El Llobregat abre una nueva ventana, en esta ocasión, al mundo culinario y lo hace de la mano de la periodista gastronómica de Cornellà, Lourdes López, y su espacio digital www.louloulopez.com, un blog especializado en gastronomía, restaurantes, bares, vinos y viajes.
“Cuando comemos, viajamos”, nos dice López. “Y ese viaje adquiere un plus cuando he descubierto un plato, una especia… Lo interesante es dar las claves para visitar ‘gastronómicamente’ un pueblo o ciudad y explicar que hay un queso artesano que fabrican en un sitio concreto que merece una escapada para ir a catarlo. Esa es la buena historia”.
Digital de raza
Periodista especializada en internet, “digital de raza”, la cornellanense ha trabajado 13 años en La Vanguardia, donde se especializó en gastronomía y ocio. Ahora, colabora también con Google como proveedora de contenidos del sector, el cual le ha marcado desde bien pequeña: “La gastronomía me entró por la vena fuerte porque parte de mi familia (extremeña) cría cerdos y tiene restaurantes, así que siempre me ha gustado comer bien y conocer el producto. Hago bromas con que me daban de comer axila de cerdo de pequeña, mucho antes de que se hiciera famosa la presa ibérica y el secreto. Entonces no tenía, claro, tanto glamour.”
Ahora, en cambio, el interés por los productos de proximidad y por conocer qué comemos y de dónde viene es mayor: “Ha mejorado, sobre todo, el interés. Hace unos años decías que eras vegetariano y te miraban con pena, como si estuvieses enfermo.
Nadie se preguntaba por qué las manzanas del super eran todas igualitas y lustrosas. Cada vez más personas se preocupan por la procedencia de lo que comen, intentan comer de temporada, con más sentido, pero, a veces, el precio de lo ecológico y lo hiperlocal sigue siendo disuasorio. En internet es posible comprar a precios competitivos, pero a mí lo que me pone de verdad es ir con la bici directamente al payés. Es una de esas cosas que no puedes hacer en Balmes. Lo explico a mis amigos: mientras vosotros hacéis cola en un parquímetro antes de ir al cine, yo me pierdo por el Parc Agrari y acabo mojando los pies en la playa”.
Efectivamente, el Parc Agrari y el Baix Llobregat es una joya que permite estos lujos impagables. Solo es, como dice López, “cuestión de prioridades”. “Aunque el Parc Agrari es una de las zonas próximas a Barcelona con menos contaminación, considero que los barceloneses la conocen y defienden poco. Tiene un valor fundamental desde el punto de vista económico, pero también ecológico (unas 3.000 hectáreas cultivadas) y cultural (está entre las zonas agrícolas más antiguas de España y algunas familias de agricultores se remontan hasta cuatro generaciones). Desde el punto de vista gastronómico, uno de los activos más importantes del Baix son tesoros culinarios con denominación de origen propios que tenemos cerca de casa como el pollo Pota Blava, la Alcachofa Prat, el Espárrago de Gavà, las Cerezas del Baix... Son verduras y frutas km0 de mucha calidad, un poco más conocidas gracias a persistentes iniciativas que han acercado estos productos a la gente que no vive en el cinturón. Y creo que ya forman parte de la cohesión e identidad del territorio. La marca Producte Fresc del Parc Agrari también ha sido significativa para posicionarlo. En esta promoción la actividad de la AGT y el Consorcio de Turismo ha sido crucial”.
“Redescubrir el Baix, más allá de sus tapas”
En definitiva, se trata de exportar el concepto ‘slow food’ importado de Italia, un concepto que abraza el producto de proximidad y el respeto de su estacionalidad, lo que deriva en una mayor calidad, responsabilidad y sostenibilidad. Cada vez más restaurantes apuestan por aplicar esta filosofía; aun así, según López, en el Baix, “queda mucho camino por recorrer. Estamos un poco verdes todavía. Hay casas muy, muy interesantes con una cocina de mercado sobresaliente como el Petit Bonet en Sant Climent, ONAnuit de El Prat o el famosísimo Plats de Cornellà, y otros restaurantes en la línea de la comida vegetariana y vegana que también se han hecho un pequeño nombre: El Diván de los Sentidos, Siloé... Son sitios seductores, pero me gustaría que mucha más gente saliese de Barcelona para ‘redescubrir’ el Baix. Y que lo tuviera en cuenta más allá de las tapas”.