviendas. En los 90 se manifestaron activamente contra el gobierno local y obtuvieron el apoyo de miles de convecinos pratenses. “Hasta 2015 no pudimos considerarnos unidos con el núcleo urbano de El Prat”, refieren los vecinos. “Aislados. Olvidados. Abandonados. Toda una vida así”, lamentan antes de enumerar las carencias actuales de Les Palmeres. “La falta de inversiones en infraestructuras como pavimento, cableado y soportes eléctricos, alcantarillado, parque infantil, bancos, postes, tapias. Ahí están desde los años 80. Y, sobre todo, la amenaza de expropiación de nuestras viviendas por parte de Aena”.
En los últimos años, han sufrido problemas de robos e incendios relacionados con el chabolismo en la zona de Aena. “Está totalmente dejada y abandonada y sólo las quejas vecinales hicieron intervenir al Ayuntamiento. Así, el gestor aeroportuario tuvo que hacer limpieza. Pero aún quedan allí dos chabolas y varios huertos clandestinos”, denuncia Casas.
La singularidad del barrio está fuera de toda duda. Son 45 las viviendas, con un valor catastral de unos 10.000 euros que devalúa cualquier posible venta y limita los accesos a hipotecas, según explican los afectados. Entre ellos, gente mayor y niños. Todos de clase humilde.
El vecindario de Les Palmeres dispone de una mezquita con alta actividad. Y de un abogado especialista en temas como el que les quita el sueño. “Si el barrio se mantiene, es por sus vecinos”, coinciden Casas y Jurado. “Nuestra sensación es que no hay voluntad en el gobierno local de presionar a Aena para que desafecte o, al menos, negociar como han hecho en otras ocasiones con otros intereses”.
-¿Por qué piensan así?
-Porque a los vecinos no nos han hecho ninguna propuesta seria de realojamiento hasta la fecha.
-¿Y sobre Aena?
-Creemos que ni su presidente, Maurici Lucena, ni la directora del aeropuerto de El Prat, Eva Valenzuela, tienen constancia de que nuestro barrio está afectado desde hace 48 años.
-¿Han hablado con la empresa?
-Nunca. Derivan al Ayuntamiento. Aquí vienen de vez en cuando trabajadores de Aena a realizar alguna labor, pero tienen prohibido hablar con nosotros.
-¿La ampliación del aeropuerto es transcendente en este conflicto?
-Según expresó el alcalde de El Prat, Aena tiene suficientes hectáreas para construir una nueva ciudad aeroportuaria. Así que los terrenos sólo le interesan como elemento de presión al Ayuntamiento para una posible ampliación del aeropuerto.
¿Cómo es la vida aquí? Los afectados describen un paisaje sombrío donde la humedad campa a sus anchas, los cables eléctricos se caen y el parque infantil se ha convertido en el inodoro de colonias de gatos. “Los chavales juegan en la carretera para evitar infecciones en el parque”.
-¿Un barrio de segunda?
-Por supuesto. No se invierte en el barrio ni se nos escucha. Todo son excusas para no hacer nada.
-¿Quién les ayuda?
-Nosotros. Cuando pedimos gas natural y fibra óptica, algunos se reían de nosotros. Pero lo obtuvimos antes que otros barrios. Y fue gracias a la lucha vecinal.
Óscar Jurado, el niño de Las Palmeras que volvió de mayor, tiene muy claro lo que necesita su barrio: “La desafectación directa y urgente; ayudas y subvenciones para el mantenimiento de las viviendas, y equipamientos como los del resto de El Prat”, reivindica.
-¿Y qué más?
-Una hoja de ruta para los proyectos de Aena o del equipo de gobierno local que se realicen en las zonas colindantes del barrio. Que informen, seamos partícipes y no nos ninguneen. III