Los aficionados al malabarismo en el Baix Llobregat están de duelo porque van a ser testigos de la última llamarada del Cremem Sant Boi, el espectáculo que desde 2012 ensalza el arte de manipular y voltear objetos con fuego, mientras los participantes recorren la ciudad con un pasacalles amenizado por los grupos de percusión. Se trata de un encuentro que ha mantenido su fogonazo durante doce años pero que este 14 de diciembre se apaga definitivamente ante “las trabas” que les ha puesto el consistorio local para llevar a cabo la actividad, según explica Marc Ballestero, responsable del Grupo de Fuego de Sant Boi: “Las autoridades no quieren asumir la infraestructura del evento. Creemos que para ellos no es una prioridad y nos han apagado la llama”, lamenta. Este último espectáculo pondrá fin a una etapa en la que Cremem Sant Boi ha sido para los protagonistas el encuentro sectorial “más importante del año” desde hace más de una década al calor de muchos de los grupos de dragones, diablos y percusión del territorio catalán.
“Nunca habría dicho que algo tan pequeño podría convertirse en algo tan grande, con tanta gente interesada en participar. Es como un hijo que poco a poco ha ido creciendo, se ha ido alimentando y cada vez ha tenido más amigos. Recuerdo desde la primera edición hasta la última”, destaca Marc, el artífice de un proyecto que no esperaba que terminase en 2024: “Si me hubieran dicho hace cinco años que esto se acabaría, los hubiera tratado de locos. Doce años son muchos en el ámbito cultural, pero también son pocos para un evento. Y nosotros queríamos seguir quemando Sant Boi durante mucho tiempo más”., ratifica Marc.
Sin embargo, las reuniones entre el grupo de malabares de fuego y el Ayuntamiento de Sant Boi no han servido para desencallar la situación. “En principio, este año ya no podríamos hacer el espectáculo y tendríamos que haber cambiado de formato porque cortamos mucho el tráfico, según las autoridades”, añade Marc. No obstante, han logrado sobreponerse a los obstáculos para despedirse a la fuerza pero por todo lo alto: “Nos están poniendo las cosas difíciles para hacer el final. Ahora han puesto los adornos de Navidad, que ocupan parte de la plaza. Nos tenemos que aguantar, lo haremos de la manera que podamos y de la manera que nos dejen, pero no nos lo están poniendo muy fácil. Esta tristeza no ha borrado la ilusión y ambición para lograr un espectáculo que supere con creces los eventos anteriores”.
Para lograr ese más difícil todavía, se prevé que el adiós definitivo se convierta en la edición más grande jamás realizada por el grupo de malabares de fuego en Sant Boi. Y es que el anuncio del fin “ha tenido mucha repercusión. Este año somos 25 grupos. Solo entre participantes calculamos que se reunirán entre 400 y 600 personas”, asegura el alma mater del evento.
Este festival especial cerrará un círculo desde las calles, en una jornada que coincide con la fecha de la primera edición realizada hace 12 años, aunque esperan no pasar el mismo frío que el día que marcó un hito en el malabarismo de fuego del municipio catalán: “La idea surgió al poco tiempo de reactivar la sección de malabares. Hacíamos alguna que otra actuación, pero siempre era lo mismo, una actuación estática para alguna fiesta en concreto y para de contar. Se echaba de menos calor, aparte del que puede aportar el mismo grupo, del público”. Así nació Cremem Sant Boi.
Justo un año antes, de camino a una actuación de diablos en Malgrat de Mar y durante una conversación sobre las posibles puertas que podría abrir montar algo de malabares, “surgió la idea de hacer vestuario, mejorar espectáculo y hacer cosas que nadie hubiera hecho nunca”, rememora Marc. Gracias a ello, en el grupo se despertó una pequeña llama que se materializó el 14 de diciembre de 2012. “Era un sentimiento al que estábamos acostumbrados, el que se siente en un correfoc con otros grupos en encuentros de dragones, de diablos o de percusión. Una unión dónde conoces a gente que incluso puede llegar a quedarse toda su vida”. agrega.
Sin embargo, los inicios del festival estuvieron plagados de incertidumbre más que de disfrute. “Todo eran nervios y pruebas, no sabíamos cómo saldría, lo que teníamos claro era que, pasara lo que pasara, estaríamos unidos. Aquella primera edición, con el frío que calaba en los pies y con el recorrido más largo del encuentro, tuvo buena valoración, sobre todo para nosotros, así que decidimos seguir adelante”, recuerda el artífice principal del proyecto.
Desde entonces, el evento ha ido evolucionando con el paso de los años y las llamas han seguido ardiendo. “Los abrazos con gente con la que he compartido los recorridos kilométricos del encuentro, con quien he hecho malabares y he escupido fuego es algo mágico y único, ésta es para mí la esencia principal del Cremem Sant Boi”, admite Marc, el fundador del proyecto que dio otra dimensión a su vida: “Al final es mi niño y para mí que esto se apague, es una verdadera lástima. He visto algo que he creado a un nivel que no esperaba. Lo he vivido de diferentes maneras, pero donde más me ha gustado vivirlo es desde fuera. No hay nada más gratificante que ver hasta dónde ha llegado un proyecto, cómo la gente disfruta y cómo lo vive. También la gente del público, ver a los niños y niñas en la calle, pasando frío, pero sin perderse un detalle del espectáculo”, asegura.
La postrera edición del Cremem Sant Boi servirá para reunir a una “gran familia” en un día donde llamas y malabares estarán acompañadas, seguro, por las lágrimas de sus participantes. “Será muy emotivo, intentaremos celebrarlo. Hay tantas historias detrás... Todos le tenemos cariño”, admite Marc, quien recuerda entre tantas vivencias una que sorprendió a la alcaldesa de Sant Boi, Lluïsa Moret: “En la tercera edición se empezó a quemar un árbol en mitad del recorrido. Fuimos corriendo con los extintores con la mala suerte de que la alcaldesa estaba debajo de ese árbol y la rociamos con el extintor”.
Es una de las muchas anécdotas que perdurarán en el recuerdo, igual que el último episodio del evento. Para afrontar el trance, los centenares de participantes están a rebosar de energía. “Están todos muy arriba, con mucha motivación. Es mucha la conexión que tenemos entre nosotros. Todos hacemos cultura, vamos a una y aunque tengan esa emotividad porque esto se acabar, lo quieren disfrutar”, apuntan desde el Grupo de Fuego de Sant Boi,
El último paseo de fuego arrancará a las 18:00 horas en la Plaza de l’Estatut, desde donde saldrán los grupos de percusión en una tabalada hasta plaza Catalunya. Allí, la magia de los malabares cogerá otra dimensión repleta de fuego con un recorrido hasta la plaza de la República, donde a las 22:00 se apagará la última llama del Cremem Sant Boi.
El fuego se apagará pero no las ascuas, porque los organizadores ya trabajan en otros escenarios que puedan avivar la llama con un formato diferente. “Donde el fuego se apaga, nacen las cenizas. Si algo nos caracteriza es que nos gusta ser proactivos y nos gusta mucho organizar cosas para el pueblo. La cultura está para disfrutarla”, afirma Marc.
Sobre el proyecto que se pretende sacar a la luz el año que viene hay un cierto secretismo: “Esperemos que esté a la altura del Cremem Sant Boi, que dejamos atrás”. Solo puede revelarse que será “algo solemne nacido aquí. No tendrá el este formato de correcalles que le hacía único, pero continuarán los malabares de fuego, que es la sección olvidada del mundo de la cultura. No hay tantos grupos de malabares de fuego, como pueden haber grupos de percusión o de diablos”, reconoce el fundador del evento.
Esta renovada etapa del festival seguirá liderada por Marc, quien lleva toda una vida marcado por el arte del malabarismo. “Ya mismo tengo 30 años y empecé en esto con unos siete años a raíz de mis padres, que ya formaban parte de esta cultura antes de que yo existiera”. Así, de la mano de sus progenitores se fue introduciendo en un mundillo familiar que lo es todo. “Aunque hay veces que digo que llevo demasiados años, estoy convencido de que me quedaré hasta que mis piernas aguanten”, culmina el responsable de un grupo que ha logrado que la llama perviva en el corazón de todos sus integrantes aunque les apaguen el fuego de Cremem Sant Boi. III