José Ángel Carcelén

Escuchar, acompañar

José Ángel Carcelén | Sábado 07 de septiembre de 2024
Qué quieres estudiar? ¿A qué te gustaría dedicarte en el futuro? Hubo un tiempo en el que para dar respuesta a esas preguntas se recurría casi siempre al tópico “ciencias o letras”, así de simple.

Pero ese tiempo ya no volverá porque si algo caracteriza nuestro presente es la naturaleza compleja de las cosas y lo limitado de nuestras certezas.

Las grandes transformaciones que el mercado laboral ha experimentado en los dos últimos decenios, las incógnitas derivadas de la aparición de tecnologías disruptivas como la IA, pero también los cambios en la cultura del trabajo hacen que responder a esas preguntas nos sitúe ante una encrucijada que en no pocos casos puede resultar angustiosa tanto para hijos como para padres.

Como sociedad, tenemos la responsabilidad de ayudar a las nuevas generaciones a encontrar su sitio en el mundo. Pero no de cualquier manera, sino desde el autoconocimiento y el crecimiento personal, y desde el apego a valores como la equidad y la tolerancia.

Esa responsabilidad debe ponerse en práctica desde diferentes instancias. En primer lugar, con políticas que impulsen la igualdad de oportunidades, como la apuesta decidida del Gobierno de España por la Formación Profesional. Sigue desde los municipios que, como en el caso de Sant Boi, se definen como educadores y ponen a disposición de los más jóvenes recursos y actividades que fomentan la cultura emprendedora y la aproximación a los valores de la interculturalidad y la solidaridad. Continúa en las escuelas e institutos, con el inestimable papel de profesores y profesoras que saben orientar y despertar vocaciones. Y cobra su sentido último en el ámbito familiar, donde padres y madres, a la hora de abordar el futuro de hijos e hijas, deben ante todo practicar una escucha atenta y libre de prejuicios para saber qué piensan y cuáles son sus aspiraciones y objetivos. Escuchar y no juzgar es la primera norma. La segunda, proporcionar toda la información posible.

Queda, sin embargo, el último paso, acaso el más difícil: aceptar su decisión. Confiar, en definitiva, en que gracias a nuestro acompañamiento sabrán tomar el rumbo que más se ajusta a sus talentos y habilidades. III

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