El Llobregat

Madres alucinadas: el emotivo regalo de Sant Boi que celebra la vida a través de la placenta

Ana Ruiz | Domingo 07 de julio de 2024

Es una medusa”. “No, es un árbol”. “¿Una aurora boreal?” “Es un ramo de flores”. El Llobregat ha llevado a cabo este experimento: mostrar la impresión de una de las placentas expuestas en el Hospital Sant Joan de Déu de Sant Boi en busca de reacciones espontáneas por parte de los encuestados. Y a medida que éstos eran conocedores de la respuesta correcta: “Es la impresión de una placenta”, sus rostros mostraban la más absoluta de las sorpresas.

“Así se muestran las familias, y especialmente las madres, alucinadas, sorprendidas y muy agradecidas por el gesto”, explica la matrona Carla Feás Capelete. El Hospital comarcal de Sant Boi ha realizado desde el mes de noviembre del año 2021, 2.306 impresiones de placenta. Y se ha sumado con la aplicación de esta técnica a la lista de hospitales que recuperan la placenta después del alumbramiento para regalar a la madre un recuerdo único de su parto. Sant Boi sí es pionero en exponer las acuarelas al público y mantendrá abierta durante todo el verano en el hall del centro sanitario la exposición La impressió de placenta. L’arbre de la vida, que forma parte a su vez del programa Torrents d’Art del Parc Sanitari Sant Joan de Déu (PSSJD).

33 impresiones de vida y color

Se trata de 33 impresiones de placenta que suponen una explosión de vida y color. ¿Qué técnica se utiliza para realizar las impresiones? “Es una técnica sencilla, sin riesgo alguno para el bebé o la madre”, asegura la matrona del hospital. La impresión de la placenta consiste en plasmarla sobre un papel o un lienzo. La placenta tiene dos caras, la fetal y la materna. La primera es la que se colorea. Después se coloca sobre el soporte correspondiente, papel o lienzo, hasta que la silueta de la placenta queda plasmada. El mismo hospital se encarga de proporcionar el material necesario: papel, lienzo, acuarelas…

Las familias escogen los colores con los que iluminar la placenta de su hijo. Y las matronas y las técnicas auxiliares se ponen a ello después del parto. Cada pequeña obra de arte incluye el nombre de la criatura, su fecha de nacimiento e incluso recoge la hora exacta del alumbramiento. A Jéssica Gutiérrez el equipo de matronas y técnicas en curas auxiliares de enfermería que la asistieron en su parto en Sant Boi le ofrecieron la posibilidad de imprimir la placenta de su hijo Ander. “Me lo propusieron a los pocos minutos de nacer el niño. Nos hizo mucha ilusión verla y conservarla como un recuerdo para siempre”, rememora. Jéssica destaca que su hijo podrá ser testigo toda la vida de aquello que “le dio la vida”. Y ese órgano que le dio la vida a Ander y al resto de la especie apenas pesa 500 gramos y se desarrolla en el útero de la mujer durante el embarazo. Envuelve cariñosamente al embrión, después al feto, y supone el primer nexo de unión de la madre y su futuro hijo o hija.

Nutrientes y oxígeno

La vida del futuro bebé depende de la placenta porque de ella obtendrá los nutrientes y oxígeno necesarios para su desarrollo durante la gestación. “No hay dos placentas iguales”, sentencia la matrona Carla. Como no hay dos seres humanos totalmente idénticos. Es un órgano exclusivo que se genera durante el embarazo para aquel bebé y esa madre concretos. Por tanto, tampoco hay dos impresiones de placenta exactamente iguales.

“La placenta no es un residuo biológico, sino un órgano que ha sido pulmón y ha alimentado al bebé durante nueve meses”. Para la matrona del Hospital SJD de Sant Boi, la iniciativa entronca con una emoción ancestral de la especie humana. Nuestros antepasados veneraban la placenta porque estaba dotada de poderes místicos y acompañaba al embrión. Lo que los antiguos tenían claro es que la placenta era mucho más que un simple residuo biológico que se echa a la papelera después de cumplir su función. “Ha sido hasta ahora la gran olvidada, el chacra olvidado”, explica Carla.

Un nuevo estilo de parto y de maternidad

Para esta matrona de Sant Boi, el boom que desde el 2016 se vive en las salas de parto de muchos hospitales para “prestigiar” la función indispensable de la placenta a favor de la vida humana obedece también a una corriente de fondo. “La de la atención humanizada del parto, centrada en la mujer y la familia”. Hace 20 años hubiera sido impensable un regalo como éste por parte del hospital a la mujer que acaba de ser madre. “Pero qué dices, hubiera sido la respuesta”, se lamenta Carla Feás. “Pero el parto ahora no es sólo un procedimiento. Todo responde a un nuevo estilo de maternidad, de crianza, de humanización del parto”.

La exposición Impressió de placenta. L’arbre de la vida, que se mantendrá activa durante los meses de julio y agosto, es también un gesto de bienvenida a la vida de los nuevos bebés de la comarca. Aleix, Kilian, Christopher, Lara, Ariadana, Senna, leo, Lucas, Leire, Rocío, Imanol, Manel, Ana o Kiaro, entre otros, han tenido la generosidad de mostrarnos su enlace con la vida: su placenta. Ese pequeño órgano funcional que la especie crea para protegernos como si de una fortaleza se tratase mientras nos balanceamos felices, ajenos a lo que nos espera fuera, dentro del mar del útero de nuestra madre.

Un hermoso regalo

La impresión de la placenta es un regalo, sí. Un hermoso ramo de flores o un árbol. O puede que una juguetona medusa a orillas de la playa. Sea lo que sea aquello que nuestros ojos ven en las acuarelas del hospital comarcal de Sant Boi, la exposición es también un reconocimiento absoluto de la maternidad y del valioso e indispensable trabajo del parto: el evento neuro-psicológico más importante en la vida de una mujer. III

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