Imanol Crespo | Martes 21 de octubre de 2014
La colonia industrial, única en todo el mundo, protagoniza el primer Congreso Mundial sobre la obra de Antoni Gaudí. La UB confirma la creación de una cátedra para el fomento de las tesis doctorales alrededor de Gaudí
Se ha hablado de su vida, de sus ideas, pero poco de su obra y de su herencia arquitectónica. De hecho, es sorprendente que no haya un gran Museo dedicado a su figura aunque sea el autor de siete Patrimonios de la Humanidad. Suerte de la comunidad académica. Este mes se ha organizado el I Congreso Mundial sobre Antoni Gaudí en el marco de un macro-proyecto que investigará la obra del genio de Reus hasta el año 2026 con encuentros dedicados a diferentes ‘maravillas’ gaudinianas. La primera, el estreno, precisamente, la Colonia Güell y su Cripta, situada en el término municipal de la Palma de Cervellò, en el Baix Llobregat.
Fue el laboratorio de pruebas del artista para la posterior construcción de emblemas como la Sagrada Familia. “Así lo escribió él: si no hubiera hecho la Colonia Güell, jamás podría haber construido la Sagrada Familia”, explica Manuel Medarde, secretario de la Comisión Internacional de la Colonia Güell y conservador de la Cripta. Sus columnas de basalto o la espectacular acústica –medida como cada decisión del artista- son un ejemplo de ello.
Pero no solo la Cripta. Todo el complejo de la Colonia “es una auténtica maravilla de urbanización”. Es única entre las colonias industriales de todo el mundo. El viajado burgués, industrial y político Eusebi Güell, entonces mecenas de Gaudí, entendió que una colonia que ofreciera bienestar a sus trabajadores derivaría en una mayor producción. Y Gaudí le hizo la mejor. Casas individuales, todas con fachadas distintas, de 140 a 280 metros cuadrados cada una, con ducha incluso (algo no habitual en la época), con un ancho de las calles mayor a la altura de las casas, con aceras y bordillos, con un sistema de recogida de aguas, con escuela, un economato regentado por los trabajadores, una Biblioteca, un conservatorio, médico y centros de atención sanitaria… “La Colonia fue pionera en la inmersión del catalán incluso, además del castellano y el francés para la cultura”, comenta Medarde. Y todo, con el mejor alarde modernista. “Se quisieron hacer dos urbanizaciones. Una para la gente de alto ‘standing’ y otra para la clase obrera, de principios… La primera fue un fracaso, el Parque Güell; la segunda, en cambio, es una maravilla”.
Por la Colonia Güell pasan cada año alrededor de 60.000 personas, cifra que sigue creciendo. Incluso, desde hace años, había colas para casarse en la Cripta. Es indudable que este Congreso volverá a elevar la cifra turística. Pero no es lo más importante. Lo destacado y remarcable es que se abre y se impulsa, de nuevo, y desde el Baix Llobregat, la investigación científica de la obra de Gaudí, aplicable a muchos otros campos. “El Congreso reunió a una comunidad científica con un nivel tremendo, además de otras excelentes ponencias como las de Josep Padró, cuarta generación de la Colonia, que pudo presentar el punto de vista de sus habitantes, por primera vez”, opina Manuel Medarde.
Precisamente, con este afán de impulsar la investigación de Gaudí, el Congreso acabó con la creación y presentación, por parte de la Universidad de Barcelona, de la Cátedra Antoni Gaudí para la elaboración de tesis doctorales , con la colaboración del reciente Gaudi Research Institute , situado en la Colonia, para el estudio de la figura de Antoni Gaudí y su herencia modernista.