www.elllobregat.com
Política del siglo XIX versus política del siglo XXI
Ampliar

Política del siglo XIX versus política del siglo XXI

L'Hospitaleando

Por Eva Jiménez Gómez
lunes 13 de junio de 2016, 10:37h

Esta semana ha comenzado la campaña electoral y la política acapara –o intenta acaparar- toda nuestra atención. La alcaldesa de L’Hospitalet y vicepresidenta de la AMB, Núria Marín, ha pedido a los candidatos que se presentan a las elecciones generales del 26 de junio que se comprometan a priorizar la ejecución del Plan de Cercanías de 2009, actualmente parado.

Hay que reconocer que la puesta en escena ha sido brillante. El lunes se colgaba una pancarta reivindicativa en el Ayuntamiento de L’Hospitalet, pero también en los de Sant Feliu de Llobregat y Moncada i Reixac. Y el jueves los alcaldes de los tres municipios realizaban el trayecto en tren Moncada-Sant Feliu para insistir en sus demandas. También me ha gustado el fondo, porque con ellos han estado representantes de los vecinos, plataformas ciudadanas, empresarios y otros políticos de peso como la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y el secretario de Infraestructuras y Movilidad de la Generalitat, Ricard Font. En los dos actos la alcaldesa ha explicado que “se trata de una iniciativa conjunta de los tres ayuntamientos que pone de manifiesto que la red de Cercanías es una infraestructura del siglo XIX y nosotros queremos una del siglo XXI”.

Entonces he recordado la manifestación organizada por la asamblea No més blocs-Salvem L’Hospitalet que se ha celebrado este sábado en L’Hospitalet para pedir, entre otras cosas, la paralización del Plan Director Urbanístico de la Gran Vía y la puesta en marcha de “un proceso participativo donde las vecinas y vecinos podamos decidir, conociendo toda la información que el Ayuntamiento ha de facilitar de forma clara e inteligible”. El Llobregat ha podido averiguar que el PDU ha sufrido modificaciones “sustanciales” y que, por eso mismo, “antes del verano” volverá a ser aprobado de modo provisional, esto es, volverá a someterse a exposición pública y a un nuevo periodo de alegaciones. Este hecho supone, en cierto modo, reconocer que el primero no estaba bien diseñado, pero no invalida las aspiraciones de participación de los vecinos. Por eso empiezo a pensar que también hemos de aprender a pasar de una política del siglo XIX a una del siglo XXI.

Explicar y redistribuir versus co-crear y colaborar

En el escaso tiempo que llevo escribiendo estas crónicas, me he percatado de que el equipo de gobierno se reúne con los vecinos más para explicarles sus proyectos que para co-crearlos con ellos. Un ejemplo de esta misma semana ha sido la presentación del proyecto de la manzana donde está ubicada la antigua fábrica de cerámica Cosme Toda. El título del comunicado institucional lo dice todo: “La alcaldesa presenta a los vecinos el proyecto de la isla Cosme Toda”. Y el contenido revela que ya hay mucho decidido y que, lo que queda por concretar, se halla en manos del equipo de gobierno.

Algo más interesante fue la Conversa organizada por el Centre d’Estudis, que en esta ocasión contó con la presencia del responsable de la Oficina del Distrito Cultural desde 2015, Albert Mercadé. El técnico habló poco y escuchó más, aunque muchos de los asistentes manifestaron su desconfianza hacia lo que el modelo podía aportar realmente a los vecinos. Algunos incluso negaron la existencia de un Distrito Cultural más allá de las palabras. Mercadé explicó que ya se está trabajando con escuelas y que se hallan abiertos a todas las entidades, pero hizo referencia a un término que últimamente me está dando mucho qué pensar. Habló, literalmente, de “redistribuir el saber” y dejó muy claro que el inspirador del DC había sido el filósofo Josep Ramoneda.

Todo esto me parece medio-normal en la política del siglo XIX, cuando la mayoría de la población española era analfabeta y los que sabían más podían tomar mejores decisiones. Y digo medio-normal porque yo creo firmemente en el sentido común y que, si se explican las cosas de manera “clara e inteligible”, todo el mundo puede tomar buenas decisiones. Ahora bien, que en pleno siglo XXI se sigan tomando decisiones sin escuchar a los ciudadanos, entre los que se incluye la generación más formada de nuestra historia, y con los medios tecnológicos que existen a nuestra disposición, pues me da qué pensar.

Es más, y creo ya lo he comentado alguna vez, percibo una escisión entre los temas blandos y los temas duros (donde hay poco y mucho dinero en juego, ejem). Sólo así se explica que la alcaldesa pronuncie unas palabras ante el Consell de Nois i Noies de L’H que escatima a sus vecinos cuando se trata de grandes proyectos: “He estado tomando algunas notas de vuestras exposiciones y hay propuestas que me han parecido muy interesantes y que serán recogidas, en la medida de lo posible. Como ya sabéis, el Ayuntamiento siempre tiene en cuenta las propuestas que surgen del trabajo del Consell”.

Si no hay nada que ocultar, no hay nada que temer. Por eso creo que tienen mucho sentido las demandas que ha realizado el Espai de Ciutadania de la ciudad durante un acto con representantes políticos, donde queda patente la “defensa de la democracia, la transparencia, el diálogo y el acuerdo como el mejor instrumento para una política y una convivencia armónicas”. Y creo que no me extralimito si pido a nuestros representantes que inicien una campaña colaborativa que continúe después de la campaña electoral. Parafraseando el lema con que la Oficina Municipal de Información al Consumidor quiere concienciarnos del consumo colaborativo este mes de junio: “Tuyo, mío, nuestro: un nuevo modelo de política”.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (3)    No(1)

+
0 comentarios