La Guardia Civil ha otorgado una Mención de Honor al Mérito Canino al perro Neo, por su papel en la detección de 834 kilos de cocaína en el Port de Barcelona. En la operación, que se remonta a mayo de este año, Neo destapó hasta 770 tabletas de cocaína escondidas entre sacos de café en un contenedor que llegaba al puerto desde América del Sur.
La Guardia Civil ha otorgado una Mención de Honor al Mérito Canino a uno de los integrantes de la ‘patrulla canina’ del cuerpo, por su contribución en un dispositivo contra el narcotráfico en el Port de Barcelona. La entrega de este mérito ha tenido lugar en la Comandancia de Barcelona, ubicada en Sant Andreu de la Barca, durante la celebración de la patrona, la Virgen del Pilar, el pasado 8 de octubre.
Este peludo héroe es Neo, un Springer Spaniel inglés de apenas dos años y medio de edad, con un olfato agudísimo capaz de detectar estupefacientes escondidos y camuflados. Con tan solo dos meses, fue adoptado a una familia de Córdoba para comenzar su instrucción e incorporarse al Grupo Cinológico de Barcelona de la Guardia Civil, que se especializa en el adiestramiento de perros para realizar funciones de detección de drogas y explosivos, labores de rescate y búsqueda de personas.
Gracias a su habilidad olfativa, Neo es una pequeña ‘arma secreta’ contra el crimen organizado y el narcotráfico, y así lo ha demostrado en una operación en el Port de Barcelona, realizada en mayo de este año. Neo fue capaz de localizar hasta 834 kilos de cocaína, camuflados entre un cargamento de café que llegaba al puerto barcelonés. Así, tras dos años en el equipo y con la Mención de Honor en su currículum, Neo puede presumir de sus méritos.
Este contenedor, que llegaba desde un país latinoamericano, llamó la tención (y levantó las sospechas) de la Unidad de Análisis e Investigación Fiscal y Fronteras (UDAIFF) del Port de Barcelona, por lo que mandó hacer una inspección. A primera vista, parecía un simple cargamento de café, según la exploración de la Unidad de Análisis de Riesgos (UAR) de la Aduana, pero gracias a la ayuda del honorífico can Neo, enseguida se descubrió el ‘gato’ encerrado. Llamado por el olor característico de la cocaína, Neo rompió uno de los sacos de rafia de café. En efecto: el contenedor escondía nada menos que 770 tabletas de cocaína entre sus bolsas de café.