Lluis Mª Estruch

Nadia Murad, una nobel resiliente

LOS INCÓMODOS

Lluis M Estruch | Sábado 09 de noviembre de 2024
E l 7 de octubre de 2023 se producía un ataque fulmiante de Hamas, contra los jóvenes asistentes a un festival de rock en Reim, Sur de Israel.

Hubo 1.200 muertos y 251 secuestrados como rehenes, tras violaciones, asesinatos y demás incidentes, hoy quedan un centenar de retenidos, ocultos en condiciones muy precarias. Lo demás ya son hechos bélicos, en represalia por la agresión sorpresiva de Octubre: en una rápida escalada que ya tiene a Irán como próximo objetivo. Y es allí donde hace 2000 A. C que nació el Zoroastrismo, una religión, conocida como de los “adoradores del Sol”. Esta religión monoteísta perseguida en Irán, ha influido en muchas otras y en sus derivadas heréticas. Una de estas es la adoptada por los yadizíes (600.000 en Irak kurdo) en una síntesis de zoroastrismo, cristianismo primitivo e islam.
Debido a ello atrajeron las furias de Al Queda y el Estado Islámico. El 3 de Agosto del 2014 atacaron el Norte del Irak, mataron a 5.000 yadizíes y secuestraron, violaron y esclavizaron a miles, en especial mujeres y niños. Una de ellas era la estudiante Nadia Murad con 21 años, de familia pobre y numerosa, secuestrada y vendida como esclava sexual, una entre 6.700 mujeres. El venderlas y revenderlas, se hacía a veces por Internet. Las yadizíes (kurdas arias) eran valoradas por abundar entre ellas las rubias de ojos claros. Doce hombres abusaron de ella durante semanas. Ella consiguió escapar y más tarde llegó a Alemania. Dieciocho familiares, madre y hermanos fueron asesinados. Más adelante fue galardonada con el Nobel de la Paz en 2018, y antes con el Sajárov y el Vaclav Havel en 2016 de entidades UE.
Consiguiendo graduarse en Sociología en Alemania y hasta recientemente casarse. A sus 31 años, no es una Premio Nobel de la Paz-sosegada, busca y ha logrado castigos para hombres del Estado Islámico y pugna por recuperar a los secuestrados y desaparecidos a través de su Fundación Nadia Iniciativa. El Gobierno iraquí y la comunidad internacional han desistido de hallarlos en Siria y Turquía. La esposa de George Clooney, -Amal Clooney libanesa, la ayuda como abogada en los juicios a culpables del genocidio.
Nadia ha visitado a Ucrania para apoyar a las víctimas de la violencia sexual bélica, que siempre ha formado parte de las guerras. La violencia sexualizada formó parte del ataque de Hamás y el Estado islámico porque ellos consideran que este tipo de actos marcan a generaciones enteras de mujeres y provocan embarazos no previstos.
Ella creo el “código Murad” unas directrices clave para evitar el curioseo malsano y el llamado turismo de catástrofes, más o menos enmascarado de cooperación y fotoperiodismo. Varios países lo han adoptado entre ellos Ucrania, para evitar traumatizar a las víctimas de la violencia sexual. Todo ello, junto con la consabida foto con el Papa y otros VIPS, mociones en plenos (la hubo en Sant Boi) ha servido de poco, para tener una acogida preferente en Occidente, Alemania -tras la apertura Merkel- ya no acepta más yadizíes y hasta los deporta a Irak.
Muchos hemos leído ‘Las mil y una noches’ y siempre hemos percibido la enorme y tensa violencia del relato, en que a través del verbo y del sexo, una esclava (Sherezade) aplaza su posible final. Algo de ello hay en Nadia Murad, la que vio morir a miles de hombres y niños en su poblado el 3 de Agosto del 2014. Y más detalles en su relato de horror. A ella y a las mujeres las llevaron a Mosul donde eran violadas -las seleccionadas- a cada hora. A ella la apartó un hombre que la violó con dolor durante tres meses. No había compasión ni de las esposas de los violadores. Los castigos, cuando escapó por primera vez, fueron la violación en grupo o la llamada yihad sexual.
Huyó otra vez, cuando iba a ser vendida, ayudada por unos vecinos. En Alemania rehízo su vida y ya como activista, allí consiguió el gran honor del Nobel de la Paz, que se otorga en Noruega. Hoy Nadia Murad es una figura y símbolo sin amortizar; a pesar de las amenazas de muerte que recibe, de exiliados iraquíes en Alemania. Ella prosigue su lucha por recuperar a los suyos, en especial a entre 2.000 y 5.000 niños y mujeres esclavizados en pleno siglo XXI.
¿Recuerda alguien las violaciones masivas a mujeres bosnias, como arma de guerra de los serbios, su genocidio y limpieza étnica consiguiente en Yugoslavia, -fue en 1993-, nos acordamos de los hijos estigmatizados de 20.000 bosnias? Y qué decir de las 287 niñas escolares secuestradas y esclavizadas por Boko Haram en Nigeria ¿Olvidadas? Nadia Murad por todo ello, reconoce que en la cultura de Oriente Medio, es difícil hablar de violación. Ella lo ha hecho. Es una figura resiliente y muy incómoda, por eso esta aquí. III