Reportaje gráfico de Álex Gallardo
Imanol Crespo | Miércoles 18 de marzo de 2015
El movimiento islamófobo alemán Pegida convoca en L’Hospitalet su primera concentración en España. Casi un centenar de seguidores contra la islamización de occidente tuvieron la réplica de 400 antifascistas.
L’Hospitalet ha sido este mes el escenario de la detención de un presunto reclutador de yihadistas de Estado Islámico que al ser introducido en el vehículo policial gritó “Al•lahu-àkbar” (Alá es el más grande). Pocos días antes, la misma ciudad también ha sido el escenario de la primera concentración en España del movimiento político alemán Pegida (Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente). La concentración reunió a unas 90 personas, entre ellos, el secretario general de Plataforma por Cataluña, Robert Hernando, y el concejal del partido en L’Hospitalet, Daniel Ordóñez. No contaban, en cambio, que su convocatoria serviría también para la movilización de sus detractores, que les ganaron notablemente en número. Se calcula que más de 400 personas acudieron a la convocatoria de la plataforma “Unitat contra el Feixisme i el Racisme” para mostrar su repulsa a esta primera manifestación de Pegida en España.
A la misma hora y en el mismo lugar, en la confluencia de la rambla Just Oliveras con la de Marina, a escasos 200 metros y separados por un fuerte dispositivo policial para evitar incidentes, se produjeron las dos manifestaciones. El resultado fue una estampa de la posible fractura social que se puede generar a partir de los atentados yihadistas acontecidos en París y Copenhague.
Cara a cara
Los antiislamistas organizaron la manifestación el 11 de marzo en recuerdo de las víctimas del atentado de Atocha, en Madrid. De hecho, en la pancarta se podía leer: “Atocha, 200 muertos. Ni olvido ni perdón”. En su honor, se mantuvo un minuto de silencio antes de hacer público un manifiesto para reclamar “poner freno a la islamización de Europa”. Según Pegida, “la islamización de Occidente pone en peligro la identidad cultural y física” de los países europeos. Por ello, se reclamó una “Europa para los europeos”.
Por su parte, “Unitat contra el Feixisme i el Racisme”, que contó con el apoyo de distintas asociaciones y entidades de L’Hospitalet, además de cuatro partidos políticos (PSC, ICV, EUiA y ERC), se presentó con un mensaje bien distinto y dirigido a los seguidores de Pegida: “Fuera los fascistas de nuestros barrios”. En este sentido, la alcaldesa de la ciudad, la socialista Núria Marín, se mostró -ese mismo día- contraria a la protesta: “No nos gusta ninguna manifestación de exclusión”. De hecho, al día siguiente, en declaraciones a EL LLOBREGAT restó importancia a la concentración en la que Pegida no reunió ni a un centenar de seguidores.
Desde el punto de vista político, L’Hospitalet fue una de las pocas ciudades del Baix Llobregat, junto a Sant Boi, donde PxC consiguió representación municipal en las elecciones de 2011, concejales que en los próximos comicios del mes de mayo podrían caer de las urnas tras el auge de otros partidos alternativos. III