SERIE: EL PODER EN EL BAIX LLOBREGAT | CAPÍTULO 3: ASÍ ES CONVERGÈNCIA I UNIÓ (CiU)
Hector Marín | Miércoles 23 de julio de 2014
Martorell es el único fortín en el Baix Llobregat de la federación nacionalista, que en las últimas autonómicas se impuso en todas las comarcas catalanas salvo en la nuestra.
En las últimas elecciones en que se decidía el nuevo president de la Generalitat, celebradas el 25 de noviembre de 2012, Convergència i Unió se impuso en todas las comarcas de Catalunya salvo en una: el Baix Llobregat, donde venció un desconchado PSC. El mapa catalán completamente azul salvo una pequeña mancha roja, a modo de la resistencia de la aldea de Asterix el galo a los romanos. El Baix Llobregat, una heterogénea comarca integrada por 30 localidades pobladas por más de 806.000 habitantes (el 15% de Catalunya), nunca ha sido un territorio amigable para la federación nacionalista. Ni lo ha sido ni lo es.
A diferencia de lo ocurrido en las anteriores elecciones a la Generalitat –celebradas en 2010, cuando por vez primera en su Historia CiU se impuso a PSC en el Baix Llobregat con una diferencia de 27.000 votos, los ciudadanos retiraron hace años esa confianza depositada en la federación nacionalista tras el fracaso del gobierno tripartito liderado por el socialista José Montilla, que fue el primer president catalán procedente de Andalucía –y también del Baix Llobregat, concretamente de Cornellà de Llobregat, donde fue alcalde-.
La deriva independentista de Artur Mas puso las cosas en su sitio: el Baix Llobregat devolvió en 2012 su apoyo a PSC, que se impuso a CiU por un ajustado margen de 1.100 votos de diferencia. El batacazo en las urnas de Mas fue histórico. El presidente de CiU decidió adelantar unas elecciones a las que se presentó cual mesías del soberanismo con la intención de obtener una amplia mayoría de votos pero registró finalmente un humillante descenso de apoyos que le obliga a contar con Esquerra como socio de gobierno en esta legislatura. Nunca antes había ocurrido algo así en nuestra democracia: ir a por lana y salir trasquilado.
Territorio esquivo, salvo Martorell
El caso es que el Baix Llobregat volvió a dar la espalda a CiU, negándole una presencia política que la federación nacionalista nunca ha acabado en verdad de lograr arraigar en un territorio que, según critican algunos de sus dirigentes, “fue diseñado para ser gobernado exclusivamente por el PSC”. La mayor alcaldía que ostenta actualmente CiU en el Baix Llobregat es la de Martorell, tradicional feudo de votos de la federación nacionalista.
Martorell, situada entre los ríos Llobregat y Anoia, con 27.000 habitantes, es la única ciudad importante de esta comarca en que gobierna CIU. Junto a El Prat de Llobregat, municipio dirigido por el legendario Lluís Tejedor (ICV-EUIA) desde hace 32 años; junto a Castelldefels, ciudad peperovergente comandada por Manu Reyes (PP) desde hace dos años junto a sus socios de CiU y AVVIC, Martorell es el único gran municipio del Baix Llobregat en que no gobiernan los socialistas.
Incombustible Salvador Esteve
El alcalde es el histórico Salvador Esteve (68 años), quien, tras ser investido en 2011 como nuevo presidente de la Diputació de Barcelona, tomó la decisión de desmantelar la emisora de radio socialista por antonomasia, Com Ràdio, reconvertida ahora en La Xarxa.
Después de su reciente cesión de parte del poder municipal a su mano derecha, puede que estemos asistiendo a la última etapa en la alcaldía del singular Esteve.
La singularidad del máximo dirigente de Martorell no tiene que ver con sus cinco hijos y 10 nietos, ni con su presidencia de la Associació Catalana de Municipis i Comarques, ni con su afición por calzar espardenyes en actos públicos, ni con sus revelaciones sobre una bronca que le habría dado el Rey en Zarzuela por el asunto soberanista [“Tú, me dijo señalándome, vaya la que habéis organizado en Catalunya, sacando a la gente engañada y con ayuda de estos de TV3, el Avui y La Vanguardia. La cosa se fue calentando, pensé que me iba a agarrar de la solapa”], sino con las abundantes alcaldías socialistas que lo rodean en una comarca que ha sido un tradicional bastión electoral del PSC.
Esteve, llegado por primera vez a la alcaldía en 1987, fue evacuado del salón de mando en 2003 por un tripartito de izquierdas. Inmerso ahora de su sexto mandato, afirma que no se siente aislado ni mucho menos solo, pese a la presencia de tantas alcaldías socialistas a su alrededor: “Nunca me he sentido solo, dispongo de un gran equipo y de la absoluta confianza de la dirección de mi partido, de la federación y sobre todo de mis conciudadanos”.
Sentencias y demandas
En cuanto a la relación de los ediles de CiU con los tribunales, el ex alcalde de Vallirana Josep Alemany, que se enfrentaba a cuatro años de cárcel por un delito contra el medio ambiente, fue absuelto por la Audiencia de Barcelona en 2011.
Pese a considerar acreditado que trató de colocar una depuradora en El Lledoner, una urbanización que vertía aguas sin depurar a una riera, no se puede decir que el edil “tuviera la voluntad de que se produjera el riesgo generado por los vertidos”.
En 2008, el entonces primer teniente de alcalde de Pallejá, Josep Jordana (CiU), presentó la dimisión tras descubrirse que había gastado 8.000 euros en llamadas telefónicas a líneas eróticas y de juegos desde el móvil del Ayuntamiento durante tres años. El delfín de Jordana era Ismael Álvarez, actual alcalde de Pallejà, a quien una trabajadora del Consistorio ha denunciado recientemente por un presunto delito de acoso laboral y será el juez quien decida si es culpable o no.
Begues soberanista
Begues, con 6.000 habitantes entre los que ha calado el soberanismo, es otro municipio gobernado por CiU. Pero Begues no figura entre los considerados como “grandes objetivos” por la federación nacionalista en el Baix Llobregat al estar fuera de la primera corona metropolitana. El día en que descorcharon botellas de cava en la sede de CiU en el Baix Llobregat fue cuando, hace apenas unos pocos meses, un pacto sociovergente permitió a los nacionalistas deshacerse de un maleficio que arrastraba desde la Transición. A saber: CiU nunca había conseguido una alcaldía en la primera corona metropolitana en el Baix Llobregat. Han tenido que pasar más de 33 años. El lugar es Molins de Rei; el alcalde, Joan Ramon Casals.
Molins de Rei: la primera ’corona’
El joven Casals relevó el pasado mes de junio al socialista Xavi Paz al frente de la alcaldía de Molins de Rei, gobernada históricamente por PSUC, PSC e ICV-EUIA. CiU pasó de cuarta a primera fuerza más votada. Estaba justificadísimo que corriese el cava.
Los dos vencedores de las elecciones de Molins de Rei acordaron ejercer dos años cada uno como alcaldes. Ahora es el turno del convergente Casals, político de profundas convicciones independentistas que le empujan a hacer política “por un Estado catalán”, afirma que “después de 150 años, lo mejor para Cataluña es sólo la independencia”.
En Corbera, donde CiU fue la segunda fuerza más votada, el nacionalista Manel Ripoll cedió a mitad de mandato el bastón de mando a la socialista Rosa Boladeras, de acuerdo con el pacto de gobierno al que las dos formaciones llegaron en 2011. El mayor pacto contra natura de CiU, sin embargo, no es el de Corbera sino el de Castelldefels.
‘Peperovergencia’
La federación nacionalista da su apoyo al PP en Castelldefels. Durante los siete años anteriores, se lo había dado a PSC, pero la peperovergencia es una realidad en la localidad costera desde el 11 de septiembre de 2011. No está tan claro, sin embargo, hasta cuándo durará.
Cuentan en Castelldefels que podría hacerse “un jugoso libro” de los dos años de un pacto de gobierno que en todo momento parece a punto de ser liquidado. El último acto de este capítulo, acaecido a finales del pasado mes de octubre, ha hecho que más de uno haya tenido que frotarse los ojos en Convergència, pero sobre todo en Unió.
Una semana después de que el presidente de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) de Castelldefels, Kim Ibars, anunciara a bombo y platillo en un programa de radio de audiencia masiva la ruptura “irrevocable” del pacto que permite la gobernabilidad del alcalde del PP, sus socios de Unió Democràtica de Catalunya (UDC) defendieron “el buen hacer” de CiU en el Ejecutivo local y apuestan por mantener el acuerdo.
Cariz grotesco en Castelldefels
El proceder de CiU en Castelldefels está tomando este año un cariz grotesco que deja pasmados a los propios militantes locales de la federación nacionalista.
La asamblea de Unió resolvió que el pacto seguirá adelante, porque “no hay inconvenientes ni tampoco hay razones para romperlo ahora, a medio mandato, ni siquiera el proceso
soberanista”, dejando así en posición ridícula e incómoda el anuncio hecho por el presidente local de Convergència.
El partido democristiano cuenta con un único representante en el Consistorio, David Grau, ocupado del área de Hacienda. Ahora, las bases locales, pese a dejar la decisión en sus manos, le instan a “garantizar la gobernabilidad”.
Hace una semana, tras el sorprendente anuncio realizado por el máximo representante de la agrupación municipal de Convergència, Grau denunció que “nadie nos ha comunicado nada” y añadió que lo que se disponía hacer era “dormir bien tranquilo”.
Esas palabras, pronunciadas al inicio del pleno ordinario que mayor expectación ha generado en Castelldefels en los últimos años, evidenciaron el enfado de Grau con sus socios de Convergència. Tampoco el alcalde fue avisado de las intenciones de Convergència, que finalmente parece que van a quedarse sólo en meras intenciones. El tira y afloja entre PP y CiU durante estos dos años ha ido a menos tras la expulsión el pasado mes de abril de dos concejales de la coalición, Anna María Pérez y Albert Sáenz, que hoy mantienen sus actas como ediles no adscritos.
Meritxell Borràs, la eterna aspirante
Cruzamos el río para que esta larga crónica acabe en L’Hospitalet de Llobregat, un lugar en que al decir CiU surge automáticamente el nombre de Meritxell Borràs. La cabeza de lista de CiU es la eterna aspirante a alcaldesa de la segunda mayor ciudad catalana.
Curtida en mil batallas políticas, infatigable a la hora de presentar mociones, capaz de sacar de sus casillas al socialista Celestino Corbacho, puede que Borràs nunca haya acabado de encontrar su sitio en el Ayuntamiento de L’Hospitalet.
Por el contrario, es en el Parlament de Catalunya donde su posición está cada vez más afianzada.
Héctor Marín||