Redacción | Martes 07 de octubre de 2014
Esta escultura toma el relevo de la obra ‘Europa’ de Eduard Arranz-Bravo, la primera de la iniciativa Sculpture’s Corner que pretende convertir la ciudad en un referente para el despliegue de arte
El divorcio entre arte y ciudad sigue igual de vivo que hace años, décadas. Pocos puntos de encuentro hay en estas ciudades que, por cosmopolitas que sean, sus calles están resignadas a ser zonas de paso, conductos móviles para una sociedad que va de casa al trabajo y que, si se para, es para comprar. La calle es el mayor escenario posible, el más espectacular y el que más posibilidades aportan a los artistas. Sin embargo, este mismo espacio público cada vez está, paradójicamente, más regulado reduciendo las posibilidades a la mínima expresión. Con la intención de poner nexos, puntos de encuentro, en este muro invisible pero evidente, en L’Hospitalet surgió hace seis meses el proyecto Sculture’s Corner, de la Fundación Arranza-Bravo, que consiste en la exposición de una obra realizada por artistas emergentes en la Plaza Europa de la ciudad.
Pues bien, hoy, se ha renovado la primera obra para la exposición de la escultura ‘Koresména’, de Laura Ariño (Barcelona, 1991). La escultura, de 2’5 metros de alto y 2 metros de ancho, reflexiona sobre la naturaleza orgánica del cuerpo humano, con formas curvas y musculosas que contrasta con la “racionalidad lineal de los rascacielos de la Plaza Europa”, en palabras de la artista. Su escultura sustituye así a la primera que estreno el proyecto, la obra denominada ‘Europa’ de Eduard Arranz-Bravo, y estará en la plaza de la ciudad de L’Hospitalet durante seis meses más hasta que un nuevo artista emergente decore este espacio público.
El proyecto de la Fundación Arranz-Bravo de L’Hospitalet está inspirado en otras iniciativas similares de grandes ciudades como Nova York (Public Art Fund) o Londres (Fouth Plynth, Trafalgar Square).