Durante muchos años, los payeses del Delta Llobregat han despachado el progresivo deterioro real de su situación socioeconómica con palabras gruesas y sin mucha queja. Individualistas por naturaleza, han buscado una salida personal en el mejor de los casos, al atisbar los graves peligros en que han entrado con el endeble 'blindaje' de las zonas 24 (PGM) en que se sostiene el llamado 'Parc Agrari' (3473 ha).
Han pasado 25 años desde que Montilla se dejó convencer (1999) para constituirlo, inspirado en la Reserva agraria de Milán Sur, el primero en la UE de tipo periurbano. Este sigue funcionado, con parámetros de alta rentabilidad para sus cultivadores.
Por el contrario el “Parc Agrari” decrece en productividad 35.500 Tn./año y el abandono de tierras es considerable. Aun así, emplea a unos 1200 trabajadores (la mayoría extracomunitarios) y dedica el 80% al cultivo de la huerta con regadío, en sus 318 fincas que ocupan solo 1500 ha (SAU). Ah, y falta agua y sobra sal.
Todo empezó en los años 90 con un viaje a Milán de unos jóvenes técnicos agrarios comarcanos deslumbrados por un parque agrario italiano encajado en las fértiles llanuras del Po, con gran abundancia de agua canalizada de regadío y con cultivos de maíz y arroz muy cotizados. Un paraíso. Pensaron en constituir algo parecido: el llamado 'Parc Agrari del Baix Llobregat'. La política del momento entre ecológica y de izquierdas, les ayudó a materializar una mala copia del productivo 'Parque Agrario del Milán Sur'.
Veamos algunas diferencias de bulto, la superficie agraria útil milanesa es de 39.916 ha sobre un total de 43.073 ha; la abundancia de agua del Po con una red de canalización muy extensa está asegurada; las fincas 1349 suelen ser de de 50 a 150 ha y emplean a 4000 personas en un tipo de cultivo intensivo y tecnificado; tienen 305 ha dedicadas al ganado vacuno y de cerda, que contribuyen al abonado. Cuenta con un Plan de Gestión y Desarrollo (PGD) un comité técnico y la Presidencia de la Alcaldía de Milán.
Nuestro 'Parc Agrari' recoge de alguna manera las pretensiones del pequeño arrendatario y propietario, a veces confundidos en la misma persona. Hubo nostalgia sindical en la UP de los antiguos 'rabassaires' de la anteguerra, excluyendo así a la Patronal agraria de la Gestión del Parque de los 14 Ayuntamientos. Con dos entes principales que corren con el gasto organizativo, la DIBA y el Consell Comarcal, en los últimos años se ha añadido el Área Metropolitana. Muchos organismos para echarse la culpa de la inepta gestión del Consorcio, muy ocupado en el aspecto divulgativo y de ocio pero sin llegar ni a plantear de forma clara el agroturismo. El agroturismo, una actividad capada por el excesivo reglamentismo y normativas ya superadas: sean las alturas de las cercas, el ancho de los caminos o las limitaciones a los invernaderos inteligentes, cultivos sin suelo y IV Gama. Así, sin seguridad jurídica, los grandes inversores no vienen.
En los últimos tiempos ya no se habla apenas de las posibles expropiaciones para ampliar el aeropuerto (que no se amplía desde 1992) sin las necesarias compensaciones ambientales. Y esto, cómo no, ha dado pie a reclamaciones ecologistas ante la UE. Mientras tanto, los cultivadores se sorprendían de las fuertes inversiones (70 ha) del grupo Atmeller en el Parc Agrari en mayo, incluso con una balsa de riego, que ha iniciado un posible camino de concentración parcelaria de facto tan necesaria.
Tengamos en cuenta que un latifundio en España son 250 hectáreas, y en todo el Parc Agrari serían solo 6 latifundios. Porque ahora se desean las grandes extensiones, más rentables y fáciles de trabajar. Pero las blasfemias y lenguaje malsonante entre payeses han vuelto al comentar las históricas tractoradas de protestas contra la PAC. Sin frutos. Y de que en plena negociación PSC-ERC para gobernar la Generalitat se declarase un 147% (2372 ha) del Parc Agrari zona ZEPA. A pesar del acuerdo Parlamentario de mayo contrario a la ZEPA, las protestas sindicales y patronales no molestan a los políticos profesionales: la ZEPA se impondrá ya sin multa y con agricultores de tipo ecológico subvencionados que mantendrán la pamema agraria un tiempo. Mientras los intentos de renaturalizar un Delta ruralizado por la mano del hombre -desde 1900- serán impulsados entre nubes de mosquitos, jabalíes, tordos y algunas aves africanas que descansarán entre los matorrales y estanques pútridos de su largo periplo y que harán más peligrosos los despegues y aterrizajes del pequeño aeropuerto del Prat.
Qué gran trola lo de copiar el Parque Agrario del Milán Sur.