Cabreados con las infraestructuras

Pocos catalanes olvidarán la pesadilla vivida en 2007, cuando comenzaron a fallar las infraestructuras básicas, hasta el punto de que algunos analistas han señalado las continuas deficiencias en las comunicaciones como uno de los argumentos que favorecieron el auge del nacionalismo catalán.

Las grietas que aparecieron en numerosos edificios de El Prat próximos a las obras para la construcción de la línea de alta velocidad a principios de año fueron el inicio de una serie de continuas incidencias en los servicios ferroviarios.

El 22 de junio descarrilaba un tren Euromed en El Prat el 22 que dejaba la red de Cercanías colapsada durante tres días. En julio reaparecía el fantasma y Barcelona sufría uno de los apagones eléctricos más importantes de su historia, al caer un cable de 110 kilovoltios sobre la subestación de Collblanc, en L’Hospitalet, dejando en tierra a más de 30.000 usuarios de Cercanías.

A comienzos del mes de agosto fallaban también las autopistas, ya que se colapsaba la AP-7 con retenciones de hasta 75 kilómetros que forzó el levantamiento las barreras en los peajes de El Vendrell y Tarragona. Y también fallaba el aeropuerto de El Prat, que se veía desbordado para afrontar el elevado volumen de pasajeros. Y, por si esto no fuera suficiente, en octubre se hundía un tramo de unos diez metros del andén de la estación del barrio de Bellvitge, en L’Hospitalet, que supuso la suspensión del servicio de Cercanías C-2 (línea del Garraf) y la C-10 (línea del aeropuerto) entre el 20 de octubre y el uno de diciembre; y la suspensión de la línea Llobregat-Anoia de los ferrocarriles de la Generalitat (FGC) entre las estaciones de Avenida Carrilet y Europa Fira entre el 20 de octubre y el dos de febrero de 2008. Afortunadamente, no hubo daños personales, ya que la estación estaba fuera de servicio porque las obras del AVE habían afectado también a un muro de un túnel de los FGC que transcurría por encima de la línea de alta velocidad, provocando a su vez la paralización del servicio de Cercanías entre Gavà y Barcelona.

Todo este descontento concluyó con una manifestación multitudinaria celebrada el uno de diciembre en Barcelona en la que se reclamaba, entre otras cuestiones, el traspaso de las competencias en materia de transporte y la dimisión de la entonces ministra de Fomento, Magdalena Álvarez. Huelga decir que la inauguración del AVE, prevista para el 21 de diciembre, no llegó a materializarse.

Lo más positivo
No obstante, no todo fue negativo en este terreno. 2007 fue también el año en que se consiguió el soterramiento de las vías del ferrocarril en Pallejà, se pusieron en marcha las estaciones de ferrocarril de la Plaza de Europa de L’Hospitalet y Martorell Central en dicha ciudad. También por entonces se amplió la línea T3 del Tranvía hasta llegar a Sant Feliu de Llobregat y se anunció que se retomarían las obras de la variante de la N-340 a su paso por Vallirana. III