Si a ello añadimos, y observamos con pavor, la manipulación en una catástrofe como la ocurrida en Valencia, el panorama a corto plazo es deprimente.
Personalmente creo que se está instalando la cultura del “todo vale” o “y tú más” en la gestión ordinaria de ciertas decisiones en las instituciones del Estado. Un ejemplo de ello lo tenemos en las inundaciones de Valencia. Para unos y para otros la responsabilidad y el fango mediático es lanzado fuera, dando la sensación de que las personas pasan a un segundo plano. El sufrimiento de miles de personas no ha sido suficiente para poner de acuerdo a estos políticos, más preocupados por su “sillón” y su parcela de poder que del “bien común”. Los numerosos voluntarios que están colaborando en la reconstrucción material y anímica de la población son un ejemplo de esperanza; como siempre la población está muy por encima de nuestra casta política.
Con estos precedentes, iniciamos un mes de diciembre lleno de grandes eslóganes: paz, amor, prosperidad y felicidad. La decoración de las calles con grandes lucecitas, las campañas publicitarias navideñas (consumo), las grandes cenas familiares y de empresas, las compras obligadas, etc. no deberían oscurecer, ni esconder el verdadero sentido de la Navidad. Desde hace años hay un interés manifiesto de desprender estas fiestas del contenido religioso, pareciendo que molesta reconocer que el origen y las posteriores celebraciones a lo largo de la historia tienen en Jesús de Nazaret y su mensaje su plena expresión.
Parece mucho más fácil en estos días que se avecinan, expresar lo mejor del ser humano. Muchas felicitaciones, muchos buenos deseos, muchas celebraciones… serán compartidas con mayor generosidad que el resto del año.
Los que no llamamos cristianos deberíamos vivir, defender, proteger y compartir el verdadero significado de la Navidad, Dicho de otra forma más coloquial: luchemos para que no nos roben esta grandísima fiesta: Dios hecho hombre de la forma más humilde y cercana… lo demás son distracciones.
¡¡¡FELIZ NAVIDAD… TODO EL AÑO!!! III
Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». (Luc 1,38)