El final del verano y el arranque del curso escolar vienen acompañados este mes de septiembre de algo más que la nostalgia de las vacaciones, tan volátiles como las ‘stories’ de Instagram, en cuatro municipios del Delta del Llobregat.Y es que las normas de circulación han cambiado de forma irreversible en Sant Boi. Viladecans, Gavà y El Prat para los vehículos ‘sin etiqueta ambiental’ (A) de la DGT que tienen vetado el acceso desde el pasado día 2 a sus respectivas Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) recién implantadas. En Sant Boi, el área restringida está en periodo de prueba hasta final de año, pero en las otras tres ya funciona el régimen sancionador para los conductores indisciplinados, una vez vencido el periodo probatorio de julio y agosto.
Castelldefels será el siguiente municipio del Delta en unirse a la lista pero sin fecha, porque todavía se está redactando la ordenanza y porque se van a alargar los plazos todo lo que se pueda “para no perjudicar a los vecinos”, ha reiterado el alcalde de la ciudad, Manu Reyes. A más largo plazo se agregarán Sant Feliu de Llobregat, Sant Vicenç dels Horts y Sant Andreu de la Barca. Las restricciones solo afectan al 6% del parque móvil, pero cada uno de estos vehículos afectados contamina 30 veces más que los que lucen la etiqueta B (amarilla).
Las cuatro ZBE recién estrenadas comparten una ordenanza municipal prácticamente idéntica –a imagen y semejanza de la que funciona en la ZBE Rondes- redactada en coordinación con el Área Metropolitana de Barcelona (AMB). El marco normativo está metafóricamente blindado porque cumplen todos los requisitos legales de los que carecía la ZBE barcelonesa que fue tumbada por los tribunales, y que una vez corregida se ha convertido “en el modelo de referencia en toda España, fijado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco)”, explica Marc Iglesias, cap del Servei de Mobilitat Sostenible del AMB.
El régimen sancionador estará vigente -por ley- el 1 de enero de 2025 en las ciudades con más de 50.000 habitante, lo que también incluye a Sant Boi, No obstante, Iglesias precisa que la imposición de multas “no es relevante”, porque “el objetivo es reducir vehículos contaminantes y emisiones. No hay afán recaudatorio”, precisa el técnico del AMB. No obstante, las multas por colarse sin etiqueta en las ZBE son de 200 euros (con posibilidad de reducción del 50% durante el periodo de pago voluntario). Las sanciones serán únicas, es decir, si durante un trayecto un vehículo es cazado por varias cámaras solo habrá una multa. “La forma de trabajar es limitar al máximo las sanciones, porque lo que se pretende conseguir es que la gente cambie de mentalidad. No se va a multar a nadie 50 veces cada día por circular (sin etiqueta) dentro de una ZBE”, recalca Marc Iglesias.
Tampoco se espera que haga falta empapelar masivamente a los conductores díscolos porque, desde que el 1 de julio entraron en vigor las ZBE de Gavà, El Prat y Viladecans “ya se ha notado un descenso en la presencia de vehículos sin etiqueta ambiental, aunque el cambio de costumbres es progresivo”, incide el jefe del Servei de Mobilitat Sostenible. De hecho, solo el anuncio del periodo de prueba provocó un descenso del flujo de vehículos sin etiquetar que, de todos modos, es bastante residual, por debajo del 5% en alguna ciudad. En las urbes donde ya funcionan las ZBE el parque de sin etiqueta ha caído “hasta el 2%”, indica el AMB.
Aunque dé la sensación de que barrar el paso en las urbes metropolitanas a los vehículos sin etiqueta ambiental provoca rechazo social, la realidad demoscópica apunta en dirección contraria. Según las encuestas, entre el 70 y el 80% de los ciudadanos está a favor de las restricciones porque mejoran la calidad del aire. “La aceptación ciudadana de las ZBE es muy elevada. En los cuatro años que lleva funcionando en Barcelona la conflictividad es muy baja”, defiende Iglesias.
En Viladecans, donde las restricciones solo afectan al 6% del parque móvil (unos 600 vehículos de los 33.000 censados en la ciudad y los que están de paso) y de los que un 2% no circula (sus dueños no los utilizan), la ZBE ha sido bien recibida, aunque también tiene detractores, que se muestran reacios al cambio. “Hemos recibido muchas consultas ciudadanas y mayoritariamente la gente lo entiende. No creo que se acaben poniendo muchas multas”, confirma el teniente de alcalde y concejal de Movilidad, Limpieza y Recogida de residus del municipio, Jordi Mazón.
Y es que las restricciones se han compensado con una ampliación de las zonas azules (junto a los equipamientos) y de los aparcamientos regulados de larga duración (zona naranja) en la periferia, con tarifas reducidas: 60 céntimos la hora y cinco euros al día, y ventajas para los residentes, que aparcan gratis en las zonas verdes. “Se ha aprovechado el debate ciudadano sobre movilidad y estacionamiento y se ha vinculado con la ZBE”, desvela el teniente de alcalde.
Mazón reitera que son numerosos los “argumentos científicos” que avalan la implementación de las ZBE, “no solo por motivos ambientales sino también de salud”, subraya el teniente de alcalde. En el Delta del Llobregat llueve poco –lo que impide la limpieza de la atmósfera- y la presencia del anticiclón de las Azores “provoca que el territorio no se ventile lo suficiente”, relata Mazón, lo que incrementa la contaminación y deriva, por ejemplo, en un aumento de los problemas cardiovasculares y el ictus, dos dolencias que están directamente relacionadas con la calidad del aire.
La ZBE de Sant Boi -la última en vestirse de largo- ha arrancado en periodo de pruebas este mes de septiembre y seguirá así hasta el 1 de enero de 2025, cuando lleguen las sanciones. Durante estos cuatro meses, no se multará a los vehículos sin etiqueta que circulen dentro del perímetro restringida y se desplegará una importante campaña de comunicación municipal, “con acciones informativas y pedagógicas para explicar cómo funciona y que no es un capricho, es para mejorar la calidad del aire,” relata Javier López, teniente de alcalde del área de Ciutat Sostenible, Saludable, Resilient i Segura.
López remarca que el despliegue de la ZBE de Sant Boi va a tener en cuenta a las personas con menos recursos, en base a “criterios de equidad y de igualdad”. El trabajo pedagógico será exhaustivo y se informará a colectivos locales y vecinos y, si es necesario, “persona a persona”, asegura López, tal y como se ha consensuado con el PP, que presentó alegaciones a la ordenanza que han sido aceptadas en buena parte.
No se espera que la ZBE influya demasiado en la circulación samboyana, porque las restricciones solo afectan “al 4 o 5% del parque circulante” , en una ciudad donde los desplazamientos en coche solo suponen el 16% de la movilidad interna, señala López. “El principal problema de tráfico de Sant Boi –recuerda el edil– son las entradas y salidas, pero eso quedará resuelto con la B-25”, a la que le queda un año largo de obras.
Javier López cree que Sant Boi está preparada para el despliegue de la ZBE porque hace más de diez años que se trabaja en la mejora de la movilidad “y en el control de las emisiones”: con la creación de zonas 30, zonas 10 y aparcamientos disuasorios o con la ampliación y refuerzo de las líneas de autobús durante el último mandato, lo que ya ha producido sus frutos. “En 2021 había el doble de vehículos sin distintivo ambiental que ahora”, confirma el teniente de alcalde, un dato revelador de lo que puede pasar a partir de ahora en todo el Delta.
Preocupación y coherencia |
En Castelldefels, se están instalando las cámaras y la señalización de la ZBE mientras se trabaja en el borrador de la ordenanza reguladora conjuntamente con el AMB con la idea de que esté lista a finales de año. El consistorio pretende que el proyecto se ultime tras consultar a los vecinos y a la hostelería local, que están “muy preocupados por las restricciones”, admite David Solé, segundo teniente de alcalde de la ciudad y concejal de Seguretat i Governació. Solé defiende que la idiosincrasia de la capital turística del Baix y su geografía repercuten en que “el nivel de contaminación no es tan elevado”, como en otras urbes metropolitanas, por lo que en su ZBE debe primar “la coherencia”, sin olvidar que el sobrevuelo de aviones por enciima del municipio también contamina lo suyo. Las previsiones más optimistas sitúan el estreno de la ZBE “a mediados de 2025 o incluso en 2026”, avanza el alcalde Manu Reyes. Y es que las restricciones no se aplicarán “hasta que se sepa exactamente cómo afectar a la ciudadanía, porque hay muchos vecinos” dentro del perímetro de la ZBE, indica David Solé. “Hay que afinar con el número de afectados y determinar, de forma realista, cuántos de ellos no tienen capacidad económica para cambiar de vehículo, hay que conocer el impacto real”. “Debemos velar por el medio ambiente pero también dar facilidades a quien lo necesite para que se adapte“, sostiene el edil de Seguretat de Castelldefels. |
Un carril bus en la autopista C-32 |
Aunque el uso del transporte público –una alternativa más sostenible que el vehículo privado– crece en todos los municipios del Delta del Llobregat, sigue teniendo puntos débiles, que alejan a los posibles nuevos viajeros. Un ejemplo son los tediosos viajes en bus metropolitano en hora punta desde Castelldefels, Gavà o Viladecans hasta Barcelona debido a los continuos embudos que se producen en la autopista C-32 (vía por la que transitan siete líneas) y que generan serios tapones que a su vez alargan los desplazamientos en este transporte público. Jordi Mazón, sexto teniente de alcalde y concejal de Movilidad, Limpieza y Recogida de residuos de Viladecans, considera que deberían ponerse en marcha otras medidas (además de la implantación de las ZBE) para reducir el uso del vehículo privado y con ello la polución. Entre estas posibilidades, Mazón destaca que se estudie “la creación de un carril bus en la autopista C-32”, entre Castelldefels y Sant Boi, para que circulen por él líneas de autobús metropolitano del tipo ‘exprés’ (que van casi directas a Barcelona y transitan por esta vía en buena parte de su recorrido). El teniente de alcalde matiza que la mejor opción sería un carril solo para autobuses (y no un Bus-VAO utilizable por vehículos de alta ocupación como el de la C-58 en Cerdanyola del Vallès) porque la segregación solo de los buses “aumentaría la velocidad comercial”, lo que haría que muchos más usuarios utilizaran este medio de transporte para trasladarse a Barcelona. “Sería una buena medida para que más personas se apuntaran a ir en bus porque llegarían más rápido”, más que ahora y más que en coche, asegura el edil de Movilidad. La propuesta/idea de Jordi Mazón, que aún está en una fase muy preliminar y podría decirse que no es más que un esbozo, plantea reducir de tres a dos carriles por sentido la calzada de la C-32 y que este tercer carril ‘eliminado’ se destine únicamente a los autobuses de las líneas: X80 [Gavà (Can Tries) – Barcelona (plaza España)], X83 [Gavà (Les Panes) – Barcelona (av. María Cristina)], X84 [Viladecans (Cúbic) – Barcelona (María Cristina), )], X86 [Viladecans (Can Palmer) – Barcelona Plaza España)], X95 [Castelldefels (La Muntanyeta) – Barcelona (plaza Cataluña) y X97 [Castelldefels (Centre) – Barcelona (María Cristina)]. Y en función de la longitud y trazado del hipotético carril también la X70 [Sant Boi (Hospital/Ciutat Cooperativa) – Barcelona (plaza España)]. |