Mayo arrancó con un puñado de celebraciones. De algunas de ellas, como el Primero de Mayo, da cumplida cuenta este número de El Llobregat con un informe sobre la evolución del empleo y un repaso a los conflictos más importantes de L’Hospitalet y la comarca.
También el día 3 de mayo se ha celebrado el Día Internacional de la Libertad de Prensa. Por eso este mes El Llobregat inicia la publicación de una serie de dossiers a un año de las próximas elecciones municipales, en una decidida apuesta por la transparencia de las cuentas públicas. ¿Qué pagamos cada ciudadano de media por el personal del ayuntamiento?, ¿cuánto nos cuesta mantener limpias las calles? son algunas de las preguntas que esta publicación responderá cada mes sobre un municipio concreto en un esfuerzo por facilitar los datos que sustenten la opinión ciudadana antes de emitir sus votos.
Los cien “héroes” del periodismo
Con motivo del Día Mundial de la Libertad de Prensa, la organización internacional Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha publicado este mes una lista de 100 héroes de la información en la que figura el periodista español Gorka Landáburu, director de “Cambio 16” y víctima de una paquete-bomba de ETA en 2001. Esta ONG profesional de periodistas señala que los “héroes de la información” son una fuente de inspiración para todos los ciudadanos que aspiran a la libertad. “Sin su determinación y la de todos sus semejantes, no sería posible ampliar el área de la libertad”, afirman.
La organización defensora de la libertad de prensa, con sede en París, recuerda en su reseña sobre Landáburu las lesiones que aquel paquete con 150 gramos de titadine le produjo y la declaración del periodista en el juicio a sus autores, en 2012. “Yo soy periodista, me habéis cortado las manos, me habéis dejado ciego del ojo izquierdo y tengo cicatrices por todo el cuerpo, pero os habéis equivocado, no me habéis cortado la lengua”, dijo Landáburu en el juicio en la Audiencia Nacional contra los etarras Oskarbi Jauregui y Patxi Xabier Macazaga Azurmendi. Esos terroristas y también Ainhoa García Montero, alias “Laia”, fueron condenados a 23 años de cárcel por el atentado contra el reportero.
Amenazas, secuestros, prisión o acoso policial son algunos de los puntos que conforman el “denominador común” de esos cien comunicadores a los que RSF rinde homenaje. Se trata de una lista que cuenta con nombres muy conocidos, como los del australiano y fundador de WikiLeaks, Julian Assange, o quienes facilitaron las filtraciones del exanalista de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) estadounidense Edward Snowden, Glenn Greenwald y Laura Poitras.
Pero RSF se fija también en reporteros apartados de los grandes focos mediáticos, como la hondureña Dina Meza (presentadora del programa “Voces contra el Olvido” y editora de la web “Defensores en Línea”), la guatemalteca Ileana Alamilla, que desde el exilio creó el Centro de Reportes Informativos sobre Guatemala (Cerigua), o la peruana Mabel Cáceres, fundadora del semanario “El Búho”. RSF enaltece a aquellos comunicadores que “contribuyen por su lucha o su trabajo a promover la libertad”, poniendo sus ideales “al servicio del bien común” y convirtiéndose en un “ejemplo” para el resto de los ciudadanos.
Violaciones también en la comarca
Más cerca nuestro, en el plano local, los periodistas de L’Hospitalet y el Baix Llobregat también han sufrido violaciones de la libertad de información y expresión. El caso más sonado lo protagonizó en el año 2000 el corresponsal de El Periódico de Catalunya en la comarca, Xavier Adell, después de que la dirección del rotativo lo cesara en sus funciones debido a las presiones del alcalde de L’Hospitalet, Celestino Corbacho, a raíz de unos reportajes que publicó con motivo de los comicios locales que se celebraban el 13 de junio de 1999. Adell recibió el apoyo del conjunto de los periodistas que cubren la información de la comarca, entre quienes se incluyen el que firma estas líneas y el también colaborador de El Llobregat, Jesús Vila.
Los corresponsales denunciaron entonces en un comunicado público firmado por más de 50 profesionales de la comarca “las actitudes demostradas reiteradamente por políticos y altos cargos de determinados ayuntamientos que presionan sistemáticamente a las empresas de comunicación ante cualquier información que no coincida con su opinión”. Los periodistas del Baix Llobregat afirmaban también que el castigo a Adell era “un ataque directo a la libertad de expresión y coarta nuestra práctica laboral cotidiana, por cuanto el hecho de reflejar cualquier realidad que no guste a determinados equipos de gobierno puede costarnos nuestro puesto de trabajo”. Poco ha cambiado el panorama.
Los periodistas de la comarca pensábamos que el iceberg contra el que nos íbamos a estrellar era la precaria situación económica que atraviesan los medios de comunicación en general y en particular los pequeños, los locales y comarcales. “El Llobregat” apareció desde su origen como una publicación sin un solo salvavidas, pues sobrevive exclusivamente de la publicidad, ya que tanto la edición impresa mensual como la actualización diaria de la web es totalmente gratuita. Y aquí es donde entra la presión de algunos ayuntamientos que intentan acallarnos prohibiendo a sus departamentos de comunicación que se nos trate como al resto de los medios para así, sometiéndonos a la inanición, favorecer exclusivamente a quienes actúan de faros de sus políticas y sólo se dedican a hacerles la ola.
Presión por omisión
“El Llobregat”, así como muchos medios y entidades
basadas en el voluntarismo de su personal, aprendió a ser una entidad espartana. Cuando el presupuesto es minúsculo, también acostumbra a existir menos miedo. Cuando los ingresos son altos, suele producirse pánico de arriesgar. Algunos dicen en este sentido que no hay que morder la mano que te da de comer. El Llobregat sostiene que el trabajo bien hecho y al servicio de la ciudadanía, no tiene fronteras si se plantea desde la estricta profesionalidad. Una muestra de ello es la serie de informes que iniciamos este mes sobre lo que nos cuesta mantener a los ayuntamientos. Se trata de una experiencia de periodismo de datos para que los ciudadanos tengan cumplida información de cómo se gastan su dinero los alcaldes justo antes de que tengan que acudir a las urnas en las elecciones municipales de mayo de 2015.
Criminalizar al mensajero
Las malas noticias nunca gustan. Pero matar al mensajero como en el caso de Xavi Adell en El Periódico de Catalunya, no es la solución. “Muerto el perro, se acabó la rabia”, dice el refrán. Responde a uno de los mecanismos más antiguos de defensa de la especie humana: negarse a la evidencia y culpar a otros de las desgracias que en la mayoría de los casos provienen de uno mismo o del propio equipo, de la propia incompetencia o de la falta de responsabilidad ante los hechos. En todos los casos, lo que revela este modo de actuar que emulan algunos alcaldes y alcaldesas del Baix Llobregat, como mínimo, es ausencia de calidad democrática, desesperación y falta de orientación al focalizar en el mensajero el origen de sus problemas. Cuando los poderosos locales no pueden presionar a los editores, someten a la inanición a los medios en la esperanza de que mueran de pura hambre.
¿Es barata la carne de periodista? Parece que sí, especialmente en el caso de países con conflictos armados, como es el caso de Siria. O en países sometidos a la violencia de las organizaciones del narcotráfico, como México. Pero también en Estados Unidos, como revela RSF, y en Reino Unido, cuando sus periodistas revelan planes de espionaje masivo a los ciudadanos en aras de la seguridad nacional. En el caso de algunos alcaldes y concejales del Baix Llobregat y de L’Hospitalet, las violaciones a la libertad de información y de expresión por acción u omisión se realizan también aras de la seguridad…de sus culos.