La pobreza ya no afecta solo a los parados sino también a los trabajadores, que han visto reducidas sus condiciones laborales por las sucesivas reformas laborales
“Solamente tengo que protestar contra la pena de muerte que me imponen porque no he cometido crimen alguno… pero si he de ser ahorcado por profesar mis ideas anarquistas, por mi amor a la libertad, a la igualdad y a la fraternidad, entonces no tengo inconveniente. Lo digo bien alto: dispongan de mi vida”. Estas eran las contundentes palabras del periodista Adolf Fischer, uno de los condenados a muerte por la Revuelta de Haymarket, en Chicago, en 1886, origen del Día Internacional de los Trabajadores.
Bajo el lema “Ocho horas para el trabajo, ochos horas para el sueño y ocho horas para casa” se luchaba por reducir la jornada a las ocho horas, uno de los grandes logros que conseguiría el movimiento obrero en los principios de la Era Industrial. Han pasado más de 125 años desde este episodio en la que era la segunda ciudad más importante de Estados Unidos y el 1 de mayo sigue más vigente que nunca. En el Baix Llobregat, el 21% de las personas están en el borde de la pobreza; el 41% de los parados no perciben ningún tipo de prestación social, en total, alrededor de los 30.000 ciudadanos; y el 33% de la infancia no tiene cobertura de becas ni de ningún tipo de ayuda. Los años de dificultades se acumulan y la situación se agrava, sobre todo, si la precariedad afecta a parados y no parados.
La pobreza, también del trabajador
Estos son algunos de los datos que mueven los sindicatos y que permiten hacer una radiografía de la situación de la comarca. Pese a que se prevé, tal y como expuso el conseller d’Empresa i Ocupació, Felip Puig, que Cataluña crezca el 1,5% de su PIB, la acumulación de los años de dificultades (Lehmann Brothers quebró en septiembre de 2008 y desencadenó el inicio de la crisis financiera y económica) agudiza los problemas de muchas familias de la comarca.
“La situación es sumamente mejorable, a pesar de que algunos indicadores nos quieran deslumbrar con cifras menores de paro o, incluso, como he visto en algunos diarios, con mejoras en la situación de las familias. Nosotros que palpamos la calle y los centros de trabajo, la realidad es de inestabilidad para los trabajadores con los efectos de la reforma laboral, que ha desequilibrado muchísimo la negociación colectiva. A parte de esto, el mayor problema de la comarca, como cualquier territorio de Cataluña, es el paro”. Así valora la situación de la comarca el secretario general de Comisiones Obreras de la nueva Unió Intercomarcal del Baix Llobregat, Alt Penedès, Anoia i Garraf. A día de hoy, los últimos datos del paro según el Observatori Comarcal del Baix Llobregat registran 68.074 ciudadanos que no tienen empleo, una tasa del 16% de la población activa. Pero al problema del desempleo se le tiene que sumar las sucesivas reformas laborales, las cuales se han convertido en el estoque final que remata, también, a los trabajadores.
El discurso de Mora coincide con su homólogo en UGT (Unión General de Trabajadores), Xavier Juanto, que radiografía la comarca con esta doble problemática: “En la comarca, como el conjunto del Área Metropolitana de Barcelona, nos encontramos por un lado a las personas que ya están en el borde de la pobreza, pero también, a esto hay que sumarle la población trabajadora; es decir, los que tienen empleo han visto precarizada su situación laboral”. Y señala el artículo 41 de la reforma laboral como gran causante del “bloqueo de los convenios colectivos”.
Desconvocada la huelga del metal
Amparados a este artículo 41 de la reforma laboral, importantes convenios colectivos están viendo reducidas sus condiciones de trabajo al mínimo exigido en el Estatuto de los trabajadores. Es el caso de la hostelería, el ocio o la consultoría. También la industria de la siderometalúrgica se encontraba en esta situación hasta hace pocos días. El metal centraba la atención con dos huelgas de CC.OO y UGT para el 29 de abril y 6 de mayo; manifestaciones que finalmente no se produjeron por el acuerdo in extremis entre las partes. Ambos sindicatos pactaron con la patronal una prórroga del convenio colectivo hasta 2015, con un aumento salarial del 0’2 (correspondiente a 2013) y del 0’4 para 2014 y 2015.
“Lo que se pretendía era regular las condiciones de todas las empresas, no solo salariales que hablamos de un 0,6%, que no sería el peor mal, sino que lo que quería la patronal era hacer caer el convenio para que nos fueramos a condiciones tanto de jornada como sociales del propio Estatuto del Trabajador”, comenta Juanto. Y añade: “Es impensable que las luchas de todos estos años por conseguir unas condiciones que mantienen un equilibrio entre el contratante y los trabajadores, pues ahora caigan”. La Unió Patronal Metal·lúrgica, por su parte, envió un comunicado en el cual consideraba las huelgas contra los intereses del sector y manifestaba su intención de dialogar en la mesa de negociación del Convenio Provincial.
En este sentido, concretó su posición de “defender una contención salarial y una mejora de la competitividad con el propósito de mantener las mejores condiciones de continuidad para todo el tejido social del sector y mantener, con ello, el mayor número de puestos de trabajo, cuando el sector lleva perdidos en los últimos años más del 25% de los mismos”. En el metal se llegó a un pacto finalmente, pero no siempre ocurre. La realidad es que, en la mesa de negociación, los sindicatos tienen ‘malas cartas’ antes las patronales, las cuales con la reforma laboral en la mano ganan la partida también por la vía judicial. “Muchas patronales han tirado por el camino del medio utilizando la reforma y modificando las condiciones individuales y colectivas. La Reforma deja a los sindicatos en una situación de inferioridad de condiciones en la mesa de negociación. Por tanto, nos obliga a estar más en el conflicto que no en la negociación y esto no es bueno ni para los sindicatos, ni para las empresas ni para la sociedad”, apunta Mota de CC.OO.
La pobreza española con Europa detrás
Pese a que la sensación general, en la comarca, no es de tener grandes conflictos laborales; la verdad es que siguen abiertos muchos frentes, como el caso de Coca-Cola, en donde, según Alberto Pérez, miembro del Comité de empresa en la planta de Fuenlabrada, se prevé una deslocalización tanto al norte de África como al este de Europa a medio-largo plazo. Tal y como nos explica Pérez, Coca-Cola podría quedarse solo con dos plantas en España para el 2020, lo que afectaría a las plantas de Esplugues y Martorell, directa o indirectamente, con total seguridad.
Coca-Cola, Rotocayfo, Alstom y, como comentábamos, los sectores del metal, el ocio educativo o la hostelería centrarán en los próximos meses la actualidad de los conflictos laborales en la comarca. El 1 de mayo sirvió para mostrar este descontento por parte de los sindicatos, los cuales recuperaron en sus lemas la palabra ‘pobreza’ después de años sin aparecer.
Las movilizaciones estuvieron marcadas, también, por el marco de las elecciones europeas en el trasfondo. “Pedimos a todos los partidos de izquierdas que deroguen la reforma laboral. Ellos son las formaciones que tienen que ofrecer las alternativas esperanzadoras a la sociedad”, dice Juanto de UGT. “Europa es la solución y no el problema –resume Mora en representación de CC.OO-. Marcaríamos una línea diferente a la del actual gobierno antidemocrático de la troika y de la política austericidad de Merkel que no hace más que rebajar socialmente las expectativas de los europeos a favor de la banca y, en concreto, de la banca alemana”.
También la USOC (Unión Sindical Obrera de Cataluña) aboga en su manifiesto por la vía europea: “Más que nunca, es mucho lo que nos jugamos, porque de su resultado (Elecciones Europeas) puede depender la viabilidad del cambio o la continuidad de las políticas de austericidio que tanto destroza social ha causado”.
Europa, a día de hoy, sigue generando estos neologismos: austericidio, austericidad. CGT (Confederación General del Trabajo) lo tiene claro: “Ante la represión, lucha. Esa es nuestra receta frente a la barbarie capitalista y el discurso político. Lucha en las empresas y en las calles, frente al sindicalismo pactista y claudicante y frente a quienes ejercen la violencia uniformada”.