En el momento en el que escribo este faldón, la artista gallega Bea Lema acaba de ganar el Premio Nacional de Cómic por El cuerpo de Cristo… reconocimiento que ha suscitado indignación en parte de los sectores más reaccionarios del catolicismo, que acusan a la autora de “banalizar la Eucaristía” y “ofender el sentimiento católico”. Más allá de que la ambición formal y la originalidad estética de la obra de Lema justifiquen el espaldarazo ministerial y provoquen gozo lector, mi impresión es que la historia de dolorosa abnegación de la protagonista, que siendo una niña queda al cuidado de su madre con problemas de salud mental, logra comunicar valores que el cristianismo reivindica como propios (compasión, responsabilidad hacia el prójimo…) con mayor honestidad que algunas de esas catoliquísimas instituciones que han amenazado con emprender acciones legales contra la autora. III
Patrulla-X: La maldición de los mutantes
En los últimos años, ha ido anidando entre una parte del público lector de cómics la idea de que se ha convertido en un producto prohibitivo, en artículo de lujo. La red social anteriormente conocida como Twitter está llena de quejas y lamentos en ese sentido. Sin embargo, es una percepción que no comparto. Entre otras razones, por iniciativas como la que Panini ha emprendido con la publicación de «Marvel Essentials», una más en una trayectoria editorial, la de Alejandro Martínez Viturtia, que lleva décadas comprometido con ofrecer a los lectores los grandes títulos del catálogo de Marvel a precio popular. Con el marchamo de esa colección llega este mes a las librerías un clásico contemporáneo de La Patrulla X (La maldición de los mutantes), en el que Cíclope, Lobezno y compañía, dibujados por el mexicano Paco Medina, se enfrentan a una secta vampírica en San Francisco. III
A cinco minutos andando del final
He de admitir que, en los últimos años, me cuesta conectar con el tipo de narraciones que alientan las dinámicas de producción del sector en Japón. A menudo me tropiezo con argumentos ramplones, desarrollos apresurados, dibujo poco esmerado… Sin embargo, no ha sido el caso de A cinco minutos del final de Nozo Itoi. Me han conmovido, y a ratos también me han hecho reír, las historias de los personajes que se cruzan en el singular escenario que la autora escogió para su obra, un albergue que se encuentra “a cinco minutos andando” del acantilado de Shidenomisaki, un lugar al que la gente acude a suicidarse. Tanto por la inteligencia narrativa de la mangaka, que plantea con ternura y sin imponer juicios morales un tema tabú, como por su delicadeza gráfica, será una obra que no voy a dejar de recomendar en los próximos meses. III