En nuestra comarca del Baix Llobregat, abundan las empresas de jardinería, en especial las que venden plantas, flores y todo lo relacionado con el diseño y mantenimiento de jardines y con la floricultura en particular. Algunas de ellas han sido fundadas por antiguos agricultores del “Parc Agrari”. En ellas, se ejerce un cierto control para evitar en su oferta la venta de plantas, árboles, arbustos y semillas, incluidos en el “Catálogo español de especies exóticas e invasoras” que se mantiene accesible y actualizado por el Ministerio de Agricultura. El desarrollo del comercio internacional, ha favorecido sin duda la introducción de especies foráneas tanto de plantas como animales (cerdo vietnamita…) creando así problemas ecológicos y de plagas difíciles de erradicar una vez ya entre nosotros; ignorantes que somos muchas veces de las consecuencias de nuestra voluble opción como consumidores.
Sin embargo, es sabida la ampliación y mejora de los anacrónicos servicios de jardinería públicos y municipales en especial. Han ido desapareciendo los responsables jardineros, autodidactas, con mucha experiencia y escasa preparación técnico-científica. En su lugar han entrado responsables con titulaciones universitarias de tipo superior y medio, también muchos operarios jóvenes poseen títulos de FP de jardinería. Por supuesto han aumentado los recursos y plantillas de la mayoría de nuestros ayuntamientos, que se saben muchas veces bajo el ojo crítico de la ciudadanía, por ejemplo -el tipo de poda-, se puede convertir en tema político en un pleno municipal.
Con todo, hay hechos aparentemente inexplicables, como es el desarrollo como árbol ornamental en algunas calles de Sant Boi el Ailanto (Ailantus Altisima) un nocivo árbol chino, que prolifera en zonas de la Montaña de Sant Ramón y en la calle Pirineos entre otras. Sorprende que un árbol del que se sabe desde el S. XIX lo pernicioso y agresivo que es para la flora y fauna autóctona; que produce daños al alcantarillado y cimentaciones de edificios ; cuyas hojas y flores despiden fetidez y que hasta las abejas que liban su flor, producen una miel maloliente.
Extraña que los técnicos municipales, lo hayan elegido para adornar las aceras de calles de montaña en el Barrio de Can Paulet, por concretar. Porque lo malo de este árbol, es que su semilla se expande con facilidad, no necesitando prácticamente ni agua, ni nutrientes especiales. Siendo como es: invasora, muy competitiva con otros vegetales preexistentes. Arraigando en terrenos difíciles y siendo incólume a los insectos, puesto que produce toxinas y puede vivir 50 años . El arranque mecánico, es tan difícil como la tala, quema o la aplicación de herbicidas, su tocón o restos de raíces rebrotan con facilidad.
A parte de su condena ministerial oficial y su difícil erradicación, se hace incomprensible que los responsables locales de la sección de jardinería municipal, hayan elegido un árbol nefasto para plantarlo en nuestras calles, sin prever las consecuencias de tamaño desatino y que algunos aficionados a la botánica, pudieron valorar en la reciente romería y ascensión a la montaña de Sant Ramón; que en buena parte continúa siendo propiedad municipal. ¿Corregirán este inmenso error, los técnicos de Medio ambiente?, para evitar que en pocos años tengamos una gran y nefasta invasión de ailantos, -un árbol sin valor, peligroso e invasor- en nuestra montaña, más emblemática y querida de Sant Boi: Sant Ramón.