La inteligencia artificial (IA) ha transformado el diagnóstico y tratamiento del ictus en el Hospital Universitario de Bellvitge, reduciendo la mortalidad un 10% y acelerando la recuperación de los pacientes ingresados. La IA se ha aplicado en varios campos de la Unidad de Ictus: en las pruebas diagnósticas, en la monitorización de los pacientes ingresados y en la evolución y seguimiento desde el alta hospitalaria.
Con la consolidación de la era digital, las nuevas tecnologías y sus innovadoras herramientas, cada vez más complejas y precisas, han llegado para quedarse. La archiconocida inteligencia artificial (IA), el ‘último grito’ en avances tecnológicos, ha revolucionado la sociedad actual. Más allá de los ‘empujoncitos’ del ChatGPT (una herramienta imprescindible para muchos estudiantes), el campo de la medicina ha sabido aprovechar esta tecnología para lograr grandes progresos en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades.
En los últimos años, el Hospital Universitario de Bellvitge (HUB) se ha convertido en un referente a escala mundial en la incorporación de las nuevas tecnologías a su ‘plantilla’, con complejas intervenciones con la ayuda de la robótica y con el uso de la IA como un aliado en los procesos asistenciales. Este es el caso de la Unidad de Ictus y Enfermedades Neurovasculares, que durante los últimos años ha ido incorporando varios elementos de software de inteligencia artificial para agilizar los diagnósticos y mejorar el seguimiento y tratamiento de los pacientes con ictus del Hospital.
Desde la aplicación de esta nueva herramienta, los médicos han podido tomar mejores decisiones, gracias a la seguridad, precisión y rapidez que les aporta la IA: así lo ha corroborado el coordinador de la Unidad de Ictus, el Dr. Pere Cardona. Además, el uso de esta innovadora herramienta ha ayudado a conseguir una mejor atención de los pacientes y a mejorar los resultados clínicos del tratamiento del ictus en el Hospital de Bellvitge.
Según las estadísticas del Hospital en los últimos años, desde la aplicación de la IA, ha disminuido un 10% la mortalidad de los pacientes afectados por ictus en el Hospital. Además, se ha agilizado el proceso de recuperación del paciente, logrando reducir ligeramente la estancia hospitalaria media, que ha pasado de doce a once días. Gracias a estos avances, la Unidad de Ictus ha podido atender a un mayor número de pacientes en el último año, con un 10% más ingresos que en 2023. Las cifras no mienten:
Esta evolución positiva del Hospital también ha sido posible gracias a la construcción del Edificio Delta a finales del año 2020, que decidió impulsar el Servei Català de Salut para hacer frente al imparable aumento en la demanda de ingresos de la pandemia de la Covid-19. Años después de la pandemia, la concentración de toda el área del sistema nervioso en un solo edificio ha seguido aportando grandes beneficios.
El Edificio Delta del Hospital de Bellvitge concentra las unidades de cuidados intermedios y los equipos específicos para tratar patologías neurológicas vasculares (resonancia magnética y TAC) en un único espacio. De este modo, ya no es necesario desplazar a los pacientes para realizar estos tratamientos.
Con el traslado al nuevo edificio, la Unidad de Ictus tiene a su alcance todas las herramientas de diagnóstico y monitorización, que ahora emplea mediante un software de inteligencia artificial que analiza todos los parámetros durante estas pruebas. La IA es capaz de detectar fibrilaciones auriculares ocultas, ahora consideradas una de las causas de la aparición del ictus. Hasta la llegada de la IA, esta causa era de origen desconocido, por lo que la herramienta ha podido resolver una gran incógnita en este campo de la medicina.
Desde hace dos años y medio, el Hospital de Bellvitge está impulsando un proyecto pionero que analiza la aplicación de la inteligencia artificial en el seguimiento del paciente después del alta hospitalaria. El proyecto Strack utiliza monitores de última generación que emplean la inteligencia artificial para detectar cualquier proceso de arritmia cardiológica, tanto taquicardias y pausas, como fibrilaciones auriculares y ventriculares. Tras detectar estas anomalías, el sistema envía automáticamente un aviso al médico especialista encargado del seguimiento del paciente, de forma encriptada por teléfono móvil, para que verifique el diagnóstico y prescriba el tratamiento necesario.
El proyecto también utiliza la tecnología de aprendizaje automático propia de la inteligencia artificial para ayudar al profesional encargado de la rehabilitación domiciliaria de los pacientes. Esta tecnología analiza la evolución y progreso del paciente en cada sesión de rehabilitación, una información que sirve de base para la aplicación de mejoras en la rehabilitación, adaptadas a cada caso concreto.
La inteligencia artificial se ha aplicado en más campos del tratamiento del ictus en el Hospital de Bellvitge. También ha sido de gran utilidad para los neurólogos y radiólogos en los estudios radiológicos urgentes de los pacientes con ictus. La IA ofrece un diagnóstico rápido y preciso en un momento en el que la rapidez y la seguridad son esenciales para conseguir buenos resultados.
Por último, la IA ha llegado también a los cuidados de enfermería en la Unidad de Ictus, gracias a los algoritmos que detectan precozmente alteraciones en las constantes vitales y otros parámetros neurológicos de los pacientes. Esta tecnología permite, pues, detectar aquellos casos que tienen mayor riesgo de agravar los síntomas de deterioro neurológico, para avanzarse a posibles complicaciones y acelerar el tratamiento preventivo.
Ahora bien, tampoco podemos concluir que la inteligencia artificial hace todo el trabajo. Según ha matizado el Dr. Cardona, “empleamos la IA como un instrumento de ayuda profesional, no como el elemento clave de la decisión clínica”. Así pues, a pesar del gran apoyo que supone esta nueva tecnología, la ‘inteligencia’ más útil en el Hospital sigue siendo la de sus profesionales ‘humanos’.