Habrá un antes y un después en el devenir de Sant Boi cuando, aproximadamente a finales del próximo año, se estrene la esperada autovía B-25, la que va a enlazar de forma directa las autopistas A-2 y C-32 y la que va a acabar, entre otras cosas, con el colapso histórico y los desesperantes atascos de la rotonda de la Parellada (conocida popularmente en la ciudad como ‘la de la Cruz Roja’), en la comarcal C-245. Y no solo será un punto y parte porque su entrada en servicio mejorará infinitamente las conexiones y los accesos a la ciudad y porque se normalizará la fluidez del tráfico, gracias a que los vehículos de paso -los que acaban bloqueando la C-245- ya no interferirán en el tráfico local. Porque hay más. Lo verdaderamente importante desde el mismo día en que se inaugure el vial (en obras desde hace un año) será que, con la ejecución del proyecto, la ciudad ganará “una nueva fachada” exterior y muchas mejoras urbanísticas que incrementarán la calidad de vida de los vecinos y convertirán el entorno de la estación de Ferrocarrils de la Generalitat (FGC) en un área de nueva centralidad metropolitana.
Aunque todavía se están negociando flecos y hay actuaciones concretas que aún están pendientes de tramitación o del visto bueno definitivo, porque dependen del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana o de otras administraciones, ya está en marcha en paralelo a las obras de la autovía el desarrollo de “una propuesta de integración urbana de la B-25”, que va más allá de su mero trazado como vía rápida entre dos autopistas, explica el primer teniente de alcalde de Sant Boi, José Ángel Carcelén. “La B-25 es la punta de lanza de un proyecto más ambicioso”, reitera el primer teniente de alcalde samboyano.
Uno de los aspectos destacados de esta actuación complementaria. tiene que ver con la “mejora paisajística” de la autovía, que no será una infraestructura de hormigón que actúe como una barrera entre el municipio y su zona perimetral sino como un elemento “de transición” más suave entre el casco urbano y las zonas verdes de las afueras, subraya Carcelén. Eso supondrá algunos retoques en la disposición y el concepto de la futura rotonda que dirigirá el tráfico hacia la calle de Mossèn Pere Tarrés (una de las dos que sustituirán a la actual glorieta de la Parellada) que tendrá más verde.
El último capítulo en la carrera por la B-25 es que el Ayuntamiento de Sant Boi ha solicitado al Ministerio de Transportes que construya un aparcamiento disuasorio –justo en el límite de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE)- de entre 150 y 180 plazas, en el entorno de la confluencia de las calles Maria Girona y Bonaventura Calopa, un proyecto con un presupuesto que ronda el millón de euros. En paralelo, se habilitará un gran equipamiento deportivo junto al campo municipal de la Parellada. Esta operación también incorporará una mejora del acceso peatonal y en bici al río y al camí del Sorral.
La guinda del pastel es que el planeamiento metropolitano (Plan Director Urbanístico Metropolitano (PDUM) ha definido como una nueva “zona de centralidad metropolitana” el área de influencia de la estación de FGC, es decir, aproximadamente, el espacio comprendido entre la rotonda de la BV-2002 con la calle Antoni Pujadas (frente al complejo asistencial Benito Menni) y la comarcal C-245.
Sobre todo, este ámbito se va a desarrollar un “ambicioso” proyecto municipal, recalca el primer teniente de alcalde, denominado “Nova façana de ciutat” y que va a traer consigo la renovación de Sant Boi en cuatro frentes: cultural, deportivo, residencial y verde.
El capítulo deportivo vendría cubierto por el futuro complejo adyacente al campo de fútbol de ‘la Moli’ antes mencionado. El cultural tendría como eje la operación de recuperación del Ateneu Santboià –dentro de la mejora urbanística del Puig del Castell que se ha encargado a la agencia Barcelona Regional- y el residencial se enfocaría en la construcción de vivienda (más del 40% de promoción pública) en la acera de la calle Bonaventura Calopa que dará detrás de la futura zona deportiva y la escuela Parellada. También habrá cambios en el sector del Oasis, porque la gasolinera conectará directamente con la futura rotonda. III
| Desde Barcelona’92 |
| Tras años de esperas -la infraestructura estaba prevista para los Juegos Olímpicos de Barcelona’92-, de retrasos, de cambios de proyectos y de interrupciones las obras de la B-25 -iniciadas en julio de 2023- ya han superado su ecuador. El ramal de conexión entre la C-32 y la A2 tiene un trazado de algo más de dos kilómetros y mejorará de forma considerable las conexiones de Sant Boi con las vías rápidas metropolitanas, con nuevos y mejores accesos desde la BV-2002, la C-32 (en carretera del Prat y en calle Alacant) y la C-31C, principalmente. Además, se va a habilitar un nuevo carril bici de 750 metros que atravesará el río Llobregat y conectará con Cornellà. El proyecto, ejecutado por el Mitma, va a suponer una inversión de más de 65 millones de euros. Una vez finalicen los trabajos y se inaugure la B-25 se calcula que unos 35.000 vehículos dejarán de circular diariamente por el interior de Sant Boi, |