Opinió

El nuevo templo parroquial: un espacio para que todos se encuentren con Jesucristo

Mossèn Pere Rovira | Miércoles 19 de noviembre de 2014
El pasado día 26 de octubre tuvo lugar la “Dedicación” del nuevo templo de Sant Antoni Maria Claret.

Después de un largo camino se llegó a un día muy especial para mucha gente del barrio de Marianao y de Sant Boi; un día de fiesta y de gran gozo para las personas que llenaron de forma desbordante esta nueva iglesia.

Desde los “claretianos” hasta los subscriptores, desde los que realizan aportaciones puntuales hasta los voluntarios en las diversas tareas parroquiales, somos conscientes que el templo necesita de vida interior, necesita de una comunidad parroquial que contagie y entusiasme la alegría y la belleza de la fe.

En la sociedad actual nos encontramos con muchos prejuicios que dificultan está perspectiva. Debe quedar claro que semejante templo no ha contado con ninguna aportación de dinero público (subvenciones, exenciones, etc.) El ahorro de más de quince años, las subscripciones y los donativos han hecho posible la construcción hasta el día de hoy.
Los diecinueve años que quedan por pagar el crédito sólo pueden ser cubiertos de la misma forma: la generosidad de muchos.

Esto puede sorprender a muchas personas que, o por falta de información o por intoxicación ideológica, no quieren asumir que la iglesia vive de la gratitud y la gratuidad en su seno.

Ya dije en su momento que la construcción de este nuevo templo sólo pretende acercar el mensaje del Evangelio a todo hombre y mujer que busca algo más que una vida marcada por la rutina y las modas culturales. Ninguno puede quedar excluido de recibir esta “Buena Noticia” con la que Jesucristo nos quiere hacer partícipes. Todos somos llamados a encontrar en él una respuesta a la gran pregunta, ¿para qué vivo?: Desde el ateo que busca la verdad duradera hasta el hombre religioso que busca un valor transcendente; desde el pobre que busca caridad hasta el enfermo o sufriente que necesita ser consolado; desde el intelectual que se pregunta continuamente hasta el analfabeto que tiene sed de conocimiento, en fin, todo ser humano necesita sentirse y poder amar, perdonar y ser salvado.
Para esto se construye un nuevo templo, para esto queremos “servir”.