Cristian Quirante Catalán (Castelldefels, 1984) se muestra honesto y prudente en conversación con ‘El Llobregat’ pasadas apenas seis semanas desde la publicación de su segundo disco, ‘Conducción temeraria’ (Whoa Music / Warner), una decena de canciones pop en las que también fusiona música urbana con guitarras propias de un grupo de rock.
Hola, Cris. ¿Podemos hablar ahora?
Sí. . Aunque estoy en el outlet de Viladecans buscando unas gafas de sol que necesito para un evento en Madrid, podemos charlar. Estoy en varias cosas a la vez ahora mismo... Pero dale
Junto a Alizzz, ganador de tres Grammys Latinos como productor del celebrado álbum ‘El madrileño’ (2021) de C. Tangana, han trabajado otras estrellas de la música como Rosalía, Becky G, Amaia, Aitana, Lola Índigo, Jorge Drexler o Calamaro. Se lo rifan.
Sus canciones atesoran millones de reproducciones. Si decimos que -al margen de Rosalía- es el artista en activo más universal del Baix Llobregat, no es una exageración. Del colegio Can Roca y el instituto Les Marines de Castelldefels… a la cima de la música urbana. Ese es el recorrido de Quirante, ingeniero de Telecomunicaciones de formación y eterno apasionado por Castelldefels, la ciudad playera en la que ha decidido continuar viviendo.
Tras ganarse a pulso el respeto de la industria y los fans como cerebro musical de artistas de éxito, el inquieto Alizzz fue dándole vueltas a la idea de ser algo más que un secundario de lujo. Al productor le había llegado la hora de hacer su camino como artista. Era 2021, y su proyecto más personal derivó en ‘Tiene que haber algo más’ (Whoa Music / Warner), un disco tan sencillo como sobresaliente que, en solo 30 minutos, dejó momentos cumbre como ‘Ya no siento nada’, ‘El encuentro’ (con Amaia), ‘Amanecer’ (con Rigoberta Bandini) o ‘Luces de emergencia’ (con J de Los Planetas).
Así fue como, de productor estrella de discos de otros artistas, Alizzz pasó a compositor, letrista y cantante pop. Autor de canciones a medio camino entre el indie y lo que ahora conocemos como nuevo pop o ‘urban’. Y fue un riesgo que valió la pena. Una apuesta que le permitió llegar a personas de diferentes generaciones... En sus conciertos pueden verse a adolescentes de 16 años junto a padres y madres de 48.
Dos años y medio después de ese redondo álbum de debut, el castelldefelense da un nuevo volantazo a su carrera con un nuevo disco más oscuro y guitarrero. ¿Una muestra de conducción temeraria? Al contrario. Estamos ante el nuevo despertar de Alizzz. El de Cris, un tipo reflexivo y perfeccionista que no deja nada en manos del azar. Play + Rec.
¿Qué diferencias hay entre su nuevo disco y el anterior?
La diferencia es que llevo girando ya tres años con mi banda. Eso ha sido una gran influencia. Me ha abierto nuevas maneras de componer y de producir. Este disco suena a una banda. Una banda de pop, de rock, de electrónica. Mi disco de debut, en cambio, sonaba a mí solo con mi ordenador. Porque así es como lo hice: solo en casa. Éste es más coral, más colectivo.
¿Qué le ha hecho decantarse por las cantantes Clara Viñals (del grupo Renaldo & Clara) y Maria Arnal como colaboradoras vocales del disco?
Me gusta trabajar con personas que están cerca de mí. Y si puede ser gente de Barcelona o del Baix Llobregat, mejor. Es decir, producto local, de proximidad. Además, si tienen proyectos artísticos tan originales, relevantes, particulares y únicos como los de Maria y Clara, se juntan todos los elementos para que yo quiera trabajar con ellas. Por suerte, encontré la canción perfecta para cada una, y ellas aceptaron trabajar conmigo.
Las dos son catalanas. En una entrevista reciente, usted se postuló como artista catalán, más que español.
Eso fue en realidad un clickbait de El Mundo. Descontextualizaron una frase mía para obtener unos clicks que acabaron obteniendo, porque la noticia fue casi viral. No sé bien qué dije exactamente, pero la cosa va de que mucha gente no sabe que soy catalán. Al haber trabajado con C. Tangana y hecho discos como ‘El madrileño’, sumado a que yo cante en castellano, muchos desconocen que soy de Catalunya y me ubican en otro lugar.
¿Cómo sienta eso?
A la vez, me he sentido invisible en Cataluña, ausente en medios de comunicación y en eventos relevantes en los que nunca he aparecido. Y es también por eso que quiero reivindicarme como un artista catalán. Antes de que se me considere un artista español, quiero que la gente de Cataluña sepa que yo soy de aquí. Porque, al fin y al cabo, forma parte de mi identidad.
También ha reivindicado ser de las afueras, del Baix Llobregat, de Castelldefels...
Ser del Baix es una parte muy importante de mi identidad. Es algo que me construye como persona y como artista. La manera en que me he relacionado con el mundo ha sido siempre a partir de la periferia. En concreto, desde Castelldefels. Castelldefels es muchas cosas, contiene muchos mundos. Y yo pertenezco a esto.
¿Qué se siente?
Siento que los de Castelldefels somos medio primos del resto del Baix, porque entendemos del mismo modo el funcionamiento de las cosas. Parte de mi identidad.
‘Qué pasa nen’ es redonda. Una reivindicación de clase que recuerda que Rosalía y Estopa son del Baix Llobregat. ¿Cómo fueron las reaaciones?
Ha tenido mucho más amor que críticas. Pero las críticas siempre generan más ruido. Cada vez que la escucho, siento algo que me llena de orgullo. Estuve muy fino al componerla. Está feo que lo diga, pero está muy bien escrital [risas]. Todas las frases dicen cosas importantes. Tiene un discurso bien hilado. Su mensaje es potente, tanto social como político. Además, usé un tono irónico, casi paródico, que aún le da más fuerza. Es la canción de la que estoy más orgulloso.
Y no iba, decía, de idioma.
Nunca quise que se confundieran las cosas. La lengua catalana es algo valiosísimo. Soy el primero que quiere cuidarla.
Ha elegido quedarse a vivir en Castelldefels en lugar de irse a capitales de la industria musical como Madrid o Miami. ¿Por qué?
Una decisión que no tiene que ver con lo económico. El trabajo que puedo hacer desde Castelldefels es mucho más limitado. Y me obliga a desplazarme a Barcelona dos veces por semana, y unas dos al mes a Madrid. Estoy viajando menos al extranjero porque no me da la vida. ¿Por qué me quedé? Estaba a gusto y feliz en Castelldefels. Empezar una nueva vida desde cero en otro lugar podría haberme beneficiado en el trabajo, pero me habría hecho menos feliz.
¿Está trabajando mucho en el estudio?
Ahora mismo, estoy haciendo bastante poco. He llegado a un límite de hacer cosas, de trabajar. Este verano voy a darme un paroncillo para plantearme qué quiero hacer la temporada que viene. Eso sí, estamos preparando la gira por festivales y salas de 2025.
Antes hablábamos de identidad. Su amigo C. Tangana se reivindica como madrileño. ¿Cómo se conocieron?
Yo pinchaba, y tenía mi proyecto de electrónica. Él era un rapero estricto en ese momento. Coincidíamos mucho en festivales porque estábamos dentro de la misma escena. Nuestra amistad se fue amasando, y empezamos a trabajar juntos.
¿Cansa que se le pregunte por él, se le conecte con él?
No. Al contrario. Es una de las cosas más importantes que he hecho en la vida, y así lo seguirá siendo dentro de muchos años. ‘El madrileño’ ha cambiado cosas en la cultura popular y musical de España. Es un orgullo que se me conecte con Pucho.
¿En qué momento Alizzz se pone a hacer canciones para Alizzz?
Uno de los motores que siempre me alimentan es que me aburro de las cosas que hago y luego me bloqueo, me siento medio vacío por dentro y me pongo a hacer algo nuevo. Sentía que tenía que explorar nuevos caminos y, sin pensarlo demasiado, empecé a hacer cosas para mí sin demasiadas pretensiones. Solo alimentado por lo bien que lo estaba pasando, me encontré con un proyecto propio.
Tres años después, expectativas superadas...
Desde luego. Mi primer disco fue un ‘boom’ muy grande, y ahora estoy en los carteles de grandes festivales con actuaciones programadas en los escenarios más importantes y en los mejores horarios. Esperemos que eso dure.
Tiene usted su propia discográfica. Pilota su carrera con libertad, sin presiones. Un artista independiente.
Sí. De hecho, incluso demasiado independiente. Con el segundo disco, el proyecto ha crecido mucho. Todo ha sido más grande y complicado. Y lo he hecho todo solo, cargando con toda la responsabilidad, presión y gastos. He tenido que hacer, junto a mi manager y mi pequeño equipo, lo mismo que una discográfica. He echado de menos tener una discográfica detrás de mí porque se me ha quedado un poco grande. A este nivel, hace falta mucha gente detrás. Es un orgullo ser independiente, pero hemos acabado cansados por el esfuerzo que conlleva.
¿Se le da bien delegar?
No, no [risas]. Y al final me como muchas cosas. Hay momentos en que sería mejor ceder el testigo a otros. Pero soy un poco ‘control freak’, me cuesta delegar.
¿Alizzz hace pop o una mezcla de géneros?
Es pop. Depende mucho de con quien lo haga, pero esa es mi etiqueta. Eso sí, fusionar géneros es la única manera de innovar.
¿Cómo ve la música ‘mainstream’ actual?
Ha cambiado mucho respecto a los años 80 y 90. Y seguirá mutando, por muchos motivos, como los gustos estéticos pero también la economía. Suele parecer inamovible porque las tendencias duran mucho tiempo. Pero yo mismo he vivido un cambio de tendencia hace unos pocos años. Un cambio en el que participé haciendo música nueva de éxito. Antes de eso, había unos artistas tótems y unos sonidos de referencia. Y llegó el aluvión de la música urbana para cambiar eso. Y la gente también se cansará del género urbano, le dirá adiós y será sustituida por otra cosa. Las tendencias empiezan y después mueren sustituidas por otras. Es siempre divertido. Tengo ya ganas de ver qué pasa.
¿Cómo será el 2025 de Alizzz?
Tengo ganas de tocar en todos los rincones del planeta. Tocar lo máximo posible y llevar las nuevas canciones y el nuevo show hasta el infinito. Quiero tocar por toda Latinoamérica. Creo que será un año para pensar cómo quiero que siga mi carrera, tanto en el rol de productor como en el de artista. III
“He vuelto a los sonidos que me gustaron en la adolescencia” |
Nunca he sido muy consciente de lo que me influencia. No suelo escuchar mucha música. Intento no hacerlo para que mis ideas sean más originales y particulares, sin estar influenciadas por nada. Cuando me preguntan qué artistas estoy escuchando, me cuesta dar respuestas a pesar de que conozco casi todo lo que hoy se está haciendo porque tengo una enciclopedia en la cabeza [risas]. La realidad es que he vuelto a los artistas y los sonidos que me gustaron en la adolescencia. Por eso la guitarra tiene ahora tanto peso en mi música y es el elemento principal.. ¿Cómo gestiona el éxito, la fama y los premios? Los hitos me dan mucha ilusión y felicidad. Pero luego hay que volver a la vida normal, donde hay momentos donde no ocurre nada o en los que no todo va bien y hay medio fracasos. Hay veces en que estoy más fuerte y lo llevo bien, pero la vida es una montaña rusa en la que cualquiera puede acabar agotado. En fin, los artistas debemos aprender a gestionar todas las situaciones que vivimos. En general, estoy feliz con mi carrera tras haber dejado los trabajos normales que antes tenía y que me consumían mucho más que la música. Esa es la verdad. |